¿Potenciar la autoedición creativa de libros?

 

¿Potenciar la autoedición creativa de libros?

 

 

Muchos se quejan -algunos hasta lloriqueando- de que la lectura de libros -sean estos de papel o en presentación digital- ha disminuido tanto que parece está a punto de colapsar. Pero no pasan del melodrama del denunciarlo -con o sin llanto- y... desde sus perspectivas político-ideológicas hasta ahí llegan y... adiós que te vaya bien.

Entre esos quejumbrosos, bastantes son escritores, que debieran estar ejerciendo el oficio a plenitud y... sin mayores impedimentos publicar su obra y dejar el cosquilleo existencial por ver aparecer entre la gente, sus libros editados, desalojando muy del interior de un rincón del alma, la inoficiosa e insidiosa pregunta: ¿y yo pobrecito poeta que soy -o novelista o ensayista o cronista o cuentista, es irrelevante- que más debo hacer para dar a conocer mis libros? y... sin entrar en güevos para conseguir un crédito que me posibilite publicar por mi cuenta y riesgo, aunque bajo el cobijo -diría moral- del “prestigio” de un sello editorial huraño, en especial, a los riesgos con escritores desconocidos.

Por supuesto -desde mi punto de vista- según el modelo económico con el modo de producción dominante capitalista neoliberal que hoy impera -y que poco le importa la “calidad” literaria- al parecer no hay respuesta... a no ser que te amparés en “buenos conectes” a fin de conseguir la complacencia de los círculos de poder, por cierto, otra geometría viciada, para conseguir préstamos más blandos con plazos de gracia casi infinitos, de modo que la deuda envejezca y... es sabido que las viejas no se pagan.

Por otra lado, la sombra del desprestigio por turbios manejos mercadotécnicos de las “grandes editoriales”, oscurece las posibilidades de solución por sus poco honorables prácticas comerciales. Ejemplo: los certámenes -para engañar ingenuos- del grupo editorial Planeta -perteneciente, según los rumores que circulan, al diario español El País- con sus ganadores al parecer predefinidos, casi en el mismo momento que se hace la convocatoria al certamen.

A lo anterior, se agrega la estrepitosa caída universal de la venta de libros de papel, que a cualquier iniciativa independiente la hace aterrizar de pijazo.

 

Pero si se busca se encuentra y... yo me encontré en la “red”, la “entrada” Oye Siri, ¿hacia dónde va el mundo del libro? publicada el 08/03/2019 por Willie Schavelzon en su blog.

De dicha entrada, seleccioné un texto, que a continuación reproduzco, pues me pareció acertado y que conservaba su actualidad en la caracterización de un aspecto muy importante relacionado a la situación del LIBRO y... a lo mejor se abandona el divagar metafísico en atención a una situación que, los involucrados en diferentes grados, conocemos y... de una vez pasar a quemar neuronas en la búsqueda de la solución más adecuada, que sin duda para que funcione, debe llevar aspectos solidarios.

 

El texto al que aludo es:

La caída del 40% en la venta de libros, en los últimos diez años, no es una crisis, sino una nueva realidad, que hay que analizar con atención. El mercado se redimensiona, se reacomoda, sabemos que los lectores compran menos, no sabemos si también leen menos.

En Estados Unidos, el país donde más libros se publican y venden, en los últimos diez años, la venta ha tenido una caída del 37%) (United States Census Bureau, 2018, www.census.gov).

En estos años, hemos asistido a demasiados síntomas, sin que nadie haya propuesto algún tratamiento eficaz, confiando en una vieja creencia del mundo del libro, “la oferta crea demanda”, que ahora sabemos que no resultó cierta. Hemos visto:

·                     Disminución de los tirajes.

·                     Aumento (reactivo) del número de títulos publicados.

·                     Reducción de la cantidad de ejemplares que constituyen un best seller.

·                     Aumento de las devoluciones de las librerías.

·                     Subida del precio de venta, por encima de la inflación.

·                     Cierre de librerías.

·                     Reducción del espacio en supermercados y grandes superficies.

·                     Concentración de la venta en un vendedor online, que va eliminando librerías, y terminará determinando las decisiones de las editoriales.

·                     Ausencia de prescriptores confiables: desaparición del librero-recomendador.

·                     Reemplazo de la crítica por influencers mediáticos, Booktubers de un penoso nivel cultural.

·                     Dificultades para la circulación de libros entre países de América Latina, forzando a las editoriales de allí, a producir solo para su mercado local.

·                     Reemplazo del libro como herramienta de educación, por dispositivos digitales que no parecen ofrecer mejores resultados.

·                     Reducción del nivel cultural de los títulos publicados.

 

Así las cosas, algo coherente, práctico -no pragmático- y eficaz hay que hacer, como por ejemplo: potenciar la autopublicación de autores independientes, desde una estructura orgánica ligera y ágil, constituida por autores independientes, libremente asociados, creando en consecuencia un mundo nuevo -de relaciones de producción, distribución y reparto de beneficios- para el libro y sus autores y... al parecer es la mejor solución a la actual realidad del preciado objeto. Vale más hacer el esfuerzo, que... seguir silbando en la loma, viendo pasar el tren.

 

 

Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

URL de mi Página de Autor Central en Amazon: amazon.com/author/luisfelipeminhero

Comentarios

  1. pues, no se entendió lo que se quiso decir en el párrafo introductorio. Al margen de eso, la lectura y su acceso es directamente proporcional a la calidad de lo que se escribe ahora.

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