El guerrero tabernícola. (Cuento)
El
guerrero tabernícola.
El guerrero tabernícola es otro cuento de los que conforman la antología titulada “La saga de los espejos”, publicada en Amazon KDP, como libro digital (eBook) y como libro de papel (pBook). El cuento, como todos los de la antología está sustentado en hechos históricos acaecidos durante la gestión, por 5 organizaciones político-militares, de la insurgencia armada en El Salvador.
Pero
este cuento en particular, ficcionando una de las tareas que, emprendía mi
hermano menor al interior la organización revolucionaria en la que militaba, lo
escribí como un merecido, aunque mínimo tributo a su desempeño revolucionario.
Hoy
16 de abril de 2021, reitero dicho homenaje, pues mi hermano estaría cumpliendo
(__)enticuatro años de edad y más porque casi llegamos a los 40 años de
ignominiosos y crueles sucesos, desde los cuales fue desaparecido a la fuerza,
por la dictadura militar en escalada fascista y lacaya de la criolla oligarquía
agro-exportadora-financiera-industrial.
Pero para que se sepa, fue la perversa intervención de varias patrullas de la policía de hacienda (la nefasta ph, entonces al mando del coronel francisco “chico ejote” morán) que un funesto día en julio de 1982, lo interceptan en la gasolinera, frente a los multis de la Colonia Monserrat, lo secuestran con todo y su carro (un Mazda RX2), lo encierran en abominable prisión y lo asesinan años después... desde el inicio de la posguerra, (des)gobiernos van y (des)gobiernos vienen y todavía HOY CONTINUA mi hermano menor como desaparecido político, muy a pesar que, en su momento, el caso fue debidamente registrado en el Informe de la Comisión de la Verdad de ONUSAL.
El guerrero
tabernícola.
Para mi hermano
Guillermo Antonio Martínez M.
Luisfelipe
Minhero
Octubre 12, 1994.
U |
n
anillo periférico de sentimientos confusos -por encontrados y a veces
dispersos- le empezó a ceñir su ser y su estar... como vieja brisa de porcelana
se le aposentaron extrañas dudas insomnes, pese a lo firme de las bases de su
amor por la revolución social, sin haber sustituido el que pródigo brindaba a
las mujeres bellas, graciosas y de caderas cimbreantes... asir con firmeza la
pasión con la que amaba a una y a las otras, no lo vivía como contradicción
sino como complemento dialéctico directo e intuía que yuxtaponer a ambas
-mujeres y revolución- dada la inmensurable dimensión del sentimiento, le
resolvía tales dudas insomnes... “Almudena,
vida mía, iluminame con tu comprensión este caminar lejos de vos”.
Con
la mayor sencillez, la causa de tales disquisiciones la ubicaba en la frialdad
que había adquirido el montón de consignas platónicas, con las que lo instaban
y conminaban a la inmolación personal -de ser inevitable- por amor al pueblo y
que se las atiborraban después de un “reciba un fraternal y revolucionario
saludo, compañero, antes de pasar a exponerle el motivo de esta...” y las
pintorescas y formales expresiones no pesaban más en su convencimiento... aun
así persistió en el empeño de construir -con proletaria paciencia- para las
mayorías populares la anhelada aurora roja.
En
la construcción de tal roja aurora se estaba quedando solitario, además de
célibe... penaba con su romántica ideología ya sin muchos de los camaradas con
que se inició en la lucha armada y Almudena, insistente e incisiva, en un
ascendente activismo de misiones alejadas de él... muy a su pesar actuaba
trashumante -“del Paz al Goascorán”- en la peligrosa geografía nacional... en
ese estadio del celibato revolucionario y con los consabidos saludos le llegó
la 1ª orden de una tarea internacional, que sería una 1ª misión en el
extranjero... diligente preparó sus indispensables efectos para viajar, que a
la perfección cabían en un maletín de mano.
Cumplida con gran éxito la 1ª misión en el extranjero, le ordenaron otras que lo llevaron a un rosario de conectes arriesgados, al menos por lo desconocido de los entornos en que se daban y por supuesto dados los “personajes” con quienes lo relacionaban.
Esa vez el conecte se iba a dar en el bar “La Última Carcajada de la Cumbancha” donde la ciudad porteña hacía evidente la escondida agonía de sus tristezas tropicales... agonía y tristezas jarochas que en los “brochures” turísticos eran lujuriantes borracheras de sol y exuberantes palmeras enamoradas del mar.
Enfatizada
la emoción del entorno portuario -en el peregrino bar con la carrasposa voz de
la iracunda Chavela Vargas- se enarbola el deseo y la continencia en una
contradicción nada secundaria -ideologizada sobre la piel- y huye de la
sublimación: “sólo hay dos sexos pero una multitud de nexos” y escuchaba la voz
enardecida de Chavela, como un desbocado tropel de hembras en celo saliendo
desde la arrinconada rocola de alta fidelidad, que en un tono goyesco
tropicalizado le pintaba ambiente al bar... el tropel de hembras musicales en
celo le llegaba hasta el recuerdo más tenue del último lascivo instante vivido
con Almudena y transforma el lúgubre bar en luminosa y confortable antesala del
profundo verde esmeralda marino y se impregna de sudorosa y bienoliente
sensualidad emanada de Almudena.
Exento de culpabilidades -por obra y gracia de Prometeo encadenado- persevera en la agradable perversidad que es degustar de los frutos del metafísico árbol del bien y del mal... desde siempre le abundó la duda en la fortaleza moral proveniente de las buenas costumbres burguesas... se encargaron para ello, 1º -en su 1ª infancia- unas tías solteronas y bastante después su responsable político del partido de cuadros, de inocular -con miedos horribles de naturalezas diferentes- que la transgresión de las buenas costumbres es motivo de condenas eternas o por lo menos de prisión mayor.
Le nacía en la portuaria ciudad “rinconcito donde hacen sus nidos las olas del mar” una desconocida y quizás pavorosa inquietud... nunca antes se imaginó verse bebiendo a solas la laxitud en una botella de bucanero ron antillano en inimaginable bar de inimaginable ciudad portuaria, pero por donde la cruz del exaltado modo de sufrir cristiano entró a este continente de complacientes dioses de piedra y menos voraces modos de producción, que en verdad siendo rigurosos en el análisis, no pasaban de un único modo de producción tributario, con ligeras y meridianas variantes de latitud.
Luchaba
-ayudado por la desinteresada dulzura del ron- con la lejana y 1ª imagen del
mar que la inconsciencia infantil guardó en extraviada zona de la memoria...
imprecisos recuerdos le surgían: una ramada techada con palmas de cocoteros y
asentada en volcánicas arenas negras de la playa “Las Hojas” -en el departamento
de La Paz del país(ito)- un interminable paso en cayuco por un estero agitado
para provocar pánicos en sus 4 años de asombrada existencia en este mundo.
En
ese inevitable y aterrador paso por el estero, las tías solteronas aprovechaban
para atormentarlo e intentaban anularle los gozos desconocidos del pecar con la
carne y sin entender a qué carne se referían.
Recién
antes de salir a la actual misión, de los compas de la dirección nacional le
llegó un escueto mensaje: “Compañero, lamentamos la heroíca caída en combate de
la compañera Almudena”.
Lejos de la tierra natal y de donde disfrutó del primer placer carnal interactivo, la inquietud de la espera ante un inminente y desconocido conecte -reconocible sin equívocos fatales con el auxilio de un santo y seña preestablecido- le carcomía el alma aventurera.
Piel femenina dorada por el sol caribe, en armónico cuerpo de mujer fatal, resultó ser el conecte que con brevedad de hastío de pavo real le explicó con pontificales detalles adonde le entregarían el lote de armas y municiones... ella -es decir el conecte- no se dejó descubrir una tan sola emoción, excepto la sonora tristeza tropical que de todos modos se vivía esparcida en “La Última Carcajada de la Cumbancha”.
De
golpe se percató que estaba peligrosa y precariamente anclado en puerto
extranjero... solitario y viudo... infestado ya de esa tristeza tropical...
entonces se apresuró beber la última gota del ron dulzón... la ocasión no daba
para más... la presencia de las tías de una austeridad improcedente y del
ubicuo e imponderable comité central se habían materializado en el vaho del
bar.
Con
el lejano rumor del zapateado con que imaginaba las parejas enamoradas bailando
la viva Bamba se retiró del bar... caminó con morosa lentitud y cierta
auto-compasión hacia el lujoso pero frío hotel turísticamente muy bien situado
enfrente del malecón veracruzano.
Poco después y de varias misiones y con un numeroso lote de armas largas de infantería y abundantes municiones, Ballardo -con gallarda hidalguía- en un punto ciego fronterizo, entregó la vida a cambio de que el cargamento no cayera en manos del enemigo y dejó de soñar y de esperar la Aurora Roja de la Revolución...
Veracruz,
a tus playas lejanas no volverá.
San
Salvador, 12 de octubre de 1994.
Tomado de:
La saga de los espejos
Luisfelipe Minhero
ASIN: B0875X7656
Publicado en Amazon: 1 mayo
2020.
Luisfelipe Minhero.
Autor Independiente
Salvadoreño.
Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero
Mi tapial: https://www.facebook.com/Luisfelipe.Minhero/
eCorreo: luifelmartinez@hotmail.com
Nota. Viernes 16, sábado 17, domingo 18 y lunes 19 de abril de 2021, el eBook -o sea el libro digital- de “La saga de los espejos”, por promoción especial -paralela a la publicación de este fragmento en el blog- se podrá descargar GRATIS desde Amazon por mediación de mi Página de Autor Central cuyo hipervínculo aparece en el párrafo anterior y... a quienes así lo hagan y lo lean, les quedaré muy agradecidos por sus comentarios en este blog y por sus calificaciones en la página habilitada al final del eBook.
Una narración bien cabrona por muy humana. Expresa el dolor del autor que, quizá sin proponérselo, queda plasmado.
ResponderEliminarQuerido Víctor: la realidad fue más cruel, porque además yo estaba preso y... todavía no he podido llorar con dignidad a mis muertos... nuestros muertos con dignidad. Gracias.✊✌🛠⚒✌✊
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