La ofensiva final (fragmento capítulo 1 de novela “Operación baby”).

 

La ofensiva final

Capítulo 1 de “Operación baby” (novela)

Por Luisfelipe Minhero

El martes 10, recién pasado se cumplieron 42 AÑOS de la heroica aunque temeraria aventura bélica, nombrada de boca en boca y de panfleto en panfleto como “Ofensiva Final”. Ya el amanecer de ese 10 de enero de 1981, la anunciaba inevitable. Sin embargo, nubarrones de oscuros presagios, como el hecho de la falta casi absoluta de experiencia orgánica de una federación de 5 cuerpos “político-militares” medio armados tan dotados de abundantes y dispersas ideologías, sí adornada de perceptibles y abundantes incomprensiones mutuas e intentos hegemónicos de cada una contra las otras. D ahí que un problema en esencia político, como iniciar una guerra revolucionaria más allá de la guerra de guerrillas, lo redujeran a pinche problema técnico de cantidad de armamento.

Es de abundante conocimiento público que en mi “Operación baby”, el primer capítulo titulado “La ofensiva final” recoge los hechos, todavía tibios de tal temeraria aventura no obstante bastante heroica, que a la Historia criolla ha pasado como la “1ª Ofensiva Final”.

Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero

Blog: luisfelipeminhero.blogspot.com

 

Carátula de las ediciones en papel y digital.

Foto y diseño: Guillo Martillhoz.

 

La ofensiva final

Fragmento del capítulo 1 de “Operación baby”

Luisfelipe Minhero

18 enero 1995 – 4 mayo 1996.

De barato, cuando menos desde hace unos dieciocho meses, despacio y sin pausar se viene rellenando, ella dice que de hermosuras tangenciales a su proceso de proletarización científica. En realidad se infla con gorduras inapropiadas e inoportunas en cualquier esforzado proletario trabajador. Alega no tener explicación con la causa de tales preciosuras pero las justifica diciendo que son de nuevo tipo y de especial encanto para los obreros. ¿Serán?, difícil a mi modesto entender que tales gorduras sean nuevo motivo de embeleso para la clase obrera en este país(ito) de hambres ancestrales, en particular para los trabajadores de la construcción -mayoritario segmento del exiguo proletariado salvadoreño- y más en especial para los maishtros de obra, la aristocracia del sector y con más ingresos económicos con que acceder a más ingresos calóricos precedentes a la equiparación de hermosuras adiposas con la Venus oronda y viva de Cuscatlán. Aunque se le resolviesen como divinas gorduras renacentistas, le serán impropias e inconvenientes a su excelsa condición de joven y sacrificada guerrillera urbana. Dice que no descifra el por qué de tan voluminoso aumento en sus masas populares, también muy apetecidas entre los proletarios choferes de los buses de las rutas urbanas, con los que el reaccionario sector empresarial del transporte traslada a la incipiente clase obrera por la capital. Según su decir, adicionales arrobamientos le manifiestan los choferes de las rutas 5, 7 y 29 que le silban al pasar y no le cobran pasaje.

Ella muy autocrítica, por supuesto del diente al labio, acepta en las reuniones de la célula que sin duda le estorbarán y causarán problemas de movilización y más a propósito de eventual complicada retirada luego de fallido recupere de alguna pistolita “Astra” calibre 22 a un sereno que saliera respondón y poco obediente y nada convencido de su calidad de guerrillera urbana.

No tardó en aparecer el esplendor de la verdad cuando se dio el caso de la guinda apremiada, esperada y temida por mucho tiempo, a fin de esquivar la confrontación con una patrulla de la cuilia aparecida de súbito muy cerca de la escena del recupere y las nuevas adiposidades le hicieron muy engorrosa la retirada. Línea de combate en la etapa inicial de sobrevivencia guerrillera era evitar, sin rehuir, el combate directo con la cuilia.

El verso que ella siempre canta es que muchas veces ni tiempo para almorzar tiene y que la cena de plano ya se la quitó en solidaridad con el mítico proletariado de la campiña salvadoreña. ¡Resistente la costra de la ideología burguesa que ella intenta desechar por la causa proletaria! Para evitar especulaciones confusas sobre el origen de su más reciente gordura, casuística y enfática, pregona que por ahora ni marido tiene. "Desde que cayó mi compa ni bromeando he vuelto a pensar en aquello, allá ustedes si lo creen". Explicaciones gratuitas y vanas que ni la Madre Chepita, tan basta de humanidad, toma en serio y esto que la Madre Chepita, por amor a Dios y al prójimo reside y trabaja en El Despertar y colabora con la Revolución que se intenta aquí, en este país(ito) reciente sede del frívolo “Miss Universo” con el que ganó un asombro más a sus góticos contrastes.

¿Puede un marxista-leninista como yo, amar a una monjita como las de El Despertar... pero amar tan de verdad al grado de procrear? Me parece que sí.

Sospecho que la Gorda no es la ácida asceta proletaria que pregona ser. ¡Cómo no va a engordar si desde que se levanta se dedica a tragar! ¿Cómo se hartará esta puta? se preguntaría el destacado general de la guardia nacional ejerciendo su laberíntica y fascista deformación castrense, antes de ordenar a sus guachimanes en plan de esbirros, sacarle a pura verga una “válida” confesión extrajudicial en la intimidad de clásico salón de torturas, bien en el cuartel de la policía de hacienda o bien en el palacio oscuro de la policía nacional.

Nomás para darse la idea de los atracones diarios de la Gorda, expongo someramente su diario y típico desayunar: platanitos fritos, frijoles volteados, queso y crema, tamales de azúcar y sal, huevos estrellados con chirmol, cemita alta bien mieluda, leche con café Listo instantáneo. ¡Todo esto sólo para el arranque antes del diario deambular por el mundo peliagudo y cruel de la ciudad capital y sus alrededores proletarios! Por avatares imprevistos que se puedan presentar, en el camino de la casa a la parada del bus, compra algo de comida chatarra como churritos, maní salado, papas colochas, tor-trix y bolis de piña. Alega que es su estratégica reserva, por si no le quedara tiempo de almorzar.

Ya subida al diario batallar guerrillero, al paso por la plaza Hula-Hula, no perdona unos dos jot dog con una gaseosa uva tropical, dice que así se chequea sin llamar la atención. Si le sale al paso una vendedora de “mango tuis” no se negará a la oportunidad. Con la coba de despistar al enemigo cuando anda ahí por el parque de la Centro América, pues atalaya al sorbetero de carretón y le cae a un sorbete doble con jalea de fresa. Ahí la justifico porque son los mejores sorbetes del mundo. A la pasada por San Miguelito se mete al mercado en busca de buñuelos, nuégados y chilate; nuégados y buñuelos bañados con miel de dulce de panela que le endulzarían la vida al amargado obispo de San Vicente.

A esas horas -con lo que ella ha tragado- el día me honraría con hiperácidas agruras vaticinantes de males mayores y tendría que vomitar.

Pero antes de los nuégados y buñuelos, con cualquier paja ya fue a Mejicanos para entrarle a su porción habitual de yuca frita con chicharrones o pepescas sobre un lecho de carminativo curtido de repollo, zanahoria, chile picante y coliflor. Ya para terminar el día, bien en Santa Tecla o bien en los escarpados Planes de Renderos, por lo bajo le hace el tercio a unas pupusas revueltas acompañadas de humeante chocolate cuya fragancia pregona su afrodisíaca esencia garantía flagrante de éxito en lances de amor.

Si la hora del crepúsculo la coge por Santa Anita pues los panes con chumpe con algo de beber como un fresco de ensalada, la salvan de la inanición y le evitan llegar a la formalidad de cenar.

Esta rutina alimenticia sólo la cambia cuando va al interior. Por ejemplo si va al oriente, digamos a San Miguel, a orientar nuevos reclutes con las novedosas formas de lucha y formas de organización revolucionarias, ahí nomás en Cojutepeque se pasa atracando y aprovisionando de salchichones y butifarras de los que desde antaño gozan de fama nacional. Al llegar al desvío de San Vicente una buena sarta de carnitas de tunco con tortillas de arroz o riguas recién sacadas del comal son su deleite espiritual. En esa encrucijada su glotonería la hace flaquear y rompiendo las medidas de seguridad entra a su natal San Vicente por arroz negro con salpicón o sopa de frijoles con carne de tunco y pone en peligro a toda la incipiente organización guerrillera.

Los tamales ticucos, preñados de chiltomates, ejotes y chacalines en salsa, la hicieron delirar y justificar incursiones a Nahuizalco con el cuento de reiniciar la insurrección ancestral de las indígenas masas populares, cuyo último intento –fallido- ocurrió en enero del año 1932.

En Santa Rosa de Lima, los enredos de queso le enredan los pasos y el discernir pero le resultan sólido aliciente ideológico con que enfrentar imprevista adversidad. Los totopostes, en varios pueblitos de La Unión, le resultan un aliciente adicional.

La sopa de patas de Lourdes Colón, las vicentinas tortitas de camote, la conserva de semillas de marañón de Zacatecoluca, el queso duro-viejo de La Puebla; son algunas referencias que guían sus puntos cardinales en su peregrino vivir para comer. Sí que es folclórica y hasta vernácula en el comer. ¡Oh la Gorda, qué cosas tiene la Gorda! Formalmente no almuerza ni cena. Es un sólo tiempo que hace sin parar de seguro pensando en los muertos de hambre del país(ito). Por supuesto que tales extraños caminos de la revolución social la están convirtiendo en toda una gurmet de la cocina criolla. Aunque en estos tiempos de cierta efervescencia en las luchas obreras es tan peligrosamente llamativa por su rotundez y además, la cocina criolla no es el esfuerzo principal por muy popular que sea. Los cachetes sin caché y las nalgas sin corsé ya no le caben en el universo sensorial de la conspiración política en la principiante guerrilla urbana. Todo lo llena con su desenfrenada figura, puede que sea artística y monumental para Fernando Botero, pero en la guerrilla es inapropiada y estorbosa para conspirar y organizar y guerrear. Es una masa de panículos adiposos que no encandilan a las masas populares. Indetenible va adquiriendo el “mal del tordo”: patas flacas culo gordo.

Hasta ahí, todas las disquisiciones culinarias de la Gorda las oía y nada más las plantaba en mi interior. Bien nais navegaba evitando salientes de su orografía corporal y todo devenía en puro amor y paz. Sin clavos. “Últimamente estás bien bromisto, compa” me decía con una sonrisota lunar capaz de eclipsar al sol. El vereque tipo guerra fría entre ella y yo, pienso se originó cuando incauto e inocencio la empecé a casaquear para que bajara de peso. ¿Y para qué si no me la pedía el corvo, o sea que no me la demandaba el deseo? Es decir me valía chonga su opulenta gordura. Y se creyó que todo ese casaquear era porque yo me la quería trincar y por mi madre juro que no. El acabose fue cuando yo muy tranquáis le digo: "yo a vos te amo como hermana y te quiero como compañera de lucha, o sea que no es por aquello que te digo que bajés de peso". Fue allí que se calentó el conflicto al grado de ebullición y me respondió con una animosidad poco marxista-leninista y desde entonces la inquina no ha parado. De la recíproca y aparente fraternidad no queda casi nada, apenas flotan restos en el “Mar de los Talegazos”. Las dificultades y los peligros compartidos en los comienzos son telarañas para el rencor. Y me valdría madre esa diligente dedicación represiva de la Gorda contra mí. Pero por cuestiones sustentadas en la ideología del proletariado no carente de política sexual, mis convicciones respecto a la gordura desde mucho antes eran y siguen siendo ina-mo-vi-bles.

Independiente de la confrontación personal entre ambos, yo empecé a descubrir situaciones y hechos con rasgos alarmantes y relacionados a manejos raros de la Gorda en los que percibía algunas movidas turbias en las finanzas, ya no tan magras de la organización a partir de la “Operación Héroes”. Ella se eludía con la aplicación de correctivos para enmendar malandanzas de nuevo tipo moral pretendiendo estar sentando precedentes disciplinarios dedicados a los pocos confiables burgueses como yo. Oportuno es mencionar que dado los azares vitales de la clandestinidad, la organización estaba convertida en millonaria arca abierta para el peculado de justos e injustos.

Los turbios manejos, dado el rescoldo amistoso del ayer, se los comenté en privado y en voz bien bajita con la esperanza que me daría una somera y satisfactoria explicación. Para qué quiso más. Se le espesó y atrabanco el rencor y empezó con chinitas indirectas y chanzas directas a modo de simbólicas y no tan simbólicas señales y amenazas.

Algunos de esos simbolismos los insinuó el 2 de noviembre, mero día de los fieles difuntos. Allá yo si captaba algo más del significado explícito de la candente amenaza verbal, por lo demás clara declaración de guerra. De entonces para acá ha sido una permanente ofensiva panfletaria, incluso con escritos anónimos como acarreados por el viento del norte. Quería decirme algo sin decirlo y con bastante impunidad. El contexto de tales recordaciones mortuorias me dejaba bien entendible las criptográficas señales. Parapetada en su nivel orgánico, ocultó el enfermizo rencor y distrajo la atención de la dirección nacional con un diversionismo organizativo político diletante dirigido contra mí. La Gorda llegó a plantear que si yo llegaba a la reunión, esa que el Tatarato se vio obligado a convocar con el pendejo mote de “ampliado de dirección”, ella inmediatamente daría la vuelta y se retiraría. Yo, en mi papel de caballero proletario, sigo pensando que la Gorda actuó así por el supuesto desaire de amor que le hice. Yo no computaba que su gran temor era que sus movidas pecuniarias fueran reveladas en el tal “ampliado de dirección”.

El compañero Chiquitón, asistente al mencionado “ampliado”, me confió que había perdido la única posibilidad de denunciar a la Gorda y salir con vida. Ya superado el temor de ser descubierta, la Gorda con tozuda insistencia pidió mi degradación y traslado a cualquier lugar lejos de la capital. Comprendí que sus intenciones eran que en Santa Ana me quebraran el nance. Ni un pinche cortaúñas ni una pieza de mesón donde pasar la noche me procuró la Gorda con la estructura orgánica santaneca. Llegado el momento, fingiéndose Magdalena, la Gorda anunciaría mi “heroica caída en combate” y callaría para siempre todo lo demás. Gorda y oronda cerraría el caso.

Así las cosas, para cumplir la arbitraria orden, me vi obligado a pedir tres meses de licencia sin goce de sueldo en mi trabajo legal con el que cubría mis necesidades personales y apuntalaba las de mi casa. En ese entonces todavía laburaba para una Fundación de las “Catorce Familias” dueñas del país(ito). Por dicha en la Fundación ya había hablado de una nebulosa posibilidad de una corta beca o pasantía en el exterior y no fueron renuentes ni inquisitivos, claro en consideración que estaba recomendado por un funcionario de la CEPAL y sólo había adquirido el compromiso de laborar un máximo de cuarenta horas al mes y sin horario fijo. Pasaba casi como macho sin dueño y esas cuarenta horas las podía cumplir en una semana del calendario gregoriano y regresar hasta el siguiente mes. Ni el KGB me podría haber fabricado mejor pantalla con tan buenos manto y leyenda. ¿Cómo putas iba a despertar sospechas en la ciudadanía y a la cuilia? El imaginario policial considera imposible que un marxista subversivo, un comunista radical, un revolucionario profesional, un incipiente guerrillero urbano, un agitador avispado, trabajase y con algunas prerrogativas en una Fundación de las “Catorce Familias” dueñas del país(ito).

Bueno, la cosa es que ya en Santa Ana, al término del primer día e inmediatamente después de la reunión de presentación de credenciales al mando zonal a la que me llevó la Gorda, para salir de la casi total indefensión en que me encontraba lo primero que hice fue buscar a mi chero del alma Tono Peñate. Se me había ido el nudo del culo hasta la manzana de la discordia cuando me enteré que la reunión había sido en la casa de la hermana del Negro Mario, la endamada con el subdirector de la cuilia local. Del hijueputa cuilio subdirector supe que se ufanaba de siete damas, además de la hermana del Negro Mario. ¿Para qué más sospechas y temores? Era riegue en el vecindario que la casa la ocupaba un escuadrón de la muerte, tanto que dos semanas después fue ametrallada por supuesta gente del ERP. Desde la aciaga reunión yo no había vuelto al malhadado lugar, porque bastaron cinco minutos de conversación con Tono para resolver necesidades de casas, comidas y movilización. ¿Qué más podía pedir a fin de volatizar las fúnebres esperanzas de la Gorda?

Ella de muy encachimbada magdalena, me exige las direcciones y los teléfonos de mis colaboradores en la ciudad. Enfadado y con las palabras tiradas en tropel le respondo: “mirame la seña y no jodás, te acepto todas tus mierdas menos que pensés que soy pendejo, cómo imaginás que voy a acceder a tan tonta pretensión tuya, ¡por la grandísima puta, cara de qué me has visto! ¿no furulás que el simple hecho que vos y el Negro Mario ignoren mis metederos y mis conectes es mi mínima garantía de seguridad aquí y tu hostilidad no pasará de intenciones? Debo minimizar la posibilidad que la cuilia me coja y menos parado o cagando, aumentar mi certidumbre de seguir vivito y culiando, ¿me entendiste? y si no pues es tu clavo y me vale once mil veces verga”.

La onda es que; además de los sentimientos y actitudes de animadversión, de ojeriza y de mala voluntad existentes desde hace ratos que se fueron desarrollando en recíproca dirección no sé desde cuándo y por qué; la desconfianza mutua era evidente y en mí al poco tiempo empezó a tener fundamentos objetivos. Extrañamente a la mayoría de conectes que se tenían con la gente del Negro M...ierda, ocurría que la cuilia (cuando aparecían uniformados) o los escuadrones de la muerte (cuando llegaban de civil) se instalaban anticipadamente ocultos en el lugar del conecte. Se emboscaban pues. En tan fatídico trance, obvia y decididamente sin vacilación era de armar una abundante y ruidosa balacera y a pijazos limpios y sin parapetos y entre relámpagos de victoria salir en guinda.

Pasado el trago amargo de la emboscada enemiga eran de rigor los comentarios y análisis casuísticos en el colectivo a mi cargo. El desánimo se disolvía libando varias amargas bien frías con granitos de sal y gotas de limón. Despacio desaparecía el susto y se avanzaba a una clara conclusión. Conclusión que llevó a plantarme el firme propósito de cortar por lo sano el descontrol del cada vez más claro infiltre enemigo y a diligenciar salir del error de estar en la “Ciudad Morena”, así le dicen los locutores deportivos a la ciudad de Santa Ana y hasta hoy no sé por qué putas. Iniciado lo primero, decidido a todo me aplomé de nuevo en Santa Tecla con intermitentes visitas a Santa Ana. De esa manera volví a disfrutar casi a diario el crecimiento de mis hijos y regresé a mi chamba legal en la Fundación.

En tanto preparaba la exposición de mis argumentos al Tatarato y después al pleno de la dirección. Tal vez no me sancionaban con el fusilamiento, aunque el correctivo templario-cartujo inherente a mi desplante por nada del cielo y de la tierra me lo iba a quitar.

Ya en el Gran San Salvador, en el que los urbanistas gubernamentales incluyen a Santa Tecla, por intermedio de Santiago y del Chiquitón me fui enterando de un existente y creciente malestar al interior de la organización guerrillera pese a su abundancia de medios por su condición de millonaria en dólare$ imperiali$ta$ obtenidos a sangre y sudor sin llantos. Malestar que se vino agrandando con la acelerada e imprevista convocatoria al “ampliado de dirección” que fue considerado un pretexto burdo y bajero del Tatarato para eludir la convocatoria y realización del Consejo Nacional de Delegados. El malestar político interno era ampliado por los recientes desatinos estratégicos y los desvergues tácticos de la Dirección Nacional. Desatinos y desvergues, ya muchos para ser ignorados. Para muestra recuerdo algunos: el descalabro de la ignorada Batalla de Acajutla, la plancha con los chilenos del MIR que vinieron a dar escuelas militares, la retirada de la DRU, el apagón nacional ejecutado por STECEL, la prepotencia y la miseria humana de los cuatro de la Dirección Nacional, la pésima administración del pisto recaudado con los impuestos de guerra, la desaparición de la avioneta bimotor, con experimentado piloto y “notables” viajeros, cuando volaba sobre un mar del sur sereno y tranquilo frente a Nicaragua.

Esos y otros desvergues más no tan notorios, se han venido acumulando y creando contradicciones para provocar un aluvión de conspiraciones internas.

Es pobre ilusión del Tatarato creer en milagros y esperar que en poco tiempo las contradicciones se concilien y de callada manera todos los problemas internos se solucionen.

Así la Gorda, con toda desfachatez tuvo la ocurrencia de plantear su condición única para participar en el ya convocado “ampliado de dirección”: que yo ni me atreviera rondar a menos de tres leguas a la redonda del lugar de la reunión y sus airadas peticiones insistieron con gorda terquedad. “Redonda mi verga que jamás entrará en su redondo culote y vaticino que no sólo peso va a perder la maje”, tal pensamiento lo enmarqué con elocuente sonrisa al escuchar la confidencia del compa Chiquitón hacia mí que finalizo con solidaria frase de “No te preocupés compa que yo te ayudo a resolver tus vereques con la Gorda”.

Debo admitir que el Tatarato se salió por lo pronto con la suya. Apuntaló la convocatoria sobre el tango que el recién fundado “Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional” decidió, en nuestra ausencia unitaria, lanzar la ofensiva final entre noviembre y enero. Salidos de la recién disuelta Dirección Revolucionaria Unificada (DRU) se pasó a constituir el FMLN, la RN quedó silbando en la loma viendo pasar el tren y por lo mismo fuera de la revolucionaria jugada unitaria.

El 2 de octubre de 1980 dejó de llover y se empezó a configurar una agradable canícula mas los azacuanes que presagian la inminencia de la estación seca, no se hicieron presentes y el 18 de octubre volvió la lluvia y con más intensidad. El interín que estableció la canícula estableció mejores condiciones y justo el 10 -a mediados del fenómeno meteorológico- fue fundado -por tres organizaciones- el Frente Farabundo Martí para la liberación Nacional (FMLN). Muy avivado el Tatarato dijo: “no nos queda más remedio que aceptar lo decidido por las FPL, el PC y también el ERP respecto a la Ofensiva Final, así que hasta antes de enero nada de Consejo, más bien les aconsejo que no distraigamos esfuerzos en pleitos intestinos, ya habrá tiempo a finales de febrero después del triunfo y a lo mejor entonces los agravios estén proletarizados y hasta olvidados”.

La preparación de la ofensiva final jalaba tan fuerte que todos cedimos, no sin consideraciones como que si de aquí en cinco meses, que se cumplirían a finales de marzo, no se lanzaba, pues no habría ningún pretexto válido y se tendría que convocar sin dilaciones al Tercer Consejo Nacional de Delegados. En el ambiente pre-ofensivo quedaba oculto y bien escamoteado el deseo de desquite y voladuras de cabezas y actos políticos similares de sano juicio proletario y de saludable justicia revolucionaria. En tanto el Tatarato se preparaba para instalarse en la Managua sandináis tal cual, dijo en el “ampliado”, hubo ordenado el Frente a cada dirección nacional de las cinco organizaciones constituyentes del recién fundado FMLN. “Por lo menos cada Secretario General/Comandante en Jefe y por supuesto su comitiva de apoyo debe instalarse en Managua”.

Dicho y hecho. Las metáforas pasaron a órdenes militares y en dos meses llegó el día de iniciar la ofensiva final. Las horas de la víspera se fueron sintiendo con un moroso y lento transcurrir propio de la subjetividad humana cuando se intuye la proximidad de una catástrofe. Diferencias en el humano percibir de los tiempos que envuelven a las almas y revuelven el entendimiento. El tiempo cronológico siempre igual: días de veinticuatro horas, horas de sesenta minutos, minutos de sesenta segundos. El tiempo psicológico alargado por los minutos y las horas en trepidante espera. El tiempo político imposible de determinar pero desfasándose más de la efervescencia combativa de las masas obreras, en declive por la represión desatada por la dictadura militar en escalada fascista. Algo no lograba cuajar en los planes. Así fueron las horas y los días previos al inicio de la ofensiva final.

Con esa mezcolanza de tiempos incidiendo en mi ser, trataré de croniquear mis implicaciones en la ofensiva final. Con tales implicaciones pesando en mi alma, llegaría a los hechos que me ataron a la gran aventura tica, aventura que cambiaría todo mi ser.

 

ENERO 1981, DÍA SÁBADO 10. ¡¡¡Por fin!!!.

0600 horas: termino mis diarios aeróbicos, un elegante chicharrón por lo demás extenuante; luego me baño y enseguida procedo a darme una suculenta y proteica comida que bien puede ser mi último desayuno... la mañana despierta algo displicente por lo tarde que sale el sol tropical en estos días... la semana antepasada, a propuesta de Santiago, me dieron dos opciones... una, quedarme como “enlace estratégico” entre la capital y el “puesto de mando” metropolitano, que se instalará en una casa prolijamente acondicionada en las afueras de Apopa... la otra opción es incorporarme al “puesto de mando” como encargado de información e inteligencia militar... cuando me referí a las opciones dije "me dieron", porque así doy una idea más clara de la "ubicuidad" con la que actúa la casi todopoderosa Dirección Nacional, siempre en vigilia, atenta a quien hostigar... esa condescendencia hacia mí en un momento tan crucial, me ha dejado la impresión de que la Dirección se percató que en verdad la Gorda quería joderme... como que flota un airecito de arrepentimiento, perdón y olvido... yo decido, por un eventual sueño de efímera gloria, quedar en el "puesto de mando" participando del inminente primer triunfo nacional de la lucha armada revolucionaria camino al socialismo...

0700 horas: me entera el Chiquitón y no me extraña, que todavía tengo que ir a dejar a Santa Ana a dos oficialitos de academia rusa recién llegados ayer, casi directamente de Moscú, con las teorías militares más novedosas y avanzadas para una guerra en los Balcanes... estos van de asesores del "puesto de mando" occidental... "pues sí, como vos has estado en Santa Ana y conocés a los compas de allá", me dice el Chiquitón queriendo apañar el desorden... "y lo tenés que hacer bien al chile de modo que a las 1715 horas a más tardar estés por la Atlacatl en camino al puesto de mando de la metro"...

0930 horas: el viaje de entrega a Santa Ana lo hice en un poco menos de dos horas, ida y vuelta... de nuevo en San Salvador veo a Marcos, otro bisoño oficial de los recién llegados de la “Madre Patria”, la socialista y soviética... el propósito del también inesperado conecte es entregarle una pistola de las que supuestamente le sobran al "puesto de mando" metropolitano... pero resulta que la única pistola que tengo es la que hace unos siete años me regaló mi hermano, cuando vino de visita de los EUA... accedo a entregarla en calidad de préstamo atenido a que he llevado a la casa del "puesto de mando" en las afueras de Apopa tantos barriles cerrados, imagino con toda clase de armas cortas y largas de infantería y muchísimas municiones y explosivos industriales, que no voy a perecer por la más mínima escasez en el fragor de las batallas que se anhelan... ¡es una súper Colt 45 chivísima!, con cacha cubierta de carey y filigranas de oro y en el punto de mira un rubí... es una Colt de colección bien plantosa en cualquier estado mayor...se la prestaré al bisoño y ojalá no la pierda y me la devuelva al día siguiente del mitin triunfal en la Plaza Libertad...

1100 horas: el Chiquitón me dice que tenemos que llevar un último viaje de barriles de una bodega en La Rábida al "puesto de mando" metropolitano... ¡por la puta otra improvisación casi jazzística y después se preguntan por qué jodo tanto!... pero la hora es propicia dado el mayor volumen de tráfico en la Troncal del Norte, que casi llega a trabazón vehicular y que distrae la atención de la cuilia desde la colonia Atlacatl en delante... el viaje se hace sin ningún clavo pese al nerviosismo de nuevo tipo que se asienta en la médula espinal...

1430 horas: debo a mi suerte la gratitud eterna a lo inesperado de un regreso a casa encubierto en el procedimiento urgente e inopinado de guardar el vehículo que utilicé en la improvisación jazzística de hace un rato, siendo propiedad de un colaborador de confianza y leal sabrá esperar la devolución cuando noticias de mis andanzas lleguen a casa y yo mismo regrese triunfante o derrotado... sin embargo ahorita se me empañan dicha y felicidad porque los cipotes no han vuelto del colegio... en casa sigue todo con la normalidad de todos los días... ojalá regresen pronto los cipotes y los pueda ver antes de volver a salir, a lo peor para nunca regresar... de repente caigo en la cuenta que estoy solo con mi mujer y que el hambre se me ha ido y la taquicardia con que amanecí es más intensa... sin hambre de comida la libido se me alborota...

1433 horas: por la espalda de ella me aproximo al sexo contrario... ¡bendito sexo complementario!... le doy un beso lambisqueado en la nuca con el que impulso más el deseo... estigmatizo el inicio donde la lengua empieza el trepidante y trémulo camino... no obstante ambos intuimos una despedida... con cálida habilidad voy desabrochando los bluyines... meto mano donde se enredan los más agudos suspiros y los gemidos más urgentes... mis dedos empiezan a percibir la ardorosas humedades... mi columna de llamas etéreas prende el fuego e incendia el bosque de seculares matas capilares entre las colinas de glúteos territorios... desde ese instante, ella y yo, afanosos nos buscamos con la intensidad apremiante de saber y querer ignorar que este acto íntimo puede ser el último entre los dos... el fin en la ejecución de la novena... la conclusión de la sinfonía... más pronto de lo esperado y deseado en estos instantes, el alborozo se derrama reiterando la primera noche del tálamo nupcial al momento de la ruptura del himen como constancia de la seducción... fijando los sudores de un cuerpo a otro, enajenados llegamos a la sacudida total de cada una de las auras... accedemos al gusto que deleita a todos los poros y provoca la felicidad eterna del instante... una y otra vez entro a la médula del placer derramando vitales líquidos... se agota la infinita brevedad de los tiempos de que disponemos... todavía en llamas, sin haber conseguido sofocar las pasiones, nos vestimos apresurados... a modo de conjuro que asegure un pronto regreso, algo dejamos pendiente... es un acto de beatífica sodomía que ambos gozaremos en el reencuentro...

1657 horas: dentro de cinco minutos debo pasar por el Chiquitón que sentado muy chiquitonamente en las gradas del atrio de la Iglesia Don Rúa estará esperándome, no a la sombra de cerezos en flor, sino del acicular campanario del templo... no sé por qué me acuerdo de Amanda caminando sobre calles mojadas de esperanza... quizás porque muchos no volverán...

1731 horas: el Chiquitón y yo llegamos con un minuto de retraso a la casa, que supongo prolijamente acondicionada, donde se instalará el "puesto de mando" metropolitano a dirigir la parte de la ofensiva final que le corresponde y eso incluye el accionar en la misma capital... los dos habíamos sido programados en llegar de último... ahorita quedan justos veintinueve minutos para que se inicie dicha ofensiva final y pienso que hay tiempo para un café y de ser posible algo más como unas dos pupusas o un pedazo de cemita...

1732 horas: lo de prolijo acondicionamiento nomás al entrar queda superado y no precisamente con mesura... totalmente apantallado y luceado admiro la casa ahora convertida en casa-cuartel... la tienda que sirve de pantalla parece un surtido mini súper de la burguesa colonia Escalón, hecho por lo demás un tanto llamativo en el entorno de pobreza refinada donde está emplazada... un cuarto, en el que asumo se instalarán los de comunicaciones, adquiere la luminiscente penumbra vaga de cabina de jet a punto de alzar subrepticio vuelo nocturno a causa de las titilantes luces provenientes en su mayoría de diodos emisores de luz en woki-tokis, escáneres, radios con todas las bandas habidas del espectro radial y otros ingenios electrónicos por mí desconocidos... en otro cuarto (iluminado con circunspectas luces fluorescentes, hay dispuestos en mesas y colgados a las paredes todos los mapas, croquis y planos del país(ito), publicados desde 1967 a la fecha, como para que ninguna chinita se pierda) permanece tieso de solemnidad y temor un nuevo oficial de los recién venidos de la Rusia Soviética y que fue asignado por la ubicua dirección nacional como asesor militar del mando metropolitano...

1743 horas: paso a otro cuarto y ahí el Chiquitón se acerca a decirme muy en baja voz: "aquí estará el estado mayor zonal es decir nosotros, el mero mando metropolitano"... esta estancia asignada al mando luce iluminada con los focos concisos de las lámparas que los dibujantes arquitectónicos usan y la penumbra en el lugar contrae un ambiente de vaporosa y subversiva y risueña y azulina inquietud con mínimas premoniciones castrenses... entre sorprendido y por la gran puta qué es esto, descubro docenas de casetes originales con música de Beethoven, Frescobaldi, Scarlatti, Bach, Mozart, Telemann, Vivaldi, Haydn que nos incitan a los hombres recorrer todas las escalas tonales de las pasiones divinas y a crear... me llama la atención que varios son grabaciones de Jean Paul Rampal... ¡aaah, esa era la onda del Chiquitón cuando me convocaba a charlar sobre música barroca y jazz!... en otros estantes, libros en lujosas ediciones contienen la magia y la felicidad descubiertas por Balzac, Borges, Cervantes, Proust, Cortázar, Quevedo, Salarrué, Durrell y Carpentier... y tengo la sensación que al parecer del Chiquitón esta ofensiva militar será una kermés de un par de días y mi interior es invadido por un idealista optimismo... en todo caso, agua y comida se tienen mínimo para un mes de bélico trajín o de artística bacanal...

1800 horas: ya debían oírse nutridos disparos y frecuentes explosiones como indicios iniciáticos del curso público de la ofensiva final... por los woki-tokis no se recibe comunicación alguna... la tensión del quieto esperar crece... en los escáneres no se oye nada del enemigo que comunique que algo significativo esté rompiendo la quietud de los últimos cincuenta años de dictaduras sombreadas o no...

1817 horas: ya están más que declaradas las oscuridades de la noche sin luna y con cielo despejado que hacen posible ver que las estrellas titilan a lo lejos e inspiran escribir los versos más tristes de una canción desesperada, pero yo espero impaciente empezar mi trabajo de análisis de la información que vaya entrando por los artilugios de comunicación del mando... por supuesto el silencio es información vital que analizar o más bien descifrar... no se escucha que algo esté ocurriendo...

1820 horas: por fin se diluye el untuoso silencio que amilana el vitalismo del momento... a lo lejos se oyen desperdigadas ráfagas de fusil que se ubican en el centro de Apopa allá por el mercado... una que otra explosión difícil de ubicar por la lejanía... iluso pienso que en un par de horas o a lo sumo al amanecer, la capital del país(ito) estará resueltamente tomada por las fuerzas de la Revolución... no debo entusiasmo puesto que considero a la capital un hoyo de mierda capaz de tragarnos el mandato como ocurrió hace un año... uno de los woki-toki comienza a transmitir y la atribulada voz vislumbra un panorama desconsolador... de pronto vuelve el silencio radial... mi angustia y mi ansiedad se mezclan... ya no se sabe más de lo que a lo lejos se escucha...

1840 horas: rompiendo toda previsión, al "puesto de mando" llega Plutarco, quien comanda la fuerza encargada de la toma de Apopa... bastante alborotado y sudoroso y con su cara no sugiere buenas noticias y su voz lo confirma al decir que la guardia nacional con todo y tanquetas ya está entrando a Apopa pues parece que las emboscadas a cargo del PRTC, unas y otras a cargo del ERP no funcionaron, que a su woki-toki de un balazo enemigo perdió la antena y ya no pudo seguir transmitiendo y que considera que de inmediato hay que iniciar la evacuación del "puesto de mando"... o se aculeraron los cuatro gatos del PRTC o el Perico Jovel se los llevó a Managua sin avisar y los del ERP se están desquitando que no los quisimos en la DRU, pienso ya ahuevado y a continuación con voz cascada pido una pistola y un par de granadas y no sé quien me dice que no hay...

1845 horas: escuchado el informe de Plutarco, sin discusión alguna se organiza la guinda...

1847 horas: la cara se me hace nudo –de horror, encachimbamiento, melancolía, disgusto- al saber que el armamento para el "puesto de mando" se reduce a la siguiente dotación: una subametralladora Uzi, un fusil de asalto G-3, dos pistolas subametralladoras MP-5, dos fusiles de asalto Galil y a lo sumo unas siete granadas... ¡y por la gran puta, somos veintiuno en total incluyendo a los compas de seguridad!... por la más simple aritmética, catorce quedaremos casi desarmados y siete sólo con las puras uñas y dientes para darnos verga... el número de desarmados adquiere una cabalística premonición de inminentes desgracias y no porque sean múltiplos exactos de siete los números en juego... sin ánimo de blasfemar me cago en Dios en cualquiera de sus advocaciones si lo que transporté en el vergo de barriles cerrados fueron radios, baterías para radios, lámparas de mesa, un pijazal de libros empastados y casetes de música clásica y sólo unos cuantos fierros entre fusiles, pistolas y granadas... ¡qué cagada la del Chiquitón, que fue el encargado de la logística de pertrechos bélicos para el “puesto de mando”!... de seguro pensó que estaríamos sobrados para dedicar tiempo y oportunidades al deleite espiritual... ¡de plano que se la rifa! y lo menos que se ha ganado es una colgada de huevos...

1854 horas: impartidas las ordenanzas para la ignota marcha que se aguarda, se llama a formación de retirada... antes de despedirse, a Plutarco se le ocurre repartir una docena y media de bombitas de pita hechas por los artesanos pirotécnicos de Paleca y que conjeturo vio -en un estante de la tienda-pantalla del "puesto de mando"- al entrar al lugar... por lo menos con alguna bullita -en tono de pachanga menor- podremos responder a los requerimientos del enemigo...

1859 horas: en un escenario de tragedia y sueños rotos se inicia la guinda... pronto me enteraré de cuan corta o larga, heroica o prosaica, llegará a ser...

2050 horas: casi dos horas subiendo y bajando emociones y laderas desconocidas para mí... ya deberíamos haber encontrado algún pelotón de los de Guazapa o estar justo al pie del cerro y el jefe de seguridad considera un alto en la marcha y evaluar la situación... el lugar resulta desconocido... el cuarto de luna y el brillo fantasmal que emite cercano poblado me permiten descubrir, desde el charral que nos cobija, un terreno lindante a escasos metros de mi atalaya y que me parece una polvorienta cancha de fútbol mascón... veo el terreno baldío como reducción máximamente prosaica de la lechosidad de la Vía Láctea... esa visión me justifica el motivo del alto en el camino... como a tres cuadras más allá de la evidente pelazón vegetal de la supuesta cancha, se ve la nitidez precisa de una fila de potentes focos encendidos que se mueven... sin duda son luces de vehículos en sinuosa marcha... el casi simultáneo ruido que las acompaña me hace deducir que es de camiones en movimiento sobre un camino accidentado... a estas horas y en estas circunstancias y tomando en cuenta el lugar, sospecho que debe ser un convoy militar... pese al desasosiego reinante logro atinar que se trata de siete camiones que no vendrán vacíos... ¡demasiados para el cansancio o la decepción que me embarga e iluso me pregunto si serán amigos o enemigos!... pero nuestra marcha no se detiene... ¡es incontenible!... solo es para esperar el pase por el descampado, que la poca luna me hace seguir viendo como cancha de fútbol mascón de paupérrima barriada de la periferia de la capital, para alcanzar el abrigo del charral próximo y más inmediato... sin que me abandone el azoramiento llegado el momento salgo a la carrera...

2103 horas: han pasado trece minutos de espera para mi turno de atravesar el descampado avizorado desde el charral, esta espera es lo que me da la impresión que detuvimos la marcha... llegado mi turno, me entero por el tacto que hay una cerca de alambre de púas deteniendo el inicio de mi carrera... vista, tacto y oído han sido tocados esta noche por el desaliento y el desengaño, dando tiempo para que emerjan súbitas e inesperadas reacciones... a rastras, como en los preliminares para copular, paso el cerco de alambre de púas... me levanto incólume e inicio la carrera lo más agachado que puedo... no sé cómo, pese al manto oscuro de esta noche, consigo ver aunque silueteados a los que me han precedido en la carrera y que esperan la llegada del último de la fila para continuar a lo desconocido de esta guinda jamás imaginada ni prevista al inicio del anochecer de hoy... el triunfalismo pequeño burgués empieza a quebrarse... mis sorpresas y turbaciones de esta triste noche aumentan cuando distingo entre las lúgubres umbras un tapial de adobe que no augura buenos encuentros...

2106 horas: otros dos se integran a la columna y me susurran la consigna y el número de orden en la marcha para que los role al de adelante hasta que lleguen a los compas de la vanguardia... con estos recién llegados quedan seis del otro lado... de pronto y sin precisar de dónde se inicia una balacera con abundantes ráfagas de fusiles G-3, acompañada de granadazos que explotan alrededor... la balacera tiene el sello característico de la guardia nacional en plan de masacrar... al no poder precisar de dónde viene la balacera la percibo desde todos los puntos cardinales... aplastante me cae la idea que en un solo acto llegó el juicio, condena y ejecución de la ofensiva final... dieciséis minutos habían transcurridos para que quince de la cabizbaja columna gozáramos el brete de pasar a rastras debajo de la alambrada y luego correr agachados por el descampado lunar hasta alcanzar el tapial donde de pronto se contendrían mis sueños... corriendo y brincando a la velocidad de la luz, la refriega nos conminaba volver al endeble refugio del charral inmediato anterior... qué ley dialéctica me daría la explicación a lo vivido este día...

2107 horas: de nuevo en el ambiente del conocido charral, me topo con unos compañeros de angustias existenciales, entre los que está el Chiquitón... es al único que por lo pronto reconozco dada la exuberante figura que ni la oscuridad reinante consigue ocultar y que lo acompaña desde el final de su niñez...

2128 horas: por veintiún minutos, con asombro de eternidad, corremos entre secos charrales sin reparar en las hirientes zarzas hasta que la pérdida del aliento nos obliga descansar unos segundos... ahí reconozco a los compañeros de esta guinda que la motivación inesperada le dio nuevos alientos para continuar... en total somos un grupo de siete desprendidos de la columna de veintiuno que inicio la guinda... es decir catorce andan por allí... vuelve la mágica premonición de los números a decir algo indescifrable...

2129 horas: uno del grupo me parece que porta el G-3 que le quedó al "puesto de mando" y me le pego justo a la zaga como a medio metro... ¡con el G-3 y los “Polvos de la Madre Celestina” que me eché antes de salir a lo mejor logro sobrevivir de este deschongue total!...

2154 horas: hemos corrido y caminado en total silencio lo suficiente para estar seguros que ningún enemigo nos persigue y parece que la confusión del estrepitoso mal encuentro fue superada y el raciocinio vuelve... descansamos para tomar un poco de aire y analizar la situación... es notablemente ignota, concluimos en cuestión de segundos, pero hay que hacerle huevo... somos siete contra el mundo y la esperanza renace... yo asumo la conducción del grupo reducido a ampliada escuadra guerrillera semi-urbana y semi-armada pero con las mejores intenciones de continuar la lucha... lo primero que hago es preguntar quién conoce el punto de reagrupamiento... como nadie lo sabe, además nadie conoce esta zona, decido volver sobre los pasos que nos han traído a este lugar, es decir regresar a donde iniciamos la guinda es decir a la casa-cuartel del puesto de mando metropolitano...

2239 horas: ya volvemos a pisar terreno apenas conocido hace un par de horas y pienso que en unos veintiún minutos debemos descansar y así hacer que la fortaleza de espíritu característica del proletario levante nuevos energías al cuerpo cansado y debilitado de cada uno de los siete y continuar hasta la victoria siempre...

2301 horas: la marcha se detiene y la columna descansa unos catorce minutos...

2315 horas: continuamos la brega... Gerardo, el ingeniero encargado de las comunicaciones del mando, carga con prolijo y evidente esfuerzo el radio transmisor marca no sé qué chingadas modelo 301... un lindo radio adecuado y digno en despacho ministerial o de gran empresario directivo de la ANEP... ¡pero no veo que alguien cargue plúmbica batería de carro que hace funcionar por un par de horas el tal radiote en un trance como en el que estamos pasando!... sin batería el enorme radio se reduce a simple, pesado e inservible amasijo de metal, plástico y vidrio... por dicha un mal paso en la proximidad de un zanjón y el ingeniero se libra de tal pesadumbre... se fue rodando al fondo de la desilusión y recordé que el despistado que compró los radios en Panamá fue el nunca bien ponderado Chele Jaime... nomás lo vea y sin saludo protocolario de por medio le diré: “¡sos un gran cerote Chele! y preparate que vas para el interior y por cordillera y puntos ciegos y no lo considerés sanción sino oportunidad para que adquirás conciencia práctica proletaria y por lo mismo será una inapelable pedagógica medida, al menos conocerás la realidad de los teatros de operaciones en el frente rural”... sé que no le valdrá verga pues quedará bien sicoseado...

2329 horas: el compañero del que pienso porta el G-3, camina al frente de la fila india en proceso de convertir el descalabro en satírico triunfo... ¡qué romanticismo de la puta madre a pesar que la sensación de derrota persiste y hace más lenta y penosa la marcha!... para sellar el optimismo crujiente, bajas –muertos y heridos- ni las imagino... sí imagino que será de mi Vida dentro de veintiún años si resuelvo salir con vida de este trance.

 

DOMINGO 11 DE ENERO DE 1981.

0004 horas: no me percaté que un nuevo día llegó y como anoche me auto-elegí Jefe de la "Cabizbaja pero Heroica Columna", decido detener la marcha para descansar un poco y a lo mejor consigo ordenar mis pensamientos castrenses para vislumbrar la salida del meollo de este hoyo... me quedaré haciendo la posta pues de todos modos no podré dormir...

0300 horas: en unas tres horas amanecerá y todas las gentes de estos alrededores próximos estarán en sus quehaceres habituales, con o sin ofensiva final... ya me siento descansado y dispuesto a continuar hasta el tope...

0602 horas: con el sol apenas mostrando una difusa línea de luz rojiza puedo desde la bucólica estancia en la que nos encontramos, ver el río y calculo que luego de bajar hasta la rivera, en una hora caminando a buen paso estaríamos en la casa donde hubo de instalarse, para la eternidad de la ofensiva, el "puesto de mando"... considero que lo prudente es permanecer el día ocultos al cobijo del charral donde estamos... a eso de la media tarde será el momento de intentar el regreso que tiene muy pero muy poco de triunfal...

0612 horas: a la luz del sol naciente no veo el G-3 que supongo porta el compañero que encabeza la columna... ansioso le formulo la pregunta del millón: “¿dónde tenés el G-3?”... “¿cuál G-3, las únicas armas que desde anoche cargo son este machete y una granada de mano?”, me contesta con bostezos de desencanto... ¡en un pinche machete "Corneta" fabricado en “Acero S.A. de C.V., deposité mis inmediatas expectativas de vida y con ellas nuestra posibilidad de sobrevivir a un eventual reencuentro con el enemigo, lo que es bien probable, dada la abierta declaración de hostilidades decretadas hace unas doce horas... ¡puta qué vergazo al subjetivismo burgués el que recibo y en ayunas!... por algo estuve en vela toda la madrugada!...

0920 horas: una banda pueblerina con instrumentos de viento/metal, redoblante, bombo y platillos se escuchan bien cerca... las notas de la canción me hacen recordar su letra que enfatiza en mi espíritu un intrincado enfado en desarrollo... “♫♫♫dónde estás corazón♪♫ no oigo tu palpitar♫♫♫ ♫♪es tan grande el dolor♪♪♪ ♪♪que no puedo llorar♫♪♫”... con sorna le digo al Chiquitón, “oí, como que el pueblo ha empezado a celebrar la victoria de su vanguardia o sea de nosotros guerrilleros heroicos, de seguro nos están esperando para que nos unamos a la alegría del triunfo, porque no pienso que nos consideren caídos en combate, de todos modos por lo pronto prefiero seguir acá, ya veremos en la tarde si el destino nos embarca en el cortejo de la marcha triunfal hacia la gran San Salvador”...

1600 horas: iniciamos la bajada que nos llevará a la rivera del contaminado río, más que el Danubio y el Ganges juntos, pienso... por la empinada ladera del cerrito cuyo charral nos ocultó van rodando muchos de los sueños y quedando pendientes para cuando las condiciones históricas las construyamos mejor...

1654 horas: llegamos a la mera orilla del chuco río y encontramos un huerto de rábanos anegado con las pestilentes aguas negras... de pronto esos rábanos en perspectiva nos confrontan el hambre de las ya más de veinticinco horas de ayuno con cualquier precaución higiénica y nos vale la perspectiva de irnos en curso y morir por humillante infección intestinal con amibas enemibas, adversarias shigelas y otros mortales bichos microscópicos...

1706 horas: aunque apenas han pasado once minutos de la ingesta de contaminados rábanos sin siquiera una insinuación de malestares gastrointestinales hemos llegado a un escampado tipo micro desierto de Sahara, donde se está jugando uno de los miles de mascones dominicales que los trabajadores utilizan de pretexto para beber y ponerse bien a verga y medio olvidar la enorme y dura realidad del contraste entre el salario mínimo y el costo de la canasta básica familiar... sin duda el deportivo campo no cumple en lo mínimo las exigencias de la FIFA respecto a cancha de fútbol y vale chonga y no le invalida su esencia para jugar muchos de los miles de encuentros de fútbol mascón en el país(ito) que se convierten en el vivo folclor nacional muy a disgusto de los ateneos republicanos...

1707 horas: por inveterada costumbre en cualquier aglomeración humana salvadoreña, por mínima que sea, de la nada aparecen vendedoras con frutas de la estación, yuca y papas fritas, tostadas de plátano, pupusas, gaseosas y cervezas... con la menuda masa convocada por el mascón en disputa no se da la excepción... estando las delicias a disposición de cualquier postor, nadie de la "Cabizbaja pero Heroica Columna" ignorará las evidentes y tangibles tentaciones de beber y comer... la cara de derrota reciente y crucial y el desaliñado aspecto en cada uno de la columna ni los notarán las vendedoras y el dinero en cada bolsillo alcanza para satisfacer las necesidades ya apremiantes... las masas que congrega el fútbol, incluyendo el fútbol mascón, están más allá de las diferencias político-ideológicas y nuestros dineros serán aceptados sin dilación por una especie mercantil de camaradería universal... al comprar me entero que la tal "ofensiva final" nadie de por aquí la sintió... debo pensar optimista que al menos las marchantas no la sintieron... pero en mis adentros conjeturo que la tal "ofensiva final" nomás fue el duro final de una pesada carga emotiva, motivada por un deseo altruista de mejorar las cosas en el país(ito)... ¡algo falló y vaya contradicción que sufro!... por fin descifro lo que Lenin planteó antes de la "Revolución de Octubre": "el 4 muy temprano y el 6 muy tarde, tiene que ser el 5" y por poco los bolcheviques lo cuelgan de los huevos...

1757 horas: callados, cautelosos, cuidadosos y sigilosos en extremo, lo que quiere decir con una discreción y silencio casi absolutos, entramos a la casa que debió ser el "puesto de mando metropolitano", por lo menos hasta agotar lo que ocurriera primero: previsiones o provisiones... las providencias tomadas para entrar no sólo son por el qué dirán en el vecindario...

1800 horas: en la casa que por minutos albergó el "puesto de mando metropolitano" no hay ninguna novedad particular y el reencuentro con la familia que da la pantalla es un tsunami de alegría pese a las cursis circunstancias y expresiones... yo soy yo y mi circuncisión, pienso parodiando a famoso filósofo idealista español y la parodia se convierte de inmediato en hiriente ironía a veinticuatro horas del viaje a la nada...

1808 horas: el jefe de la casa nos da la noticia que el gobierno ha decretado estado de sitio en todo el país(ito) con toque de queda entre seis p.m. y seis de la mañana del día siguiente... ¡por fin hemos llegado a un punto justo a tiempo! digo y declaro... pienso que a lo mejor la onda va, aunque el escepti(sismo) no me abandona... es posible que en otros lados la “ofensiva final” sí pegó y continúa pegando, de lo contrario no habría estado de sitio con toque de queda...

1830 horas: para los siete de la "Cabizbaja pero Heroica Columna" primero refrescante baño seguido de cambio a ropa limpia y planchada que por fortuna quedó acá... ya aseados y olorosos parecemos otros y por lo pronto no perecemos...

1842 horas: dispuestas algunas viandas calientitas por cortesía de la familia de compas de la casa, procedemos a cenar... frijoles negros de latas, plátanos fritos, huevos picados con tomate, pan francés y chocolate con fragante toque de vainilla nos agasajan...

1855 horas: tratando de encontrar razonables explicaciones a las anteriores horas vividas con tanta intensidad, con voz lindante al murmullo se inicia amena conversación, al menos eso parece... no obstante el toque de queda realmente se queda y se siente y apabulla el sano y correcto juicio con el que trascender el reparto delirante de culpas...

1925 horas: agotada la conversación por falta de amenidad, en un radio cualquiera con onda corta sintonizo Radio Liberación Nacional que según el Tatarato ayer debería empezar a transmitir al unísono de la "ofensiva final" desde algún lugar del país(ito), en realidad cercano y secreto lugar en Nicaragua de modo pareciera que es desde Perquín...

1925 horas: con los ojos cuadrados y boquiabiertos, los siete escuchamos que San Salvador está a punto de caer en nuestro poder proletario, que en nación amiga se está formando un gobierno provisional y que pronto una junta de prominentes asumirá el control político en el país(ito)...

1927 horas: le digo al Chiquitón: “en ese gabinete de gobierno vos por lo menos vas de Vice-ministro de la Defensa Nacional, espero que no te hagás el de los panes conmigo cuando de casualidad me encontrés en la calle”...

1936 horas: resulta imposible dimensionar la desfachatez de la Radio Liberación Nacional... el desfase con esta realidad nos provoca coraje, decepción y náuseas... los casetes como que ya estaban grabados con todos los efectos sonoros al mejor estilo hollywoodense: balaceras, gritos, explosiones, ráfagas y llantos...

1938 horas: el Chiquitón, para desgravar el instante, narra que lo del gabinete del gobierno revolucionario se trató más de un par de veces al más alto nivel... con verba condescendiente interrumpo al Chiquitón diciendo “o sea de la comandancia”, aunque el pensamiento que me brotó al instante fue “del alucine triunfalista”... y con cierta sonrisa agrega que él fue propuesto como Vice Ministro de Defensa y Manlio como Ministro de Cultura y Juventud...

- ¡Manlio!... ¿acierto si se trata de “nuestro conocido” colega poeta?...

= exactamente compañero, ¿qué comés que adivinás?...

- ¡será posible tal desfachatez sólo porque es chero de Marcial!...

= bien que sí...

- ¿es un chascarrillo un tanto de mal gusto por puro vacil tuyo en estas horas de angustias, amarguras y dolor, eh?”...

= ¡qué putas!... lo del gabinete de gobierno, se discutió allá por noviembre en tres o cuatro maratónicas reuniones con la Comandancia... vergo de horas-nalgas las que se le dedicaron...

- ¿no les parece compas que precisamente por esas ondas triunfalistas sin lógica es lógico que ahora nos esté llevando la tristeza y la amargura y demos lástima?...

2005 horas: el sueño de dormir me domina al grado que todo me vale verga y la colchoneta donde reposo el cuerpo me parece copo de nubes y floto en ella sobre líneas del tiempo y el horizonte lo sueño estrellado con la realidad... es la lejanía de tu presencia, amor lo que más me hiere.

 

LUNES 12 DE ENERO DE 1981.

0620 horas: he dormido como neonato... despierto pensando que aquí en el "puesto de mando metropolitano" que debió ser, lo único que queda por hacer es desmantelarlo, pero no será decisión mía... de hacerse será con sumo cuidado, sin llamar la atención de nadie... ya sin perspectiva de victoria inmediata un error sería fatal... me parece que lo procedente es la salida de los siete y cuanto antes mejor... la salida escalonada puede ser de inmediato, sólo bañados, vestidos y sin desayunar...

0635 horas: se decidió que la retirada del local sea en parejas escalonadas cada siete minutos... así uno al otro se chequean y contrachequean... al Chiquitón y a mí nos tocó la lotería de ser los primeros y salimos juntos a rodar el nuevo mundo en creación a fin de abordar un bus hacia San Salvador... hasta el momento no se sabe de la concreta reacción del enemigo...

0638 horas: el Chiquitón y yo, llegamos a la parada de buses que luce muy normal en un lunes en apariencia muy normal... cada cual sube al bus que va repleto de trabajadores normales rumbo al trabajo... lo hacemos mirándonos de reojo y sin hablarnos, como dos desconocidos...

0647 horas: ahí por la fábrica INSINCA hay un retén de la guardia nacional cuya destreza en reprimir y torturar se percibe magnificada con las tanquetas y ametralladoras punto 30 que han desplegado in situ... ¡le hacen el alto hasta a los vientecillos mañaneros que soplan en oleadas refrescantes!... obviamente, los vehículos que van y vienen, sin excepción son detenidos... bajan y registran a todos los pasajeros... por la pinta de pulcros burócratas apurados en llegar al trabajo y con los papeles falsos en orden pasamos el cacheo sin dificultad... los guardias nacionales pese a su tradicional prepotencia y brutalidad implacables exudan algo de miedo... quizás se sienten en desventajosa situación ante un temor hasta hoy desconocido y que el viento trae y en cualquier momento el nerviosismo se les puede disparar a disparar sin control...

0655 horas: sin que la malemérita guardia nacional haya detenido a ningún pasajero el bus reinicia la marcha...

0724 horas: justamente en la periferia de la Colonia Atlacatl, frente a la casa del Coronel Molina –el ex-presidente de la diminuta república- hay otro retén de la ya mencionada malemérita guardia nacional, cuyo cuartel central dista unas dos cuadras... es posible que por esa proximidad cuartelaria, este retén sea de enormes proporciones que bien lo puedo calificar de apocalíptico y que preludia una bíblica –es decir indiscutible- confrontación entre fuerzas reaccionarias y progresistas del país(ito)... al parecer ese despliegue de militares represores es señal de algo... optimista como siempre colijo que la ofensiva final continúa... la paradoja del momento es que la tan grande muestra restrictiva resulta bastante inoperante y lo demuestra el hecho que con pulso firme, el Chiquitón y yo entramos de nuevo a la capital...

0730 horas: en la parada de buses enfrente del costado norte del Cine Terraza me bajo para tomar otro... será el que pase primero... no importando de la ruta que sea... la cosa es moverse y no quedarse mucho tiempo en el mismo lugar... el Chiquitón hará lo mismo dos o tres paradas más adelante, siempre sobre la 29 (calle)...

0732 horas: en la parada sólo hay tres personas, las tres con aire de inocencia laboral... ojalá que el primer bus que pase sea de la ruta 3...

0734 horas: mientras espero en la parada de buses, repaso que con Santiago hemos quedado en vernos en la “oficina” mañana después del mediodía... con el Chiquitón será hoy antes de las cuatro de la tarde, es decir dos horas antes del toque de queda contrainsurgente... previamente habré visto y hablado con Gerardo... poco a poco iré dilucidando como están las cosas que de suyo parecen ya muy viscosas... luego se decidirá el inmediato qué hacer...

0735 horas: fingiendo estar soñoliento o distraído espero hasta que me aseguro que la tercera persona no subirá al bus que con lentitud reinicia la marcha y de súbito atropelladamente lo abordo...

0736 horas: mi intempestivo salto para abordar el bus de la ruta 3, provoca que alguien en el interior lance un comentario que no escucho bien pero me parece un regaño... “joven que no se le duerma el pájaro”... ¿y qué putas te importa cerote?, contesto mentalmente... el alma me recuerda que fui bucanero y por eso digo abordar y no subir... no siendo creyente de nada es consonante que acepte haber nacido con alma de pirata y hoy la ocasión se pinta para sentirme tal cual...

0748 horas: al llegar a la parada del Hospital Bloom y que está casi enfrente de la “embajada” me bajo... en la capital del país(ito) hay muchas embajadas pero “embajada” sólo una, la innombrable...

0749 horas: atravieso la 25 (avenida) para ir a desayunar a un comedorcito que está enfrente, exactamente en la segunda planta del Edificio Panamericano...

0750 horas: pido suculento menú: jugo de naranja, frijoles y plátano fritos, huevo estrellado, pan francés y que me presten los diarios del día de hoy... no sólo tengo hambre de comida... ha sido un agitado fin de semana que supongo merecerá debida atención en los medios, pero los diarios no dicen nada... es la consecuente actitud de la clase burguesa y su gobierno... no obstante mi crítico discernimiento, los dos diarios con que mal amanece el día a día en el país(ito) me dejan la sensación que lo ocurrido en Apopa y su contorno fue una ligera pesadilla... en lo que acabo de recorrer de San Salvador, fuera del retén apocalíptico frente a la casa del Coronel Molina, no se percibe nada anormal... ¡qué realismo tan mágico el de este país(ito) de la puta madre!... estoy picado por la curiosidad así que para prolongar mi estancia en el comedorcito, pido café con pan dulce y tengo la suerte que de pan dulce hay peperechas bien pintadas que evidencian su condición desde la lejanía...

0810 horas: abrigo la esperanza de oír -no importa sea de bolada- que algo sucedió el fin de semana... espero aunque sea algún breve comentario que me haga considerar que sólo a nosotros, los de la "Cabizbaja pero Heroica Columna", nos fue algo mal... me lleva la tristeza... ¡por favor, no me chingués el ánimo, corazón!...

0845 horas: he pagado el “típico” desayuno salvadoreño... camino en dirección a la “embajada”... paro un taxi y le pregunto al taxista que por cuánto me lleva ahí por el “Salvador del Mundo”... una vez convenida la tarifa, al abordar el carro el taxista, sin poder ocultar su contento, me comenta comedido que el sábado por la noche hubo varios ataques de la guerrilla... yo le respondo sin mayor emoción que no sé nada y que por donde yo vivo lo único que a lo lejos se oyeron fueron unos que otros disparos y cambiando de tema continúo la conversación... no vaya a ser un oreja y me joda por yo incauto bocón...

0900 horas: al llegar al “Salvador del Mundo” le digo al taxista: “mire yo voy a una oficina que está a la vuelta, pero por favor déjeme aquí que antes quiero ir a esa farmacia”...

0907 horas: aunque estoy seguro de no llevar cola, para regresar a casa debo disolver cualquier asomo de duda... chequeándome y contra chequeándome caminaré varias cuadras antes de abordar un bus que me acerque... paso comprando algo a la Panadería Eduviges sita en el Centro Comercial Granada esquina opuesta a “La Campana” famosa... luego en una barbería cercana me permito profesional acicalada... ya más tranquilo camino al abordaje del bus a Santa Tecla...

1010 horas: en casa se encuentra la empleada doméstica... la saludo y le pregunto a qué hora regresó del fin de semana en su pueblo y si me han llamado por teléfono... me informa que los cipotes están en el colegio y mi mujer en el trabajo... como todo parece normal y sin novedades, me encierro en el dormitorio para descansar la mente y el corazón... curiosamente no siento cansancio corporal... recostado en la haragana entro en un sopor casi levitacional, me abandono al sueño...

1200 horas: sintonizo la Radio Liberación Nacional y pienso que transmite desde Chinandega en Nicaragua... la Radio sigue informando de un mundo al revés de “intensos combates en la periferia norte de San Salvador”... ¡y por la puta yo vengo de ahí!... dice que la capital está cercada y a punto de caer... parece que los del exterior no han cambiado los casetes y ya deben estar bien a verga celebrando la inminente toma del poder...

1800 horas: con el correspondiente inicio del toque de queda por cortés deferencia de la “tercera junta revolucionaria de gobierno” surgida del “incruento” golpe de estado en octubre del ’79, caminando apresurado y aún con mucha luz solar termina oficialmente este día político... así serán los días que le restan a la estación seca... días que por otra ocurrencia del gobierno post-golpista se han acortado con el inoficioso adelanto de hora en esta brillosa y fúlgida región tropical... si deberé pasar encerrado en casas que no siempre serán mi hogar, desde ya algo debo de inventar para no morir del estrés entre toque y toque de seis a seis que en la realidad astronómica es de las diecisiete a las cinco... por lo pronto queda tiempo para reflexionar?... ¿qué pasó con la insurrección popular?... ¿cómo influyó el ajolote extemporáneo de la dirigencia pequeño burgués?... a mi parecer el 10 ya era demasiado tarde, debió haber sido el 8... ¿qué es realmente lo que un tonto piensa cuando empieza a anochecer?... lo digo sin alusiones en particular aunque sobren clásicos ejemplos...

2110 horas: los cipotes se han dormido... no tengo ganas de “hacer el amor” o sea de copular, pero soy tan débil de la carne y presto respondo a los deseos y a las maniobras llanas de mi mujer... y es que ha sido un terrible fin de semana, con saltos y demoras en el tiempo concupiscente... son ya cincuenta y cuatro horas veinticinco minutos sin copular que ha provocado en mí una impresionante ansiedad... ahora busco el equilibrio roto durante el largo fin de semana de bélicas intenciones urbanas...

2111 horas: me enredo a los brazos y piernas de mi mujer... digna manera de dar fin a una etapa de mi vida... no sé si temerosamente desilusionado o cautelosamente optimista...

2112 horas: durante un par de segundos encapsulo tristezas y termino recordando que casualmente hoy son once años que Alejandro Rivas Mira (Sebastián Urquilla) me habló de incorporarme a una deseable y necesaria guerrilla local y yo le dije que no le veía viabilidad... tanto insistió que cinco meses después ya andaba en la onda más bélica del momento... mi primera reunión en una célula guerrillera comandada por Alejandro no tuvo el tremendo y dramático rompimiento esperado con mi vida familiar y laboral, quizás por la amistad entre ambos desde cipotes... ni fue como la describe Roque en aquel poemito umbrío y melancólico... una romántica actitud me impedía ver la traumaturgia que con los años vendría... en todo caso se iniciaba una peculiar forma de clandestinidad, sin romper del todo con todo... pero fue el principio de todas las negaciones existenciales y del sadomasoquismo en el cumplimiento del deber que tantos daños causaría a la causa proletaria... pese al breve paréntesis de la memoria, mi erección alcanza el punto para penetrar impune al jardín del edén...

2125 horas: con mi mujer hemos derrochado fluidos corporales en un acto sexual heroico, con muchos bríos y degeneres, quizás un tanto bizarro... todo lo horadable ha quedado horadado...

2128 horas: a las cuatro de la tarde que me vi con el Chiquitón, quedamos en que mañana podremos juntarnos todos... todos es todo el “mando político-militar metropolitano” que fue y que vuelve a ser simple y silvestremente el Comité Zonal Metropolitano...

2131 horas: fin del breve interludio de poéticas expresiones orales...

2359 horas: me empiezo a dormir... poco a poco, con deleitosa lentitud... hemos repetido tres veces el acto sublime de intimar cuerpos y almas... ahora el cerebro emite las tranquilizantes ondas deltas, tan necesarias para mí después de los enervantes sucesos que desde el sábado estoy viviendo... las ondas delta me llevarán al estadio de sueño profundo donde todo es distinto: siempre multicolor, luminoso, dulce, templado, suave, ingrávido, sensual, oloroso, musical... lo peor ha pasado... incluso lo peor de lo peor en el fin de semana: no poder quitarme las botas desde las 1859 horas del sábado 10 hasta las 1830 horas del domingo 11, lapso que duró la guinda semi rural... el infierno del guerrero es morir con las botas puestas...

 

MARTES 13 DE ENERO DE 1981.

Antes del mediodía: corren extraños –por contradictorios respecto a cifras- pero bien fundamentados rumores acerca de la masacre de varios “muchachos” en la falda menos escarpada del volcán Quetzaltepec, allá por el costado de San Antonio Abad... se habla de un grupo de jóvenes vestidos con camisetas negras, bluyines y tenis; algunos “portando” revólveres 22... con respeto y admiración el rumor lo esparce la población de San Antonio Abad... se dice que uno de los jóvenes “muchachos” apretaba una carta de amor en la mano izquierda y que lo encontraron con los ojos abiertos y una expresión de vívida alegría... debió afrontar la muerte seguro de un sentimiento que ni en el abandono final quiso olvidar ni dejar... San Antonio Abad es parte de la esperanza que ha nacido recién el sábado pasado y es territorio bajo la responsabilidad del Comité Zonal Metropolitano de la RN... el dato adicional que me aflige es que del Cerro vendría una columna a reforzar lo de Apopa y no llegó o llegó tarde, cuando ya el “mando” iba en despelotada guinda... es bien posible suponer que al no encontrar a la gente de Apopa salieran de regreso a San Antonio Abad... en lo que respecta al área metropolitana, la ofensiva final desde el mismo sábado se ha venido configurando en un fragmentado mosaico de lamentables errores y algunos horrores propiciatorios de amores fatales que algún día serán cantados por Casandra Wilson, heredera del tono melancólicamente exacto de la tragedia y de la triste condición que originan las causas perdidas... yo me comprometo a escribir el “Blus del derrotado” para que lo cante...

Al mediodía: salgo de mi casa, en arrendamiento con promesa de venta, para ir a la casa de seguridad donde se reúne el Comité Zonal Metropolitano y de la cual soy el responsable...  a lo mejor hay buenas noticias acabaditas de recibir por el télex... con discreta alegría se da el reencuentro con los compas del equipo de apoyo que cuida del cotidiano y normal funcionamiento del local como oficina de asesoría jurídica... no puede haber mucha euforia pues hay moros en la costa o sea empleados que nada saben del clandestino funcionar... para abonar algo a la euforia tendremos la hora del almuerzo en algún changarro cercano y con un par de oportunas cervezas bien frías... ahí les diré que dentro de dos horas se reunirá el Comité por lo que deben colocarse, a más tardar a la una y media de la tarde, las señales en las estafetas -lugares públicos a la vista de los transeúntes- que advierten a los miembros del Comité Zonal Metropolitano de la situación del local...

Después del mediodía: el par de cervecitas heladas me han dejado con una tremenda modorra espiritual, tanto que ya acepto sin reparos la dimensión del casi seguro fracaso de la ofensiva final, aunque el despiadado optimismo me hará seguir considerándola un tensionamiento de fuerzas y capacidad combativa especie de experiencia piloto militar de gran envergadura... Santiago es el primero en llegar a la oficina y cada diez minutos irán llegando uno por uno los demás miembros del Comité Zonal Metropolitano... el orden de llegada a las reuniones se establece previamente cada mes... en treinta minutos estamos completos comentando los hechos del fin de semana, según cada cual los ha logrado y podido percibir, guachar, captar, sentir, oír, aprehender, palpar... reunido el mosaico de sensaciones y percepciones se configura el descalabro de la ofensiva final que ni imaginan los compas del exterior y en especial el Tatarato y los de la Radio Liberación Nacional... al finalizar la armazón del mosaico, acordamos que uno del Comité viaje a Managua a contar e informar de la terrible y triste realidad... se ausculta quién se ofrece de voluntario... ante el silencio como propuesta se pregunta quién estaría listo para salir mañana, vía México-Panamá-San José en avión y de San José a Managua en carro... soy el único que está listo –eso incluye maletas hechas y papeles falsos activos- y me toca el numerito premiado de viajar, suerte que ya mañana no será martes 13... llegar a Managua me demorará cinco días...

Al final de la tarde: casi cuando estamos a punto de terminar la reunión, entra un télex de la Comandancia General asentada en Managua, informando de la desaparición en combate de Santiago, de Gerardo, del Chiquitón, del chavo del machete “Corneta, de los otros dos compitas de Apopa y de mí... con sardónica y satírica sonrisa estirando mi rostro, elevo una plegaria en tono de responso por nuestras almas... pero me siento obligado a pedir que no demos señales de vida y que no avisemos de mi viaje, como para mantener en suspenso unos días más lo de los decesos en combate... salgo apresurado a la agencia de viajes para reservar en el primer vuelo de mañana hacia México...

Principio de la noche: principia el apetito carnal a devastar todas las geografías de mi piel y de la piel de mi mujer... voy absorbiendo una creciente sensualidad que me corre y culmina en la piel móvil que cubre el bálano entes de erigir un duro, firme, grueso y hermoso monumento que agasaja las espasmódicas no tan módicas sino más bien copiosas emociones de mi mujer... ella cubre el monumento dólmico de intensos flujos salobres y delicados líquidos abismales... ciertas contracciones dan fe de la intensidad y queda reivindicada la leve desazón que ayer noche tuvo la osadía de asomar...

A medias de la noche: me seducen la quietud y la calma... satisfecha la líbido, las caricias van tendiendo a desaparecer con lenta naturalidad... en el inicio del sueño, la tibieza de los cuerpos desnudos se entrelaza con dulce y sosegado amor...

A mitad de la madrugada: en verdad ya es miércoles... un olor a pan francés caliente me despierta y arrebata llevándome en retrógrada espiral a revivir los últimos instantes de la inocencia quinceañera en el pueblo natal... época de las primeras serenatas con las que fui descubriendo los nuevos caminos del amor y el deseo que me llevaron a los absolutos... ¡tan didáctico es el amor y jamás aprendemos!...¡qué de ocasiones propicias fallidas por la timidez de las últimas horas de niñez para que el tiempo y las circunstancias se encargaron de alejar por siempre a las dos o tres niñas amadas ya con entusiasmo vehemente!... serenatas que terminaban en el Parque Cañas sometiendo a discusión las muchas liberales recetas conocidas para componer y sanear el mundo... hoy el olor a pan francés caliente, me devolvió la iconografía de las cipotas que asentaron mi voluptuosidad, entre ellas Silvia Chévez, Blanca Saca, Irma Cañas Lara... a algunas no las tuve ni les confesé mi amor y me envuelven en esta madrugada de tenues oscuridades que anegan la habitación del tálamo actual... mientras mi amada muy a gusto respira su satisfacción... cuando llegue el amanecer reaparecerá la tribulación de volver a vivir arrastrado por corrientes de iniquidades que me llevarán sin remedio al punto sin retorno que ni quiero describir ni siquiera imaginar...¿que sería de mi Vida si la compañía en el lecho conyugal hubiese sido el amor reposado de Irma, Blanca o Silvia?...

 

MIÉRCOLES 14 DE ENERO DE 1981.

Ninguna inquietud adicional me produce el estar volando a diez mil pies de altura y como a ochocientos kilómetros por hora en un cómodo Boeing 727 de Mexicana de Aviación... me razono extraviado, volando sobre la enigmática región del antiguo y desvanecido mundo maya... la espigada azafata, como todas son, con estudiada y aprendida amabilidad me ofrece algo de beber... solícito pido un par de margaritas frapés en armoniosa secuencia... pasado largo rato vuelve con el cortés apremio para el almuerzo y me saca de mi anonadado estado que fácilmente se confunde con un estado de contemplación mística...

Al cabo del par de horas de vuelo, por la ventanilla empiezo a ver los primeros signos de la contaminación sobre la enorme inmensidad de la megápolis “azteca” que se pierde en el lejano horizonte de mi agudeza visual... durante los minutos que toma el aterrizaje, la agudeza mental se me queda flaca para imaginar la cantidad de dramas que se estarán viviendo en la vasta ciudad y en este preciso instante...

Consigo pasar calmada y airosamente los humillantes trámites migratorios y aduanales y salgo incólume y con toda dignidad... claro ayuda mucho untar discretamente algunos dolarillo$ USA en las manos derechas de los respectivos agentes, migratorio y aduanal...

A la salida del edificio, veo a Mara sonriéndome con todo su magnífico esplendor corpóreo y espiritual y digo para mis adentros: “después de todo acá no me va a ir nada mal y de aquí en adelante de mí dependerá”... el abrazo de bienvenido a esta región del aire más transparente que fue, me aísla y protege por una brevísima eternidad de todos los males creados por el hombre y la mujer o sea por el Tatarato y la Gorda... una turbadora osmosis entre Mara y yo se empieza a producir y sacude totalmente mis interioridades y exterioridades viriles... me aparta de la vesania política que he vivido los últimos ocho meses... Mara, de entradita se me presenta y antoja desconcertante y posible, nada de inaccesible...  muy diferente pero igual de como cuando a lo lejos la vi por primera vez en Managua...

En el bocho de Mara vamos en camino rumbo a no sé... el bocho de la última generación germana, Mara lo conduce radiante por intrincados meandros viales desde el aeropuerto hasta el frente de un edificio porfiriano en una tal calle Ámsterdam... a Mara la percibo tan cercana a mi totalidad que no la concibo viviendo lejos de mí...

Se estaciona y me dice: “dame tu equipaje y espérame tantito que enseguida regreso para ir por mi hermana”...

Regresa al carro y al reiniciar la marcha, entre sorprendida y buenas salenas cronopio-cronopio, me cuenta que hoy recién a mitad de la mañana se le informó de mi heroica caída en combate “y te juro que cuando te vi saliendo del edificio de la terminal aérea no daba crédito a lo que mis ojos veían, muy a pesar de que anoche le telefoneaste a mi hermana Antonieta y al nomás colgar le dije, ‘oye manita yo iré al aeropuerto por ese negro inmortal’... tenerte aquí tan a la mano, es como que hayas resucitado y lo vamos a celebrar... quesitos de Oaxaca, tacos al pastor, tequila Centenario reposado, ron Havana Club y coca-cola no te van a faltar... mañana, si quieres o si puedes, vamos a la Villa a darle las gracias de rodillas a la virgencita y no importa que tu y yo seamos ateos confesionales”...

Conocedora y además respetuosa de mi materialismo-dialéctico, lo de la virgencita, Mara lo enriquece con un profundo acento de sátira doctrinaria contra los idiotas y fundamentalistas que se juntan en las iglesias... en presencia de tan perspicaz albur ni me percato del trayecto hasta que con musical frase me anuncia: “tataaán... negro y lindo camarada he aquí que hemos llegado donde Antonieta, si quieres bajas y subes”...

Ayer, según el télex recibido en San Salvador, era desaparecido, hoy como le informaron a Mara soy héroe caído en combate... ¿habrá prisa e inquietud en deshacerse de mí o seré canonizado?...

No paramos ni cinco minutos, en el apartamento situado sobre la Calle Nattier cerca del Parque Hundido, seguramente Antonieta esperaba detrás de la puerta y el regreso al nidito de Mara en el edificio porfiriano sobre la calle Ámsterdam se hizo sin dilación... la alegría de vivir en mí aumenta...

Nomás entrar al apartamentito de Mara lo percibo, siento y asimilo con tremenda vocación para provocar intimidades: desde susurros amables y gentiles hasta caricias seculares o inéditas al amanecer... adentro el frío cierzo invernal de la noche mexicana adquiría brillo y tibieza de sol tropical, haciendo resurgir en mi interior la magia de compartir con quienes se ama... se disipan penas y mueren los escarnios de tantos meses de depravación política-ideológica por cortesía de la Gorda total y se aleja el ruin remedo de inquisición vivido en la morena ciudad... los tequilitas volatilizan el recuerdo... más allá de la solidaridad política, la animada conversación se transforma en substancia cordial entre Antonieta, Mara y yo... mundo de imposible descripción narrativa, lleno de agudezas mentales e ingenios lingüísticos sensibilizando la materia y el espíritu... tan distinta esta circunstancia que diferente fue el sabor que degusté a los tacos al pastor de siempre... ¿qué explicación tendría tal cambio cualitativo en el sabor?...

Con beatífica lentitud empezó a descender desde el ombligo del mundo una fisiológica sensación y un halo equinoccial me señalaba y marcaba el camino a la tibieza apasionada de cuatrocientos vientres de mujeres fértiles... y me fue envolviendo un delicioso sopor que hace dos siglos había dejado de experimentar...

  

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Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

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