Pero yo no concibo esa razón (capitulo 1 de Cautivos). Primera entrega.

 

Pero yo no concibo esa razón

Capítulo 1 de la novela Cautivos

1ª entrega

De mi libro “Cautivos” que, consiento en formalidad de novela, por cierto el 3º de la trilogía “Las ofensas finales”, hoy tengo el gusto de iniciar la publicación en mi blog del capítulo 1 titulado “Pero yo no concibo esa razón”. Luego continuaré el lunes 30 de agosto y el miércoles 15 de setiembre y finalizaré el jueves 30 de setiembre de 2021. Es decir que tuve que “despenicar” el capítulo para publicarlo en 4 entregas, que espero tener el honor y la complacencia que las lean y de ser posible me las comenten en el blog cuyo vínculo (link) es: luisfelipeminhero.blogspot.com .

El ambiente o atmósfera de la novela deriva de una sui géneris interpretación del bolero “La barca” del cantautor mexicano Roberto Cantoral. Ambiente donde se insertan las peripecias de un grupo de reconocidos expertos guerrilleros que deciden conformar un comando para la realización de una operación militar que les procure los medios económicos para resolver su reinserción social, luego de muchos años en la clandestinidad, dado que el gobierno y el FMLN no les proporcionaba nada para enfrentar el diario a diario de sus necesidades materiales. La operación guerrillera que deciden ejecutar es un éxito rotundo y el dinero obtenido -que supera sus expectativas- deciden invertirlo en negocios porque se les hace imposible gastarlo en bienes suntuarios. Al poco tiempo esa vida de empresarios triunfadores los pone en el camino de encontrarse con el banquero y hombre de negocios que fue la “víctima” del operativo guerrillero, pero esta vez como socios y amigos, muy a pesar de las diferencias ideológicas. 


Carátula de las ediciones en papel y digital.

 

 

“Pero yo no concibo esa razón”...

 

Vivo de los recuerdos.

                                                               Vivo con los recuerdos.

                                                                                                                             Vivo por los recuerdos.

¡Por la puta, cómo llegué a depender de los recuerdos!... ¿enfermizo apego a una supuesta edad de oro que ni en sueños sucedió?... con ese sesgo, este rollo hablado o escrito, por momentos parecerá una confesión no pedida, una aclaración innecesaria, pero no... es una novela digamos algo biografiada... a lo mejor, inadvertido, vierto partes de mi Vida Oscura, la del otro lado del espejo... pretendo así morir tranquilo y descansar en paz... aguda lengua la mía siempre fue.

¡Y necesito del olvido!... ¡del olvido! por cuanto es, ¿trágica erosión de los años que falsea y pierde los rasgos de todo: caminos, vulvas, rostros, paisajes, vaginas, promesas, ciudades, (m)anos, proclamas, torsos y nalgas al desnudo o encubiertos?

¡Pero me es vital el olvido aunque sea para morir en paz! Recuerdo«olvido, en aparentemente contradictoria e inmaterial relación, además lúgubre y morbosa. Como adherida al humo y a la niebla pero que sostiene mi momento y mi entorno inmediatos.

Los acuerdos de paz cada segundo se me alejan más y el pasado anterior a ellos se me desvanece, ¡pírrica victoria de mi conciencia! No obstante vivo algunas alegrías actuales tal como al escuchar muy atento que ese pasado bélico amenaza con volver, según el decir de esos politicastros gangueros y mercantilistas, devenidos en agoreros de suertes ajenas, clarividentes improvisados por las perras ansias y un elemental gamberrismo... gánsteres que se presentan en forma de televisivos analistas y protegidos de públicos exasperados por el éter del medio, salida para prolongar sus despojos en la integridad física, la única que alguna vez tuvieron, hoy erosionada por indetenible decrepitud a causa de las pérfidas rutinas, incluso bajo la tenue luz de un farol. Vana medida de seguridad pues del foro televisivo tendrán que salir y llegar a sus respectivos antros o cubiles... y en la inevitable ruta podrían tener desagradables encuentros con molestos aparecidos... hay tremendas fallas en tales medidas, bien por olvidos premeditados, bien por devoción correspondida... ni el auxilio de onerosos parlamentos es suficiente para el blindaje... en todo caso las quemaduras de sustancioso grado, fácil consumirán los restos con todas las evidencias de antemano borradas.

¿Se atreverían dichos pitonisos decir todas esas tarugadas, con las que se permiten insultar la inteligencia por la tv y por la radio, en un foro instalado, por ejemplo, en el estadio de la Flor Blanca (rebautizado con malévola malicia como estadio “Mágico” González) y ante 13,579 hinchas hostiles e iracundos? Porque en sus vaticinios nomás expresan sus deseos como cadenas de eventos catastróficos, siempre y cuando no se trate de las secuelas de sus perpetraciones. Aferrado a fanatismos crudos, el puto destino del país(ito) es cargar con layas de “analistas” que espantan la inversión extranjera, ahuyentan al turismo foráneo y nos acostumbran al horror de las maras... ¡maniqueos de mierda!

 

Una inercia improductiva se apodera de mi mente y de mi cuerpo, cierro los ojos y no sueño, pero percibo revolotear en el aire, pese a su extrema densidad, la apabullante sentencia latina “si vis pacem, para bellum”, por lo que mejor decido permanecer en vigilia persistente, ante un enemigo que está adquiriendo la ubicuidad en un tiempo reservada exclusivamente para ciertos dioses frustrados e irascibles... convalezco con incierto coraje recóndito.

Mientras tanto mi guitarra gime, no canta, una poco elegante melancolía quizás acorde a la circunstancia, pero lo disimulo armonizando algunos boleros míos y otros de Roberto Cantoral... no me decido por entonarlos pues sería un golpe demoledor a mi triste coraza. Imagino que así se comportan los boleristas mientras lloran gotitas de dolor y crean el veneno para la envidia y el enojo... a lo mejor de tan sincopada catarsis salgo con un himno alegre a ritmo de bolero y que resuelva enigmas como los planteados en “La barca”... por supuesto descartando la intervención de Caronte en su inútil trajinar entre las riberas de la Estigia... aquí es otra onda más cercana a Mictlán donde los muertos son guiados por el doble de Quetzalcóatl... a lo mejor también así logre resolver los arcanos de mi Vida, casi siempre en encrucijadas sin explicaciones.

 

A todo esto, sólo dos vamos quedado de los que desde la “Operación Héroes de la Revolución” fuimos partícipes en la “gran onda” del rebusque financiero, el táctico y el estratégico para sostener y desarrollar la guerra popular... yo tímidamente di mis primeros pininos “cumbiando” monedas -pesetas y pesos- en las manifestaciones callejeras... con la expansión de la guerra (un fusil G-3 se compraba en el mercado negro en unos us$5,000.00 y se necesitaban muchísimos) la operación se fue magnificando y le empezamos a caer directamente a los billetes en los bancos para luego pasar a tasar y cobrar impuestos de guerra a la delicada oligarquía criolla (entonces agroexportadora-financiera-industrial) y a las empresas transnacionales afincadas... algunos melindres se dieron en ellas pero siempre cedieron, no de corazón por supuesto... ¡éramos tan convincentes con los argumentos de grueso calibre!... consecuencia de la sistemática práctica... en un orden sistémico, pronto y sin darnos cuenta, nos convertimos en e$tratega$ del financiamiento para la toma del poder... fue un acto de amor con el proletariado.

Hoy somos dos sobrevivientes innecesarios y por lo demás impertinentes, al gusto de abanicar antojos de algún ex-comandante caído en el oprobio. Pero dicho con propiedad poco se puede hacer, además del ridículo, en este país(ito) hoy de realidades mediáticas apabullantes, por el poder, obra y gracia de la nueva oligarquía lavandera de divisa$ conv€rtibl€$.

Si no tenés portavoces, por demás bien pagados pero además aceptados por la argolla económica, ya para qué insistir con tus pilas moralizadoras de obsoleto hombre nuevo... yo tranquilo he aceptado ante públicos reducidos que en cualquier mierda no soy nada. Aquí y ahora, eso de “hombre nuevo”, quedó tirado en el camino de la absoluta incomprensión apuntalada en razones pragmáticas de la democracia occidental... ¡y por la gran puta, el arquetipo del hombre nuevo guanaco estigmatizado como un loco enamorado del trabajo y del ayuno y de las estrellas, eso en el mejor de los casos!... por ahí aparecen encabezando la lista dos que por la causa entregaron sus Vidas... uno, diagnosticado clínicamente esquizofrénico que recuperó su lucidez justito en el breve instante antes de expirar a causa directa de las vívidas torturas que le fueron prodigadas en la primera brigada de infantería mejor conocida como cuartel San Carlos... el segundo, mínimo, con ese síndrome maniaco-depresivo, hoy llamado de disfunción bipolar, que lo llevó a la auto inmolación justiciera.

La razón pragmática jamás entenderá y mucho menos asimilará que la locura es el estado perfecto de la inocencia y del altruismo que se perdió por esa desventurada forma de ver los sueños y los hechos. Iniquidad por las asimétricas negociaciones.

Mi dicha es que de bolada ni huelo ni hiedo... aparento ser menos que nada... me abrigo con un plante tantito desarrapado como hippy a inicios de los ’70 y refuerzo la idea con estilo y propiedad. Un hombre sin tiempo y sin afanes y por lo mismo inocuo para los tontos de poder. Un ser que navega con bandera de pendejo en las tropicales tempestades del Mar de los Vergazos.

El otro, sobreviviendo en la barriada otrora alegre del otrora pintoresco y amable Barrio Santa Anita, ambos a punto de morir de tristeza y de cirrosis. El compa reducido a “bolito cunetero” o sea dipsómano acabado, sin pisto y con apariencia inculta. El Barrio cayendo a jirones.

Los demás entrañables e$tratega$, descansan en la paz de los sepulcros, única en la que todavía sueño creer. Algunos en sepulturas ignotas, desgraciada gracejada de la oligarquía entonces cafetalera y de algún tonto-obsesivo criminal del pentágono mediante las “desapariciones” ejecutadas por la manga de sicarios roñosos en las hoy borradas G.N., P.H. y P.N.

Gobernar es cosa de civiles, declaraba el coronel Molina siendo presidente del país(ito) y caudillo de la represión, por cierto tío muy lejanísimo de ideas del Compa Tomás lo que nos vincula de antagónica manera, diría casi desde siempre, con el poder oligárquico. Decía el coronel-presidente: “Nosotros los militares, mandamos. Pero sin autoridad no se puede ordenar ni mandar. Y como toda reivindicación es expresión y prueba de conspiraciones comunistas contra el principio de autoridad, pues no permitimos ninguna petición, ninguna demanda, ninguna gracia”. Interesante exordio a la guerra civil que vivió el compa Tomás como el oveja roja de la familia. ¿Será por eso que los coroneles no tienen quien les escriba? Desde allí y con la atracción de las represiones militares se potencia el horror encantador del miedo incorporado al folclor de los pueblos ladinos. Pero el miedo crece, se multiplica, se divulga... cala, hunde, sepulta.

La que parece sempiterna oligarquía, aun con los ligeros cambios de actores y escenarios, de intereses y rubros de inversión le valió y le vale verga el informe de la Comisión de la Verdad de la ONU instalada en el país(ito) plétora de dólares para investigar lo público y notorio sobre los célebres escuadrones de la muerte, sus pretorianos inmundos y subdesarrollados... por algo será.

Buena parte del país(ito) de mierda se convierte en un banco oscuro de arena movediza que se hunde y engulle todo lo que puede. A las indigentes mayorías populares, les impide el ritmo de la luz y escapar hacia las izquierdas... por algo será.

País(ito) de mierda que ha aprendido a pasarla adherido al recuerdo de mitos patrioteros y aferrado a nostalgias de lo que jamás vivió... basta mencionar dos que tres: al inventado guerrero indígena Atlacatl (plasmado en ignominiosa escultura en la que destaca un aparatoso plumero a modo de corona, atisbando putas a la deriva por la entrada de Antiguo Cuscatlán), al hipotético segundo lugar en el nunca realizado campeonato mundial de himnos nacionales, a las sempiternas derrotas de la “selecta” nacional de fútbol pero ¡¡¡con sabor a victoria!!! según el decir de la prensa local y no debo terminar este breve listado sin mencionar el tremendo mitote sobre la proverbial disposición al trabajo de sus nativos que se zafan hacia el norte imperial a sudar calenturas ajenas.

Habiendo renunciado a mi patria de nación no pude adquirir el patriotismo suficiente para con el país(ito) de modo me convirtiera en un ensalzado hincha, descomedido ni tan siquiera moderado, de la selecta... ente creado por la oligarquía criolla para adoración de las masas del país(ito) y como barato opio que embrutece a las grandes mayorías.

Neblina de los antojos... intrigas de las sombras... pesadilla y perversión de los demiurgos.

 

Ahora vivo casi aterrado, por maniatado que me siento y lo peor con cadenas intangibles (de esas que un profundo pensador llamaría metafísicas) y de hondas connotaciones folclórica-bayuncas, que este país(ito) de mierda me ha impuesto... me abate un patriotismo elucubrante de nostalgias en hechos que no ocurrieron. Cadenas de las que ni las tres divinas personas lograrían librarme, pero me dan tranquilidad y los oportunos y cómodos pretextos para no salir ni del municipio y a veces ni de la colonia, permaneciendo estático en un tirarle a lo impávido en el encierro silencioso-musical del chante. Aparente calma que, en algunas madrugadas turbadoramente turquesas, me hace creer estar destinado al cumplimiento de otra misión anónima, paradójica con mis disposiciones y voluntades actuales, de esas que su colosal perspectiva se explica a partir de las voces interiores, tan siquiera imposibles de asimilar, tratándose de un ateo tan profesional como yo. Ateísmo al que accedí con certeza luego de una larga, exhaustiva e infructuosa búsqueda de dios que incluyó leer las páginas amarillas... una voz venida del aire me aclaró que si no está en las páginas amarillas no existe...

De perdido, en vano reintento, me podría hacer cargo de una ingente y gloriosa obra revolucionaria tipo continuación saga del Che ¡y en este desganado y superficial país(ito) de mierda es misión imposible en los próximos cincuenta años!... y para qué, total ni salvatrucho de nación soy... en todo caso este ardor místico que se incuba sin yo quererlo, es posible me ayude a enfrentar los amores que pronto se avendrán con aires huracanados para no dejar nada en pie cercano a mí que añore tan siquiera mínima porción de pasado.

 

En un momento definitorio en el proceso de aceptación de nuevos rumbos políticos, nuevas causas de lucha, nuevos derroteros ideológicos y por supuesto de otras identidades personales; la imponderable CP de la RN o sea la omnipotente Comisión Política de la Resistencia Nacional consideró impostergable la adopción de la nacionalidad guanaca. Por buena o mala suerte, conté con la prolija, perfecta y completa documentación salvatrucha (cédula, pasaporte, licencia de conducir oficio liviana y título de licenciado en ciencias políticas por la intervenida y devastada Universidad de El Salvador) que el Chobeto me elaboró, a partir de la partida de nacimiento auténtica, que en un viaje a la Managua sandináis de los ‘80s la llevé, por cualquier cosa, embutida a la vista de todos en un pictórico collage naïf, bien enmarcado por cierto. Contenido y continente que al Chobe le entregué, con las explicaciones del caso en el mero Taller de Documentación Central instalado (por cuenta y riesgo de la orga y para servicio de la unidad estratégica) en la Avenida Bolonia, de la Rotonda el Güegüense 2½ cuadras al lago. Por eso y otras cosas del corazón innecesarias de mencionar, fue una refrescante estancia allá en 1984 de paso alegre para La Habana y de ahí lúgubre a Praga.

De tal trabajo de falsificación nadie jamás puso en duda su calidad opus máster... ¡se pintó el Compa Chobeto! A pesar de sus obvias señales optimistas, nunca imaginé que ese año 1984, hasta hoy lo descubro como aciago año, empezaría a definirse el alucine orwelliano plasmado magistralmente en esa deslumbrante novela, con el título del año en mención, no sé si satírica o profética. Profecía que empieza a cumplirse recién el inicio del siglo XXI en los USA y de rebalse en el país(ito) venido a dócil y pulgarcita colonia yanqui. Aterradora realidad que comienza con la cruzada universal antiterrorista, maniquea y mano dura militar.

La calidad a nivel de excelencia de los “papeles” que me permitieron sustituir a un nativo local, fallecido siendo infante, ha sido certificada por el Registro Nacional de Personas Naturales y luego por el Tribunal Supremo Electoral y que por cierto incluso me habilita para votar (supongo hasta un día antes de mi muerte) en Ayutuxtepeque y de quererlo pude y puedo votar (con el infalsificable Documento Único de Identidad, resultado final de los papeles que me hizo el Compa Chobeto, tal lo afirman todas las “autoridades” del ministerio de seguridad y de otras dependencias del gobierno) en las “más cruciales elecciones de los últimos años”, como las han venido etiquetando los periodistas subnormales de la prensa venal-banal-local.

Parece que los parientes, sobrevivientes al holocausto salvadoreño, del que desde entonces sustituyo, emigraron del todo y para siempre al norte imperial, sepultando toda duda respecto a mi fingida identidad actual. Como los ex-correligionarios pequebú, que lograron ganguear su reincorporación al sistema para mutarse en acomodados funcionaros públicos, no conocían mi verdadera identidad y por lo mismo ahora creen que soy quien digo ser, tanto que a veces me sirven de referencia para sustentar mi historia en general y solicitar créditos en particular. ¡Por vergüenza y algo de cinismo no digo nombres, amén que me ven de una condición igual a la de ellos y para qué decepcionarlos! Me parece increíble, pero en verdad me siento transformado en un auténtico guanaco salvatrucho, como los de antes de la guerra... alucinado convencimiento.

Con tan buenos papeles elaborados por el Chobe, en verdad perfectamente pude haber deparado en Suecia, Noruega, Finlandia o al Reino de los Países Bajos, el conocido de manera no oficial como Holanda... y en calidad de insuflado exiliado político por lo que al nomás llegar solicitaría el respectivo asilo... jamás hubiese asumido la desventura de un mendigante refugiado económico. De haberme decidido a Holanda, habría ganado la ventaja adicional de frecuentes vacaciones en los paraísos caribeños de las Antillas Neerlandesas y Aruba (forman la parte tropical del reino) y eludir sin perecer, entre mediados de diciembres y finales de febreros subsecuentes, el violento cierzo y crudas nevadas invernales del ártico asolando el reino.

Hubiese alegado para conseguir el asilo político, amén de mi militancia en la clandestinidad durante los años de guerra, el circunstancial y extraño intento de asalto (con nutrida balacera incluida) por un grupo de seis hombres con apariencia de campesinos menesterosos pero bien armados con fusiles M-16 y granadas fragmentarias y sin testigos presenciales... nunca supe si en onda de amedrentación o secuestro políticos, o sólo por el delinquir común de robar.

El suceso ejecutado exudando nerviosismo en los facinerosos sobre un tramo de la carretera Sonsonate/Santa Ana y cerca de Los Naranjos, cuando mi asociado y yo veníamos de una jornada de trabajo con unos cooperativistas indígenas de Nahuizalco y apenas semanas después de firmados los “acuerdos”, apenas me provocó un insignificante estremecimiento.

Libándonos un par de cervezas bien frías -con bocas de camarones al ajillo del lago de Coatepeque en un merendero del Congo, en el Tono’s para ser preciso- nos fuimos aliviando del susto... recuperado el aliento, hasta entonces caímos en la cuenta que el punto del asalto fue justamente equidistante unos 234 metros, de precedentes y posteriores, patrullas del ejército que con seguridad no escucharon nada porque no existe peor sordo que el que no quiere ver ni oír... singulares circunstancias encubrían el hecho, pero se destacaba la complicidad de un glorioso y empatado ejército que a consecuencia de los “acuerdos de paz” se distraía del traumático aburrimiento actuando como fuerza de apoyo en tareas conjuntas con la vieja policía esbirra y la naciente policía nacional civil, hibridadas en un primer ensayo de solución orgánica para las partes. Es sabido que todo ejército sin guerrear en poco tiempo languidece y el hastío lo abate y la continua convivencia del acuartelamiento lo escarnece... en corto plazo, la desnudez total en que se ven sus miembros a las horas del baño, lleva a intimar cada vez hasta que aparecen las prácticas sexuales entre varones, quizás entretenidas pero nada apropiadas como aprestos a la disposición combativa y que lo van hundiendo en desafueros que conducen a la necesidad de reprimir cualquier aspiración popular.

Claro que el haber salido ilesos, mi socio y yo, fue además de casualidad o buena suerte algo también de la pericia y agilidad adquirida durante la guerra... el hecho por lo pronto podría ser el inicio de un plan de amedrentamiento... tales fueron las conclusiones a las que para llegar nos bastó otro par de cervezas bien frías, ya no con bocas de camarones al ajillo del lago de Coatepeque sino con pastelitos salados... lo providencial del acto quizás fue que de la balacera nomás algunas balas nos cayeron y sólo en partes digamos cosméticas del carro ni tan siquiera en el vidrio de un parabrisas... luego de otro par de cervezas boqueadas con tortilla caliente saliendo del comal y cuajada fresca, pues continuamos con toda tranquilidad y despreocupación el regreso al changarro central en la capital.

Me sorprendió y causó grande extrañeza que a pocos días del incidente que sólo conocimos los involucrados –es decir el socio, yo y los facinerosos- agentes de civil, de la ya inhabilitada -por el proceso de extinción- Policía de Hacienda (P.H.), llegaron con raras preguntas al local alquilado donde teníamos el changarro, en son de investigar si habíamos sido víctimas de una banda de asaltantes recién capturada que operaba en la zona del Cerro Verde y Los Naranjos.

Oportuna diligencia fue que inmediatamente llegar a San Salvador, después del frustrado asalto, llevé el carro al taller de un conocido a fin de borrar huellas de la circunstancia incluyendo los tres agujeritos de balas y en cuestión de unas horas quedó como si nada... así las cosas, nos pareció lo más natural y consistente -al socio y a mí- fingir demencia con los supuestos agentes, más bien esbirros policiacos y para cerrar el asunto les agradecimos el interés justiciero de parte de ellos.

¿Cómo la desapareciente “pe ache” estableció la relación del carro en un frustrado asalto sufrido sin testigos y el changarro, que seguía casi en la clandestinidad?... es obvio que los delincuentes no se pondrían el dedo.

En un par de días, la inquietante incursión policíaca hizo que mi socio, exagerando peligros latentes, se decidiera retirar de la oficina y buscara reubicarse en otra chamba más serena, con la ayuda de sus ex-correligionarios democristianos.

Con palabras bien articuladas el incidental asalto-embrollo me proporcionaba elementos válidos para exponer un gran melodrama con tintes de represiones políticas evidentes y por completo verosímiles como para justificar un urgente trámite consular para nórdico reino. ¡Pero no! ¡Me valió chonga la oportunidad y me quedé liquidando, con todo mobiliario y equipo, el querido changarro! ¿Habrá sido la gran regada de mi vida y por lo que hoy gozo de sorpresivas apoplejías de mal humor?

 

Nada hago y para nada tengo tiempo... aunque a veces escribo. También limpio la casa e intento limpiarme el alma... cocino mis guisos preferidos por sencillos... escamoteando a la Negra, algunos días o noches llevo diversión de mujer ocasional, caso ella me la hubiese negado durante una semana o más. Pero cuando casi me mato con el tedio de la ausencia, leo y sobretodo releo lo que hace treinta años leí embelesado, sin importar el riesgo de vivir una decepción que me quite el sueño e incite al subsidio del suicidio.

Ejecuto las actividades mencionadas, mientras escucho música de fondo previamente seleccionada responsablemente y con mucho rigor anímico para fastidiar a los vecinos fans de la selecta y excitar la cecina de las vecinas.

Debo decir que no sin cierto fastidio compro las provisiones quincenales en el súper más cercano, ¡punzante vértice de la soledad!... en previsión a un arrebatado abandono de la Negra pongo expectativas, tres o cuatro veces a la semana, en el ritual del cercano fitness center pansexual y así charlar con la atractiva dueña a modo de ir concretando... hago jogging en las vereditas del parque de la colonia que no me acerca mayor cosa a la transgresión de yogar al aire libre, aunque se ven aproximar posibilidades cuando el sudor emite tremendas simpatías en presentación de potenciadas feromonas, pero aparece enérgica la fuerza de la ley burguesa a las manifestaciones libres del sexo y del amor.

Muy al tiempo, con cierta parsimonia religiosa, visito a algún compa de los reconvertidos en cheros del alma y casi siempre me retiro antes que asome el malhumor que compartimos por el fiasco con la guerra.

También, a fin de hacer creíble mi plena reinserción en el sistema, efectúo los pagos de las tantas babosadas que he venido adquiriendo a “cómodos” plazos en el afán de dotar al chante con el apropiado menaje de viejo con seductores encantos tecnológicos de punta.

No me causa dispepsia alguna decirlo urbi et orbi en el tono más altanero pues no pretendo disculpas de nadie y mucho menos justificar mi indolencia. Y no quiero empezar a dar buenos consejos ante la imposibilidad de seguir dando malos ejemplos.

En animal de predominantes hábitos nocturnos me reconvierto a pausas lentas pero seguras. Nadie más que yo sabe que desde chamaquito soy animal nocturno y a pesar del denuedo de mamá por cambiarme a estilos más cristianos, me sostuve. Poco a poco la terminación del día la voy desplazando de minuto en minuto, hasta que consiga llegar a dilataciones de cinco horas más allá de lo que dictaminan y autorizan las buenas costumbres y las cristiana-burguesas resurgidas con el “renacimiento de la paz” en el país(ito) y por supuesto infringiendo con holgura las prescripciones que los médicos dan sin empacho a los viejos jóvenes de mi edad a fin de evitar al máximo el desvelo y los tragos... ¡cómo, si las mejores horas para embriagarse de guaro, sexo y rocanrol son las de la madrugada!... y me transfiguro, paso a pensar con la total lucidez del alucinado por la Vida.

Gran ayuda al trasnoche es la somnolencia que causa la libación de dos que tres espléndidos tragos de ron habanero o tequila tapatío, en son de calentamiento previo a las liturgias carnales con la Negra... despierto con el día muy avanzado y la sequía propia de la leve goma material pero sin sentir, ni tantito, manifestación alguna de la depresora goma moral, si no fue la Negra la cooficiante... resaca por siempre nunca experimentada en mí, hoy menos, dada la pasividad actual que tanto disfruto como justa compensación a mis esfuerzos guerreros del ayer que espero no se repitan como caricatura.

Me estoy volviendo egoísta e indiferente y a veces con atisbos de arrogancia con lo que me acerco a parecer sin ser un viejo piloso con cierto encanto de misteriosas tristezas y soledades. Por todo cuanto vivo ahora, mi rutina de los años infernales en la burocracia la cambié por completo. Bastante pesa el predominio de los nuevos hábitos nocturnos que voy adquiriendo meticulosamente, al grado de no añorar en lo más mínimo la vista de los fastuosos amaneceres tropicales... desde meses accedo a los días a eso de las 08:49 de la mañana... los tropicales amaneceres, cada vez más olvidados... en la distancia me aparecen nebulosidades de la junglita apocada de escritorios y de los intrincados laberintos de los despachos ministeriales... de la solemnidad impúdica e inútil de marcar tarjetas ni resabios... entonces “Recuerdo el alma dormida, avivo el seso y despierto contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”.

Despierto por completo, sin dudas por el olor del cuerpo de la Negra, mi concubina, acompañante a medio tiempo... es el momento en que despide las mejores y más excitantes feromonas. O en su defecto, o sea en su ausencia, por el olor del cafecito (el cual, con la modestia de mi parte, por pura imaginación percibo negro, dulce y caliente) que se prepara la vecina locochona con el fin último de purgar los pecados de ayer noche y de paso aliviar la goma actual todo en un solo sencillo acto, mientras se acompaña de los lloriqueos en el mayor “sostenido” de alguna inestable diva del pop, transfugada al género ranchero para la purgación de tribulaciones de amor y sexo... ¡oh inolvidable insurgente Plaza Garibaldi!

Cierro los ojos (que se me está haciendo rutinario como sucedáneo a la vigilia) y visualizo a la vecina completamente en cueros, con sus colochitos mojados y artificialmente dorados enmarcándole la simetría del rostro, efectuando un técnico ritual de higiénico aseo, que incluye el triangulito felpudo de la concupiscencia bienaventurada, a base de agua y alguna sustancia con suaves propiedades detersorias... como expiación es irrelevante y después de los nocturnos hechos de alegres agasajos es cosmético, pero lo exige el oficio... por una brevedad nadará las aguas termales de la culpa por el acoplamiento grato en compañía al gusto y medida... la humeante tacita con café se llevará la culpa a planos fractales... actos de humanidad vinculados a la eterna libídine, que se acometen con efectos sonoros (pujidos, lloriqueos, risitas, gruñidos) en razón directa a la experimentación del placer... terminada la noche e iniciada la madrugada con éxtasis delirantes, me parece el llorar cantábile de la diva inestable lo más apropiado como marco penitencial a un eventual pero firme propósito de enmienda hasta el nuevo anochecer.

Un interés solidario y altruista de compartir mi experiencia interactiva inmensamente variada con la vecina locochona se apodera de mi ser. El olor del café, por mis degeneres o aberraciones según la Negra, en verdad lo percibo como síntesis aromática de las mujeres con las que he cohabitado en el esplendor de sus días fértiles mensuales... aroma -con arraigos frutales y matices achocolatados- que me levanta los ánimos y el nervio se me crispa y me otorga las oportunas erecciones. Lo consiento con ternura y lo abono como homenaje y pleitesía a las mujeres.

No tener horario para trabajar ni despertar ni para empezar lo que sea, o para terminar un romance sutil o gozar uno de esos que el “fango del placer llenan de rosas”, me provoca una sensación real de eternas vacaciones en esta colonia balcanizantemente volcánica y con efecto invernadero en mis cambios de ánimos es decir en mi cambiante clima personal, entre insoportable y beatífico... y esto que ignoro casi en su totalidad las acciones de la internacionalmente conocida y presente Mara Salvatrucha, digo casi porque algunos de sus actos me parecen de coherente rebeldía social, aunque don Robocot se encachimbe porque no digo cuales... ¡tantito que afinaran sus ideologías leyendo algunos texto de los comunistas serían pura insurgencia!... dispense la “distinguida” y “culta” audiencia...

 

Debo a la luna decir que mi “vigor castrense” y mi “disciplina consciente” resultado de mi largo proceso de proletarización científica, que los pensé inamovibles, pero no fueron así, porque el viento, la lluvia, el tiempo, la cadena de decepciones o a saber qué putas se las han llevado casi en su totalidad. Yo más bien debo decir que ha sido la Negra, además ella dice que dichas “virtudes” nunca las ha visto en mí y no le constan y por lo tanto no acepta reclamos al respecto. Me quedan, digamos, pocas rutinas lacerantes, casi obsesivas, como para que las heridas no cierren del todo o las ilusiones permanezcan. Más de alguien habrá todavía esperando que haga prodigios con la reinserción y la verdad es que por las firmas de los acuerdos, el sentido y la perspectiva de mi vida se redujeron a un mínimo 50%... y del saldo me queda nomás un 33% que estoy dispuesto con terminar a la brevedad posible... no soy un heroico guerrero en reposo sino un puto guerrillero sin chamba... y sin prestaciones sociales... guerrillero desempleado que en los años de post guerra no se repuso ni asimiló la confusa y difusa derrota de la insurgencia por mucho empate que le endilguen.

Pero a pesar de todo y de todos: mis principios y fines marxistas, mi ateísmo profesional, mi dialéctica voluptuosidad, mis ocultas virtudes, mis notables defectos; allí están fijos, sin treguas, a toda hora... en grados tales que cualquier cachureco de los remanentes feudales y en especial los opiómanos creyentes me esquivan como al demonio. Los políticos profesionales de enfrente me divisan como un disidente incómodo presto a manifestarse al mínimo desliz que cometan.

Lo único nuevo que he vivido en los últimos tiempos y me refiero con exclusividad a experiencias que podrían ser politizadas a partir de las vivencias extra-sensoriales que las precedieron, dados los amagos organizativos en las respectivas zonas de exclusión social y novelados a cuatro manos, en la agotadora reconversión de las maras en dignos proletarios o trabajadoras independientes, mediante apabullantes ejercicios de pensar a los que pocos sobrevivieron. Y no es mucho vivir como para andar presumiendo aquí y allá. Los resultados concretos, hasta hoy no pasan de atrevido experimento político-literario en forma de novelita roja de doscientas páginas luego de la algarabía de los talleres prácticos con cipotas y cipotes.

Lo jodido de mi caso es la relación seximental más firme que sostengo y trato de mantener... es tan inestable como los sistemas operativos computacionales en los albores informáticos o como la fusión nuclear e igual de peligrosa que ésta. Las cifras que dan idea del perfil: 100% anárquica, 150% aprensiva, 200% temperamental, con obvios saldos rojos, en consonancia perfecta con la situación caótica de los climas (político, meteorológico, cultural, económico) en estas coordenadas del tiempo y del espacio en plena temporada de huracanes y tormentas solares...

De causas siempre efervescentes devienen efectos explosivos... así las novedades alivianadoras de los ayuntamientos pronto pasan a categorías espirituales sublimadas y espantan toda humedad insana en el medio ambiente próximo a nuestros pasos. Ayuntamientos que se truecan en acto central de mi liturgia suprareligiosa y cada polvo con la Negra, dado mi estado denso e intransigente especialmente de mi materia más oscura y en expansión, constituye un big bang propicio a la formación de estrellas y felonías sublimes de esas que sólo los sumos pontífices han soñado al darse cuenta, sin poder reconocer públicamente, que dios no existe.

A la Negra, cuando hay que besarla, la beso febrilmente y extraigo con unción sus néctares y su parte más dulce, donde raramente llega la luz solar sólo para desaparecer como en todo agujero negro, implosiona.

Claro, en el clima meteorológico es aparente el caos, con el clima político la farsa es completa, el clima económico es incierto, el clima cultural abona los mitos... con la Negra las apariencias no existen.

San Salvador, 28 de diciembre de 2007 - 30 de abril de 2009.

Corrección: 8 de abril - 1 de octubre de 2010.

 

Tomado de:

Cautivos

Luisfelipe Minhero

Copyright © 2012

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Publicado en Amazon: 15 octubre 2016.

 

 

Luisfelipe Minhero.

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Comentarios

  1. Excelente. Como todas tus narraciones.
    Gracias por compartir.
    Éxitos y felicitaciones.

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    Respuestas
    1. Excelencia de la que vos la inductora y... compartir una narración es doble felidad: escribirla una, la otra socializarla. Luisfelipe Minhero✊✌🛠⚒✌✊

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