Dos fragmentos de la novela "La propedéutica de la didáctica"

 

La propedéutica de la didáctica.

Dos fragmentos.

Al parecer, la ocasión se desnuda como propicia para publicar un par de fragmentos, de 2 de los 3 capítulos de “La propedéutica de la didáctica", sobre todo considerando que, dicho libro, lo escribí entre junio 1996 y agosto 1997, lo registré en el CNR, bajo el Certificado de Depósito No 212-2000, pero decidí publicarlo hasta julio 2018. Quiero decir con lo anterior que, no es ni mínimo ejemplo de literatura de emergencia alguna y tampoco coyuntural interesada, sino antisistema.

El histórico comentario que a continuación publico, procede de José Roberto Cea, camarada poeta salvadoreño con una destacada trayectoria literaria y un indiscutible reconocimiento en el ámbito nacional e internacional. No obstante que el comentario es provocado por la lectura del libro en su totalidad, se ajusta a los fragmentos publicados, pero también induce la lectura toda de “La propedéutica de la didáctica":

Gocé muchas de sus páginas, tiene sentido del humor, planteamientos claros y una narrativa acorde a los momentos actuales en nuestro (¿Nuestro?) país. Me gustó su estructura novelística, esos tres y a veces cuatro planos en los cuales desarrollas tu cantar histórico en relación con la contemporaneidad. La parte de los dulces de San Vicente es muy rica en vivencias, aunque a veces su puntuación tiene mucho uso de punto y coma, pero eso es parte de tu manera estilística.

En cuanto a los personajes, el principal, en su contexto histórico del pasado como en el reciente huído, queda bien delineado, por ello sigue en veremos su final conducta, claro, si partimos que estamos en la etapa de la “Enseñanza Preparatoria” de la didáctica, se cree que vendrán más descubrimientos de él, por ahora como que se fue por el rumbo que dijo combatir, como que lo ganó la conducta del primer esposo de su madre, en fin, hay riqueza expresiva e histórica que nos puede servir para seguir construyendo la memoria y la conciencia de lo nacional, donde todos los salvatruchos encontremos las razones de por qué estamos y somos como estamos.

Una parte mágica es la referida a la hermana mayor del personaje, sin caer mucho en lo manido del Realismo Mágico, esto lo dosificas y son creíbles todas sus circunstancias.

En verdad, para ser tu primera experiencia narrativa que conozco, es muy alentadora su lectura, me la leí en dos jornadas de trabajo de lector que quiere saber como va a seguir y terminar lo que tiene ante sus miopes ojos, pero que todavía saben ver debajo de las piedras.

Agradezco tu confianza y me alegra haber leído tu libro, cuyo título no lo digiero todavía, pero tú puedes ponerle como te de la gana al hijo que has dejado suelto por el mundo, sobretodo el nuestro que necesita más de ello.

Caratátula de las ediciones en papel y digital.

 

La propedéutica de la didáctica

Fragmentos de 2 de los 3 capítulos de La propedéutica de la didáctica

Luisfelipe Minhero

26 junio 1996 – 31 agosto 1997. (Período en que escribí esta novela)

 

Fragmento del capítulo De la participación ciudadana.

Conmigo se inició lo que ya se está haciendo tradición nacional o sea sana costumbre que además señala nuevos derroteros a la política criolla para esta incipiente pero maravillosa democracia, que estamos sacamos de entre los escombros de la guerra y de las tiranías militares obsoletas... ambas, guerra y tiranía, ya fuera de tiempo y lugar.

Está siendo un atinado y seguro tiro que de Alcalde de la ciudad capital, San Salvador, saltar a Presidente de la República. Aunque apenas ahora está en los inicios tal democrática y sana práctica política, a mi juicio debe constituirse en tradición. Y eso de optar a ser reelecto a la Presidencia -siempre y cuando no fuesen seguidas y con un máximo de 3 veces, alternadas con respectivos periodos como vicepresidente- debe ser completamente legítimo y legal. Y yo iba por tan llano camino con buenas ideas y mejores intenciones.

La solución, que planteé en un programa televisivo, del problema de las maras estudiantiles en los centros históricos, no sólo en el de la capital sino en los de las 3 o 4 ciudades más grandes del interior, sí que pegó en las conciencias ciudadanas, así sin mayores cuestionamientos, más bien como consensuada. Y el toque vergón fue insinuar como quien no quiere la cosa pero muy hábilmente, que tan pronto las grandes mayorías del pueblo salvadoreño me honraran con la democrática decisión de volver a ser presidente de la república, iniciaría la mencionada solución con un proyecto bien pensado y mejor ejecutado, al centavo. Fue un momento de gloria que me daba bastas garantías de una ruta despejada de adversarios y ancha en oportunidades, camino que remachaba con la promesa del saneamiento del hoy merdoso Acelhuate que río cristalino, fresco e inodoro fue y en el que las doncellas pipiles encantaron a los conquistadores españoles.

Yo bien sé que ambos problemas, el de las maras y el del río Acelhuate, ni en los 3 períodos alternos tienen solución, aunque hubiese empezado en el primero. Pero se tenía que atravesar ese par de gacetilleros cagatintas de mierda.

Sí que estaba alebrestado con lo de ser nuevamente Presidente de la República. Llegar por lo menos 2 veces a la Presidencia de la República, sería el clímax de mi aventurera vida. Un prolongado orgasmo cósmico con todas las diosas juntas.

Para desquitarme de ese vergazo, se me ocurre que sería un golpe demoledor y audaz hacer pública mi privada amistad con Schafik, el último Secretario General del Partido Comunista. Porque en lo que a mí respecta, a partir de hoy sí que me están cayendo mal y valiendo verga mis “cheros” de la Alianza. Reconozco que, en lo más profundo de mi ser, a Schafik lo admiro y respeto. Y no tan en lo profundo, pues debo amarrarme la lengua bien a menudo, a fin de evitar que al menor descuidito exprese mi admiración.

Claro que tal profundo sentimiento jamás o por lo menos en los próximos 10 años, lo haré público. No vaya a ser el diablo.

Porque 10 años tengo que esperar para volver a mis aspiraciones presidenciales. Puentes a todos los sectores tenderé en estos años de productivo ocio político... será en un cabildeo permanente que viviré... asistiendo a todos los actos públicos culturales, incluyendo los conciertos de la Sinfónica Juvenil en el ruinoso Teatro Presidente... convirtiéndome en un mecenas de la ciencia y el arte... espaciando la divulgación de mis opiniones políticas más controversiales... visitando a las comunidades marginales con chineada de los bichos más choreados que me vayan presentando al paso los caudillos de la comunidad visitada... apoyando a la selecta mayor, aunque ni a la selección de Belice le gane... financiando talleres vocacionales... política de alianzas le dicen a todo eso los comunistas.

En fin juro que me convertiré en un auténtico Padre de la Patria... en un líder incuestionable... y para ello no sólo ideas me sobran, sino que dispongo de algunos dineritos...].

 

Fragmento del capítulo De la memoria histórica.

Por anónima gestión, Blanca Nieves, es decir el cuerpo de Blanca Nieves, a punto de ser inhumado en la cripta al interior de una incongruente por suntuosa capilla en la Sección de los Ilustres del Cementerio General de San Salvador, dado el problemático símbolo que abruptamente empezaba a representar y su cercana herencia genética, reñidos con tales lujos por completo superfluos. Con la confluencia de los restos corpóreos de padre e hija, en cripta de la profusa capilla, el padre podría perder -en poco tiempo- el carácter de icono de la rebeldía y de la rebelión popular del ‘32. Hasta entonces, sumamente incómodo había sido el mártir insepulto, como icono de la insurrección del ’32, para la dictadura militar y para la incipiente oligarquía cafetalera.

Pero el acontecimiento no resulta así de sereno y el funeral de Blanca Nieves, provoca una ola de sedición que con continuadas olas de alegría y violencia popular se va esparciendo desde el Cementerio General.

Paradójicas son esas alegrías que nacen del dolor inherente a la adusta y angustiosa situación del funeral. La esperanza sediciosa que provoca el funeral es inmensa y tenida como seguro augurio de la pronta debacle del tiranosauro ladino y patriarcal, especie de rey desde hace 13 años. Aquí y así, se inicia la huelga general que un mes y pico después lo abatió de la silla presidencial.

Pero breve por el momento, de brevísimas horas, es la expectativa de tanta felicidad nacional. Incluso a los agoreros optimistas de cafetín, que desde hace años le cuentan los minutos al reinado del tirano asentado a modo de absolutista rey, abril se reafirma como el mes más cruel. Engendra esperanzas vanas en los páramos del patriotismo.

Los ecos glaucos y azuritas que reconfirman tal crueldad se originan en la Casa Presidencial. Casi de inmediato con el surgimiento de la euforia popular da inicio una nueva y brutal ola de represión. Para empezar, el reyezuelo tirano la desata en los terrenos aledaños al Cementerio General y por supuesto en el interior del mismo donde se había concentrado la mayoría de dirigentes del clandestino Partido Comunista de El Salvador (PCS). Una orgía de balas y sangre se incorpora al folclor represivo del país(ito) como emblema de la malévola autoridad presidencial.

Los primeros resultados mensurables de la demencial acción, según Roque Dalton, arrojan los datos siguientes: “veinte personas gravemente heridas a cuchillo cuando trataron de impedir que las fuerzas del orden confundidas con ladrones que tenían al lado le llevaran la cartera, el reloj y la chaqueta o la más preciada libertad; treinta y tres hombres y mujeres casi noqueados por otros sendos agentes del orden en ropa de paisano pero que en lugar de cuchillo portaban cachiporras y garrotes; setecientas veinte mujeres de distintas edades, colores, tamaños y religiones, desnudadas en forma violenta, es decir, en uso del método de arrancarles en chirajos la ropa, total o parcialmente; ochenta y cuatro mujeres violadas (cuarenta y una de ellas previamente desnudadas en la forma anteriormente descrita; cuarenta y tres, sin desnudar) por soldados del Cuartel El Zapote al mando del teniente Castillo; trece agentes de la Policía de Hacienda (PH) desarmados, despojados de sus botas, quepis, correajes y pantalones y por lo tanto dejados casi chulones; siete personas (una señora de su casa, dos tenedores de libros, un sacerdote redentorista, una niña hospiciana y dos jugadores de fútbol del equipo ‘Lope del Río Sporting Club’, precisamente el defensa derecho y el interior izquierdo) muertas a pisotones por la multitud despavorida momentos después de que se escucharon llegar los tanques del Cuartel El Zapote vomitando metralla a discreción de ‘punto 30’; cuarenta y cuatro estudiantes universitarios muertos a tiros por la Policía Nacional (PN), estudiantes a los cuales, se asegura en el parte oficial, se les encontró propaganda comunista y unos artefactos presumiblemente explosivos a juzgar por la forma y el tamaño; trece ventas de golosinas y frescos de chan borradas del mapa por la intrépida y valiente Guardia Nacional (GN); ochocientos catorce personas capturadas como sospechosas de tratar de aprovechar el desorden para atentar contra la seguridad del Estado, de por sí ya insegura e inestable, treinta y cuatro de esas ochocientos catorce personas jamás volvieron a aparecer.”.

Convergieron pues, en esa orgía, los 3 cuerpos represivos más conspicuos por su crueldad (GN, PH y PN) y una unidad del ejército.

El elegante y sobrio ataúd en el que se pretendía dar cristiana sepultura al cuerpo inmaculado de Blanca Nieves, en la desesperación de la multitud por huir, una ola humana se lo traga y prácticamente lo despedaza. Por fortuna para el país(ito) el féretro sin fausto se detiene justo a la orilla, en el borde mismo del foso de gradas que conduce a las oquedades horadadas y tapiadas en 3 de las paredes de la catacumba para recibir en una de ellas ya como nicho recién acondicionado el sencillo ataúd de madera.

Es un milagro que no cayera en una espiral vacía del agujero sepulcral hacia otra momentánea eternidad en el silencio de la región sutil. Los restos del féretro, hecho pedazos, quedan tirados sobre el húmedo (hay que tener presente como se sabe por las crónicas de la época que ya la estación lluviosa se había empezado a manifestar) suelo de lajas volcánicas que le daban al lugar no una lúgubre apariencia alsaciana sino la de un respetable ascetismo tropical.

Blanca Nieves queda casi libre de la fúnebre prisión de finas y exquisitas maderas, acolchonada en su interior por borras de algodón forrado de tafetán de níveos hilos chinos. Acolchonado que esta vez no fue tan por gusto ya que le amortiguaron, a Blanca Nieves, los golpes de su rodante caída por las gradas hacia la nueva vida. El augusto y adusto momento del funeral de Blanca Nieves, obviamente no alcanza su plena realización y más bien un hálito como de inmortalidad constata lo efímero de las empresas humanas.

Los golpes y el temor a la muerte despiertan a Blanca Nieves de lo que fue un cataléptico estado que el rozón de la bala perdida le provocó. Por dicha estaba vestida con el uniforme de gala del colegio y como pudo y sin ensuciarse logró salir del ataúd y dirigirse a casa con una energía que ni la represión desatada, como en su honor, la tuvo y que le salvó la vida o más bien que se la otorgó de nuevo.

Otra paradoja mágica e inescrutable de la naturaleza y de la vida que en halos resplandeció a consecuencia de lo ocurrido. A partir de esos momentos, tan execrables, en el país(ito) todo queda consignado en el reino de lo posible.

En tanto, sin aparentes conexiones, en lo oscuro y arcano del Destino se reafirman los ignotos e intrincados caminos que, Blanca Nieves y su madre, habrían de peregrinar en el país(ito). País(ito) de nombre tan pretencioso, arrogante, pedante, excluyente y hasta cierto punto bayunco por creerse destinado a salvador de la humanidad entera. País(ito) en el que, a Blanca Nieves y a su madre, les había tocado nacer esta vez y con muchas probabilidades les tocaría 3 veces seguidas más y con la difusa aprehensión de que en el país(ito) de la injusticia esencial, sólo se nace para quemar karmas negativos o sea para purgar penas y sufrimientos muy graves causados a los demás.

Y peores deben haber sido, en vidas pasadas, los que no nacen y vienen, aunque sea a turistear por unos días. Basta una efímera estancia para que el estigma de la maldad brille no sólo en las noches del estío, sino en los días del hastío provocado por el amargo del no hacer nada sin permiso del tirano, por cierto medida vana fue para neutralizar el desarrollo de la huelga general que lo descachimbó.

Es más, el mismo Solarcito Mínimum Vital, al que se reduce el país(ito), tiene sus penas impuestas por dioses incongruentes o lascivos. Ubicado en un estrecho istmo, le resulta una pena mayor el sólo ser monogámicamente bañado por un solo mar océano. Otras penas mayores son los aburridos delirios de grandezas con que los hijos suyos sueñan, para despertar, por el hambre, en el ridículo de comerse la flor nacional frita, sancochada o cruda. ¡Qué se puede esperar de hijos que convierten en vianda común y corriente la blanca flor nacional del izote! Blanca nieve cimera de la botánica es la flor del izote que merecería el respeto de ser ofrendada en los altares de la patria. Planta americana de la familia de las liliáceas de aspecto de palma, con tallo sencillo, a veces ramificado; la rama, o en su caso las ramas, en forma de abanico con penacho de hojas largas, fuertes, ensiformes, rígidas, punzantes, ásperas e hirientes en los bordes; sus blancas flores muy olorosas se presentan en panícula de 0.80 metros de longitud; es también ornamental tanto que se cultiva en algunos exóticos jardines y viveros. Exóticos jardines como el de la Negra Menjívar. Aunque el de la Negra Menjívar con un toque premeditado de inculto charral, tanto que parece eso, charral, pero un charral exitoso de lo que está muy orgullosa pues cantándolo a modo de jingle de margarina pero a capela dice que es el primer jardín del mundo con un toque kitsch casi automático.

Últimamente, o sea desde hace unos ocho años, el izote, se exporta en esquejes a los países nórdicos para mitigar en los interiores habitacionales, el blanco frío del cierzo invernal, con algo de los verdes tropicales. Izote de dios que en definitiva corresponde a una especie del tópico género Yucca y que no sé por qué, al mencionarlo troco izote en azote y la recordación de Atila, el Rey de los Hunos aflora impetuosa y como muy a propósito de las persecuciones. En comparación con los izotes, los rosales no son nada, como ejemplo de paradojas en metáforas. Más hirientes y olorosos son los izotes en floración y de una belleza espectacular, notoria y morbosa.

En esa afirmación florida, el país(ito), a pesar de todo se da a querer o a odiar con vehemencia. Nada de tibiezas permite. Sólo así se entiende, o se explica, que las vergüenzas nacionales, flores nacionales de un día son. Son cansino, desganado. Son monoaural. Son que recoge la cumbia sobaqueada más comercial y que no es otra que la caricatura de la cumbia vallenata con la impronta nacionalista de ese sonsonete quizás originado desde el catastrófico encontronazo de la Hispania fecunda y el mítico Cuscatlán. Monótonos sonsonetes de las liturgias del cinismo secular para irla pasando bien y ocultar la verdad. De ahí que, en el país(ito), no es casualidad que la historia o la simple relación veraz de los hechos sea un acto de subversión. De ahí el porque de la pérdida en el tiempo, de los hechos de la historia personal del dirigente más blanco de la rebelión indígena del ‘32 y de su descendencia biológica y espiritual.

Son cuasi eternos los días republicanos nacionalistas que enturbian la comprensión, hoy tamizados con odas hipócritas a la pluralidad y a la representación proporcional.

País(ito) inventado de mierda, por el que muchos, hombres y mujeres de bien, han enloquecido y siguen enloqueciendo, creyéndolo el mejor de la galaxia. Creyéndolo el gran Señorío de Cuscatlán. Más bien soñándolo con vívidas y angustiantes alucinaciones, que ni las provocadas por una mala tisana de hongos de maíz con pétalos de floripondio pueden dar. Asumiendo demencia ante ese Cuscatlán de mitología subdesarrollada y siempre subterránea, reducido oficialmente a nombre malgastado para bautizar marimbas, minutos antes de ser enviadas a giras promocionales por la Europa de los anacronismos monárquicos o de las frivolidades consumistas del jet set. País(ito) de la eterna sonrisa del conformismo. Rincón de nefastos ciclos históricos. Ciclos que van de la hacienda añilera a la finca de café, para hoy llegar a lavandería de dólares.

Es un mercado de pulgas donde se compran y venden: documentos de identidad, melancolías ajadas, franquicias aduaneras, conciencias decorativas, pasaportes diplomáticos, calenturas ajenas, licencias de manejo, candidaturas presidenciales, insultos insulsos, asambleas legislativas, almas en pugna, cortes supremas, falsos pudores. En tal mercado a que se reduce el país(ito), resulta difícil encontrar el traído y llevado espíritu cuscatleco del incansable trabajador, ese que no lo vencen ni las más adversas y diversas condiciones del destino, como dicen los voceros oficiales del ministerio de economía y lo niegan los del ministerio de trabajo al negar la emigración por falta de trabajo. Ambos ministerios se contradicen en unísono son promocional.

¿Y las raíces de lo nacional? Un espejismo enajenante sin señas de identidad. O una reducción al consumo consuetudinario de brebajes etílicos y a la preparación permanente de la guinda hacia el norte alienante y al cultivo de virtudes como el trinquete, la chivada, el parloteo superficial, la rebusca, la zancadilla y la vivianada.

País(ito) adorado, de eufemismos y diminutivos culeros. Hacienda viscosa para añileros, cafetaleros y lavadores de dólares. Bazar de evasiones innecesarias. Mercado de pulgas lastimeras. Glorificado por yermos bardos y poetas mustios. No queda más que destruirte, país(ito) adorado, para volverte a hacer con el amor de glorificar la vida. Automáticamente las hordas de marosos y marosas se están encargando de lo primero, con su propia destrucción además. Sin ansias mayores hay que esperar ambas destrucciones o impulsarlas con mucha energía y dedicación.

Tomado de:

La propedéutica de la didáctica

26 junio 1996 – 31 agosto 1997.

ASIN: B07FX64BKG

Publicado en Amazon: 25 julio 2018.

 

Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero

Mi tapial: https://www.facebook.com/Luisfelipe.Minhero/

eCorreo: luifelmartinez@hotmail.com

 

Nota. Lunes 1, martes 2 y miércoles 3 de marzo de 2021, el eBook -o sea el libro digital- de “La propedéutica de la didáctica”, por promoción especial -paralela a la publicación en el blog- se podrá descargar GRATIS desde Amazon y... quienes así lo hagan podrán verificar lo dicho por mí, respecto al comentario del poeta José Roberto Cea.


Comentarios

  1. Y sigo con mis exóticos jardines, tipo charral.
    Éxitos y felicitaciones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me dejaste con los ojos cuadrados, desconocida invisible por amada invencible y... lo agradezco de aquí a Alfa Centauro... una pregunta: ¿te dolió escribir el comentario?✊✌⚒🛠✌✊
      Atentamente,
      Luisfelipe Minhero.

      Eliminar
    2. La oferta de descarga GRATIS del eBook "La propedéutica de la didáctica" va desde el lunes 1(antes que salga el sol) hasta el miércoles 3 (después se oculte) y no no causa dolor al bolsillo el bajarlo, Negroa.
      Atentamente,
      Luisfelipe Minhero

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Si digo que amé (poema de mi autoría)

¿Por qué la tortuga de mar es candidata a extinguirse? (Novela-collage). Confirmación lanzamiento pBook (pasta dura).

¿Por qué la tortuga de mar es candidata a extinguirse? (Novela-collage). Recordatorio presentación libro en Casa Flamenco, Suchitoto.