Editorial de la revista Nº 4 de la "Brigada de la Masacuata". (Transcripción literal).

 

Editorial de la revista Nº 4 de la "Brigada de la Masacuata".

Transcripción literal.

Me parece, dadas las tantas coincidencias de pensamientos, palabras y hechos (de todos colores, tamaños y texturas) que una generación comparte, que la Historia se presenta incisiva e insistente y como repetitiva. Todo por no resolver ciertas agudas crisis que, en sus momentos causan grandes desasosiegos, contundentes incertidumbres, gravísimos daños y crueles injusticias. Ergo, oportuno me parece transcribir ahora el Editorial de la revista Nº 4 de la "Brigada de la Masacuata", publicada en junio de 1970 luego de ser impresa, con ciertos barrocos aires de toques artesanales vicentinos, en la Editorial Ramírez de San Vicente, cuna también del movimiento político-cultural Brigada la Masacuata, cuya ideas las presentó organizadas en estructuras táctico- operativas y planes de acción.

Documento con dotes de profético, amén obvia declaración de guerra y... evidente preludio, digamos poético, de una de las 2 primeras organizaciones guerrilleras revolucionarias salvadoreñas fundadas en los años ‘70 del siglo XX.

Como respaldo y garantía de autenticidad de la tal trascripción, tengo a bien adjuntar reproducciones fotográficas facsimilares de unas páginas de la mencionada revista Nº 4, que apañan lo dicho, puesto que, pasado mañana empieza el mes del 51 aniversario de publicada.

Luisfelipe Minhero

Masacuato Propiamente Dicho.

 



De izq. a der. Eduardo Sancho, Roberto Monterrosa, Carlos Alfonso Hernández, Rigoberto Góngora, Manuel Sorto y Luisfelipe Minhero. 1970.

 

He aquí el visionario editorial:

Somos juventud y esa es la mejor manera de definirnos ante los cerebros anquilosados. Iniciamos esta embestida cultural, así, porque consideramos que definir la Brigada, sería muy difícil, porque somos tan complicados como la vida misma y es a partir de ahí que decimos estar implicados en la tarea cultural, que haremos sin trabas, porque nuestro dinamismo no lo pueden detener, porque toda nuestra energía la hemos venido acumulando en los fracasos y triunfos de nuestras batallas. Alguien esperaba algún manifiesto como lo han hecho los anteriores movimientos o campañas de publicidad, o considerarse los más geniales artistas que se han producido, pues no, nosotros no hacemos esas pantomímicas o alardes románticos, de una época enterrada y desenterrada, por los grandes biografistas, tampoco vamos a realizar lo contrario, no. Vamos a realizar las tareas que nos han correspondido emprender a toda costa, sin andar tocando tambores y marchas triunfales. ¿Ven que sencillo? Hemos sido testarudos, pero quién no es testarudo cuando se ama a esta humanidad que va creando los ladrillos de la cultura espiritual y material. Aquí se encuentra el primer pozo humano del cual bebemos, sacando los baldes de la paciencia, de la agresión. Entonces se comprenderá por qué somos testarudos, ya no tenemos esperanzas de integrarnos a ese ejército al que usted pertenece, ese ejército de conformistas, de seres pasivos ante las atrocidades, plegadizos, tragamonedas con ojeras de hambre espiritual.

Pero ustedes ¿por qué dicen todas esas cosas?

Y dónde deja usted la opresión cultural de los países subdesarrollados.

Nosotros defendemos todo lo que culturalmente libere a la humanidad de los chupasangre del trabajo.

Para nosotros el arte tiene una función cultural porque vitaliza, porque rompe esquemas, porque el arte no se basa en dogmas al estar impregnado de vida humana, de complicaciones. Ahí reside nuestro empeño: estar en líos con la cultura oficiante. También nos hemos encontrado con unos grupitos que ocupan el arte como una entretención. Para nosotros el que vive el arte de este siglo está implicado diariamente con la vida y ve con los ojos de la sensibilidad estética y la subversión.

En las actividades realizadas hemos observado como los grupos humanos en base de sus desequilibrios emocionales creados por el sistema de vida, por los desequilibrios ideológicos, esa conciencia de vida, parasitaria, hemos visto sufren frustraciones cuando actuamos, cuando leemos, cuando les sacamos a flote toda su hipocresía, su limitación en su propia jaula. Son grupos que rechazan lo nuevo, este arte que les parece destructivo porque le barre la jaula, es cuando se sienten indefensos. De esta manera nuestra actividad saca de la paciencia a los enjaulados ya que ven: no estamos en su jaula. Es realmente agradable que se nos rechace. Ello indica una separación cultural, de posición ante la vida, ante el humor, ante las oclusiones y la picardía. Nosotros planteamos vivir la vida plenamente y por eso se nos acusará, nos cerrarán los auditorios, las galerías inexistentes. De todos modos no esperamos a que nos entiendan todos.

Si antes nos llovía fuego era por la búsqueda de la legalidad, de los grupos “establecidos” en esa legalidad o es que tuvieron que emigrar en la oscuridad de la yerba o en los cuartos oscuros del aislamiento.

Nosotros reconocemos todo trabajo anterior. Hemos decidido alcanzar el fuego, hacer el uso más conveniente contra aquellos que no dejan vivir la plenitud humana o aquellos cuyo oficio es detener o apagar el fuego. Son aquellos bomberos con traje especial, con posiciones neutras. El fuego que solemos tirar es resultado del entusiasmo y entrega al trabajo cultural, porque si no hay trabajo creativo artístico, organizativo no hay fuego, no hay llama que haga sentir el calor. De esta manera decimos a los grupos que integran las BRIGADAS que preparen sus cañoncitos culturales, que almacenen pólvora fundida con la tradición latinoamericana, que comiencen a distinguir a los mediocres, a los parásitos, a los encopetados dominantes, a los enfrascados recesivos, a los burócratas, a los imitadores vulgares.

Por eso cuando le decimos “fuego” a estos cañoncitos espirituales, contribuyen con su poquito, con ese puchito de trabajo, que es la dosis posible que podemos dar, sin esperar recibir, que es individual y colectiva, pero temible cuando la respalda esta juventud que somos, dispuestos a vivir plenamente, a construir ladrillo por ladrillo.

Algunas gentes retrasadas, no llegan a comprender esta entrega cultural, porque no produce, porque no da nada lucrativo, porque no da reinos terrenales.

Una vez más vamos a enfocar los cañoncitos espirituales a un solo sitio, ustedes ya saben dónde, es hasta entonces que podríamos decir que nuestro trabajo cultural es aceptado, es hasta entonces que estará cargado de vigor, de tempestad, será una embestida con las teas que iluminan los rostros marcados por la huella del dolor, de la alegría, del caos, pero también sabemos que no todo llueve del cielo y que necesitamos paciencia, porque algunos mojan la pólvora o se las quitan y es cuando algunos se quedan sin armas culturales.

El papel de las BRIGADAS DE LA MASACUATA se hace necesario ponerlo al lado de la juventud inconforme, rebelde con causa, con inquietudes por lo nuevo y solo ello podrá convertir a las Brigadas en guías y orientadoras culturales. Siempre hemos estado dispuestos a darnos con las narices.

Estamos con esta juventud que “ha dicho basta”, que quiere saltar los tapiales, los muros que se nos irán poniendo para obstaculizar el trabajo, pero para eso tenemos escaleras, cumbos, lámparas para iluminar.

Para nosotros construiremos un nuevo horizonte, abriremos brechas, trincheras.....

Junio de 1970.

 

Tomado de:

Revista Nº 4 de la Brigada de la Masacuata.

Junio de 1970.

 

Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero

Mi tapial: https://www.facebook.com/Luisfelipe.Minhero/

eCorreo: luifelmartinez@hotmail.com

 

Comentarios

  1. Sumamente interesante este documento, LF. Por su divulgación, muchas gracias.

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