Cautivos (novela). Fragmento inicial del capítulo I.
Fragmento inicial del capítulo I
Luisfelipe Minhero
El poético monólogo con el que inicio mi novela “Cautivos”, no adelanta la más mínima idea de como irá… por dicha la curiosidad sólo mata a los gatos.
Es la tercera (3ª) de la trilogía novelística
“Las ofensas finales” y publicada en Amazon KDP el15 de octubre de 2016.
La novela nace de los momento iniciales (1992-1994) de la posguerra en El
Salvador, escrita entre el 28 de diciembre de 2007 y el 30 de abril de 2009 y
su presentación formal -en mi amado/odiado país(ito)- fue el 24 de febrero de
2018 en la Academia Salvadoreña de la Lengua, correspondiente de la Real
Academia Española (RAE).
Autor
Independiente Salvadoreño.
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Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero
Video “Libros de grandes escritores
Autopublicados o con Editorial”:
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Blog: luisfelipeminhero.blogspot.com
Presentación en Academia
Salvadoreña de la Lengua.
Carátula y contracarátula de
edición en papel.
I
Vivo de los recuerdos.
Vivo con los recuerdos.
Vivo por los recuerdos.
¡Por la puta, cómo llegué a depender de los recuerdos!... ¿enfermizo
apego a una supuesta edad de oro que ni en sueños sucedió?... con ese sesgo,
este rollo hablado o escrito, por momentos parecerá una confesión no pedida,
una aclaración innecesaria, pero no... es una novela digamos algo
biografiada... a lo mejor, inadvertido, vierto partes de mi Vida Oscura, la del
otro lado del espejo... pretendo así morir tranquilo y descansar en paz...
aguda lengua la mía siempre fue.
¡Y necesito del olvido!... ¡del olvido! por cuanto es, ¿trágica erosión
de los años que falsea y pierde los rasgos de todo: caminos, vulvas, rostros,
paisajes, vaginas, promesas, ciudades, (m)anos, proclamas, torsos y nalgas al
desnudo o encubiertos?
¡Pero me es vital el olvido aunque sea para morir en paz! Recuerdo«olvido, en aparentemente contradictoria e
inmaterial relación, además lúgubre y morbosa. Como adherida al humo y a la
niebla pero que sostiene mi momento y mi entorno inmediatos.
Los acuerdos de paz cada segundo se me alejan más y el pasado anterior a
ellos se me desvanece, ¡pírrica victoria de mi conciencia! No obstante vivo
algunas alegrías actuales tal como al escuchar muy atento que ese pasado bélico
amenaza con volver, según el decir de esos politicastros gangueros y
mercantilistas, devenidos en agoreros de suertes ajenas, clarividentes
improvisados por las perras ansias y un elemental gamberrismo... gángsteres que
se presentan en forma de televisivos analistas y protegidos de públicos
exasperados por el éter del medio, salida para prolongar sus despojos en la
integridad física, la única que alguna vez tuvieron, hoy erosionada por
indetenible decrepitud a causa de las pérfidas rutinas, incluso bajo la tenue
luz de un farol. Vana medida de seguridad pues del foro televisivo tendrán que
salir y llegar a sus respectivos antros o cubiles... y en la inevitable ruta
podrían tener desagradables encuentros con molestos aparecidos... hay tremendas
fallas en tales medidas, bien por olvidos premeditados, bien por devoción
correspondida... ni el auxilio de onerosos parlamentos es suficiente para el
blindaje... en todo caso las quemaduras de sustancioso grado, fácil consumirán
los restos con todas las evidencias de antemano borradas.
¿Se atreverían dichos pitonisos decir todas esas tarugadas, con las que
se permiten insultar la inteligencia por la tv y por la radio, en un foro
instalado, por ejemplo, en el estadio de la Flor Blanca (rebautizado con
malévola malicia como estadio “Mágico” González) y ante 13,579 hinchas hostiles
e iracundos? Porque en sus vaticinios nomás expresan sus deseos como cadenas de
eventos catastróficos, siempre y cuando no se trate de las secuelas de sus
perpetraciones. Aferrado a fanatismos crudos, el puto destino del país(ito) es
cargar con layas de “analistas” que espantan la inversión extranjera, ahuyentan
al turismo foráneo y nos acostumbran al horror de las maras... ¡maniqueos de
mierda!
Una inercia improductiva se apodera de mi mente y de mi cuerpo, cierro
los ojos y no sueño, pero percibo revolotear en el aire, pese a su extrema
densidad, la apabullante sentencia latina “si vis pacem, para bellum”, por lo
que mejor decido permanecer en vigilia persistente, ante un enemigo que está
adquiriendo la ubicuidad en un tiempo reservada exclusivamente para ciertos
dioses frustrados e irascibles... convalezco con incierto coraje recóndito.
Mientras tanto mi guitarra gime, no canta, una poco elegante melancolía
quizás acorde a la circunstancia, pero lo disimulo armonizando algunos boleros
míos y otros de Roberto Cantoral... no me decido por entonarlos pues sería un
golpe demoledor a mi triste coraza. Imagino que así se comportan los boleristas
mientras lloran gotitas de dolor y crean el veneno para la envidia y el
enojo... a lo mejor de tan sincopada catarsis salgo con un himno alegre a ritmo
de bolero y que resuelva enigmas como los planteados en “La barca”... por supuesto descartando la intervención de Caronte en
su inútil trajinar entre las riberas de la Estigia... aquí es otra onda más
cercana a Mictlán donde los muertos son guiados por el doble de Quetzalcóatl...
a lo mejor también así logre resolver los arcanos de mi Vida, casi siempre en
encrucijadas sin explicaciones.
A todo esto, sólo dos vamos quedado de los que desde la “Operación
Héroes de la Revolución” fuimos partícipes en la “gran onda” del rebusque
financiero, el táctico y el estratégico para sostener y desarrollar la guerra
popular... yo tímidamente di mis primeros pininos “cumbiando” monedas -pesetas
y pesos- en las manifestaciones callejeras... con la expansión de la guerra (un
fúsil G-3 se compraba en el mercado negro en unos us$5,000.00 y se necesitaban
muchísimos) la operación se fue magnificando y le empezamos a caer directamente
a los billetes en los bancos para luego pasar a tasar y cobrar impuestos de
guerra a la delicada oligarquía criolla (entonces
agroexportadora-financiera-industrial) y a las empresas transnacionales
afincadas... algunos melindres se dieron en ellas pero siempre cedieron, no de
corazón por supuesto... ¡éramos tan convincentes con los argumentos de grueso
calibre!... consecuencia de la sistemática práctica... en un orden sistémico,
pronto y sin darnos cuenta, nos convertimos en e$tratega$ del financiamiento
para la toma del poder... fue un acto de amor con el proletariado.
Hoy somos dos sobrevivientes innecesarios y por lo demás impertinentes,
al gusto de abanicar antojos de algún ex-comandante caído en el oprobio. Pero
dicho con propiedad poco se puede hacer, además del ridículo, en este país(ito)
hoy de realidades mediáticas apabullantes, por el poder, obra y gracia de la
nueva oligarquía lavandera de divisa$ conv€rtibl€$.
Si no tenés portavoces, por demás bien pagados pero además aceptados por
la argolla económica, ya para qué insistir con tus pilas moralizadoras de
obsoleto hombre nuevo... yo tranquilo he aceptado ante públicos reducidos que
en cualquier mierda no soy nada. Aquí y ahora, eso de “hombre nuevo”, quedó
tirado en el camino de la absoluta incomprensión apuntalada en razones
pragmáticas de la democracia occidental... ¡y por la gran puta, el arquetipo
del hombre nuevo guanaco estigmatizado como un loco enamorado del trabajo y del
ayuno y de las estrellas, eso en el mejor de los casos!... por ahí aparecen
encabezando la lista dos que por la causa entregaron sus Vidas... uno,
diagnosticado clínicamente esquizofrénico que recuperó su lucidez justito en el
breve instante antes de expirar a causa directa de las vívidas torturas que le
fueron prodigadas en la primera brigada de infantería mejor conocida como
cuartel San Carlos... el segundo, mínimo, con ese síndrome maniaco-depresivo,
hoy llamado de disfunción bipolar, que lo llevó a la auto inmolación
justiciera.
La razón pragmática jamás entenderá y mucho menos asimilará que la
locura es el estado perfecto de la inocencia y del altruismo que se perdió por
esa desventurada forma de ver los sueños y los hechos. Iniquidad por las
asimétricas negociaciones.
Mi dicha es que de bolada ni huelo ni hiedo... aparento ser menos que
nada... me abrigo con un plante tantito desarrapado como hippy a inicios de los
’70 y refuerzo la idea con estilo y propiedad. Un hombre sin tiempo y sin
afanes y por lo mismo inocuo para los tontos de poder. Un ser que navega con
bandera de pendejo en las tropicales tempestades del Mar de los Vergazos.
El otro, sobreviviendo en la barriada otrora alegre del otrora
pintoresco y amable Barrio Santa Anita, ambos a punto de morir de tristeza y de
cirrosis. El compa reducido a “bolito cunetero” o sea dipsómano acabado, sin
pisto y con apariencia inculta. El Barrio cayendo a jirones.
Los demás entrañables e$tratega$, descansan en la paz de los sepulcros,
única en la que todavía sueño creer. Algunos en sepulturas ignotas, desgraciada
gracejada de la oligarquía entonces cafetalera y de algún tonto-obsesivo
criminal del pentágono mediante las “desapariciones” ejecutadas por la manga de
sicarios roñosos en las hoy borradas G.N., P.H. y P.N.
Gobernar es cosa de civiles, declaraba el coronel Molina siendo
presidente del país(ito) y caudillo de la represión, por cierto tío muy
lejanísimo de ideas del Compa Tomás lo que nos vincula de antagónica manera,
diría casi desde siempre, con el poder oligárquico. Decía el
coronel-presidente: “Nosotros los
militares, mandamos. Pero sin autoridad no se puede ordenar ni mandar. Y como
toda reivindicación es expresión y prueba de conspiraciones comunistas contra
el principio de autoridad, pues no permitimos ninguna petición, ninguna
demanda, ninguna gracia”. Interesante exordio a la guerra civil que vivió
el compa Tomás como el oveja roja de la familia. ¿Será por eso que los
coroneles no tienen quien les escriba? Desde allí y con la atracción de las
represiones militares se potencia el horror encantador del miedo incorporado al
folclor de los pueblos ladinos. Pero el miedo crece, se multiplica, se
divulga... cala, hunde, sepulta.
La que parece sempiterna oligarquía, aun con los ligeros cambios de
actores y escenarios, de intereses y rubros de inversión le valió y le vale
verga el informe de la Comisión de la Verdad de la ONU instalada en el
país(ito) plétora de dólares para investigar lo público y notorio sobre los
célebres escuadrones de la muerte, sus pretorianos inmundos y
subdesarrollados... por algo será.
Buena parte del país(ito) de mierda se convierte en un banco oscuro de
arena movediza que se hunde y engulle todo lo que puede. A las indigentes
mayorías populares, les impide el ritmo de la luz y escapar hacia las
izquierdas... por algo será.
País(ito) de mierda que ha aprendido a pasarla adherido al recuerdo de
mitos patrioteros y aferrado a nostalgias de lo que jamás vivió... basta
mencionar dos que tres: al inventado guerrero indígena Atlacatl (plasmado en
ignominiosa escultura en la que destaca un aparatoso plumero a modo de corona,
atisbando putas a la deriva por la entrada de Antiguo Cuscatlán), al hipotético
segundo lugar en el nunca realizado campeonato mundial de himnos nacionales, a
las sempiternas derrotas de la “selecta” nacional de fútbol pero ¡¡¡con sabor a
victoria!!! según el decir de la prensa local y no debo terminar este breve
listado sin mencionar el tremendo mitote sobre la proverbial disposición al
trabajo de sus nativos que se zafan hacia el norte imperial a sudar calenturas
ajenas.
Habiendo renunciado a mi patria de nación no pude adquirir el
patriotismo suficiente para con el país(ito) de modo me convirtiera en un
ensalzado hincha, descomedido ni tan siquiera moderado, de la selecta... ente
creado por la oligarquía criolla para adoración de las masas del país(ito) y
como barato opio que embrutece a las grandes mayorías.
Neblina de los antojos... intrigas de las sombras... pesadilla y
perversión de los demiurgos.
Ahora vivo casi aterrado, por maniatado que me siento y lo peor con
cadenas intangibles (de esas que un profundo pensador llamaría metafísicas) y
de hondas connotaciones folclórica-bayuncas, que este país(ito) de mierda me ha
impuesto... me abate un patriotismo elucubrante de nostalgias en hechos que no
ocurrieron. Cadenas de las que ni las tres divinas personas lograrían librarme,
pero me dan tranquilidad y los oportunos y cómodos pretextos para no salir ni
del municipio y a veces ni de la colonia, permaneciendo estático en un tirarle
a lo impávido en el encierro silencioso-musical del chante. Aparente calma que,
en algunas madrugadas turbadoramente turquesas, me hace creer estar destinado
al cumplimiento de otra misión anónima, paradójica con mis disposiciones y
voluntades actuales, de esas que su colosal perspectiva se explica a partir de
las voces interiores, tan siquiera imposibles de asimilar, tratándose de un
ateo tan profesional como yo. Ateísmo al que accedí con certeza luego de una
larga, exhaustiva e infructuosa búsqueda de dios que incluyó leer las páginas
amarillas... una voz venida del aire me aclaró que si no está en las páginas
amarillas no existe...
De perdido, en vano reintento, me podría hacer cargo de una ingente y
gloriosa obra revolucionaria tipo continuación saga del Che ¡y en este
desganado y superficial país(ito) de mierda es misión imposible en los próximos
cincuenta años!... y para qué, total ni salvatrucho de nación soy... en todo
caso este ardor místico que se incuba sin yo quererlo, es posible me ayude a
enfrentar los amores que pronto se avendrán con aires huracanados para no dejar
nada en pie cercano a mí que añore tan siquiera mínima porción de pasado.
En un momento definitorio en el proceso de aceptación de nuevos rumbos
políticos, nuevas causas de lucha, nuevos derroteros ideológicos y por supuesto
de otras identidades personales; la imponderable CP de la RN o sea la
omnipotente Comisión Política de la Resistencia Nacional consideró
impostergable la adopción de la nacionalidad guanaca. Por buena o mala suerte,
conté con la prolija, perfecta y completa documentación salvatrucha (cédula,
pasaporte, licencia de conducir oficio liviana y título de licenciado en
ciencias políticas por la intervenida y devastada Universidad de El Salvador)
que el Chobeto me elaboró, a partir de la partida de nacimiento auténtica, que
en un viaje a la Managua sandináis de los ‘80s la llevé, por cualquier cosa,
embutida a la vista de todos en un pictórico collage naïf, bien enmarcado por
cierto. Contenido y continente que al Chobe le entregué, con las explicaciones
del caso en el mero Taller de Documentación Central instalado (por cuenta y
riesgo de la orga y para servicio de la unidad estratégica) en la Avenida
Bolonia, de la Rotonda el Güegüense 2½ cuadras al lago. Por eso y otras cosas
del corazón innecesarias de mencionar, fue una refrescante estancia allá en
1984 de paso alegre para La Habana y de ahí lúgubre a Praga.
De tal trabajo de falsificación nadie jamás puso en duda su calidad opus
master... ¡se pintó el Compa Chobeto! A pesar de sus obvias señales optimistas,
nunca imaginé que ese año 1984, hasta hoy lo descubro como aciago año,
empezaría a definirse el alucine orwelliano plasmado magistralmente en esa
deslumbrante novela, con el título del año en mención, no sé si satírica o
profética. Profecía que empieza a cumplirse recién el inicio del siglo XXI en
los USA y de rebalse en el país(ito) venido a dócil y pulgarcita colonia
yanqui. Aterradora realidad que comienza con la cruzada universal
antiterrorista, maniquea y mano dura militar.
La calidad a nivel de excelencia de los “papeles” que me permitieron
sustituir a un nativo local, fallecido siendo infante, ha sido certificada por
el Registro Nacional de Personas Naturales y luego por el Tribunal Supremo
Electoral y que por cierto incluso me habilita para votar (supongo hasta un día
antes de mi muerte) en Ayutuxtepeque y de quererlo pude y puedo votar (con el
infalsificable Documento Único de Identidad, resultado final de los papeles que
me hizo el Compa Chobeto, tal lo afirman todas las “autoridades” del ministerio
de seguridad y de otras dependencias del gobierno) en las “más cruciales
elecciones de los últimos años”, como las han venido etiquetando los
periodistas subnormales de la prensa venal-banal-local.
Parece que los parientes, sobrevivientes al holocausto salvadoreño, del
que desde entonces sustituyo, emigraron del todo y para siempre al norte
imperial, sepultando toda duda respecto a mi fingida identidad actual. Como los
ex-correligionarios pequebú, que lograron ganguear su reincorporación al
sistema para mutarse en acomodados funcionaros públicos, no conocían mi
verdadera identidad y por lo mismo ahora creen que soy quien digo ser, tanto
que a veces me sirven de referencia para sustentar mi historia en general y
solicitar créditos en particular. ¡Por vergüenza y algo de cinismo no digo
nombres, amén que me ven de una condición igual a la de ellos y para qué
decepcionarlos! Me parece increíble, pero en verdad me siento transformado en
un auténtico guanaco salvatrucho, como los de antes de la guerra... alucinado
convencimiento.
Con tan buenos papeles elaborados por el Chobe, en verdad perfectamente
pude haber deparado en Suecia, Noruega, Finlandia o al Reino de los Países
Bajos, el conocido de manera no oficial como Holanda... y en calidad de
insuflado exiliado político por lo que al nomás llegar solicitaría el
respectivo asilo... jamás hubiese asumido la desventura de un mendigante
refugiado económico. De haberme decidido a Holanda, habría ganado la ventaja
adicional de frecuentes vacaciones en los paraísos caribeños de las Antillas
Neerlandesas y Aruba (forman la parte tropical del reino) y eludir sin perecer,
entre mediados de diciembres y finales de febreros subsecuentes, el violento
cierzo y crudas nevadas invernales del ártico asolando el reino.
Hubiese alegado para conseguir el asilo político, amén de mi militancia
en la clandestinidad durante los años de guerra, el circunstancial y extraño
intento de asalto (con nutrida balacera incluida) por un grupo de seis hombres
con apariencia de campesinos menesterosos pero bien armados con fusiles M-16 y
granadas fragmentarias y sin testigos presenciales... nunca supe si en onda de
amedrentación o secuestro políticos, o sólo por el delinquir común de robar.
El suceso ejecutado exudando nerviosismo en los facinerosos sobre un
tramo de la carretera Sonsonate/Santa Ana y cerca de Los Naranjos, cuando mi
asociado y yo veníamos de una jornada de trabajo con unos cooperativistas
indígenas de Nahuizalco y apenas semanas después de firmados los “acuerdos”,
apenas me provocó un insignificante estremecimiento.
Libándonos un par de cervezas bien frías -con bocas de camarones al
ajillo del lago de Coatepeque en un merendero del Congo, en el Tono’s para ser
preciso- nos fuimos aliviando del susto... recuperado el aliento, hasta
entonces caímos en la cuenta que el punto del asalto fue justamente
equidistante unos 234 metros, de precedentes y posteriores, patrullas del
ejército que con seguridad no escucharon nada porque no existe peor sordo que
el que no quiere ver ni oír... singulares circunstancias encubrían el hecho,
pero se destacaba la complicidad de un glorioso y empatado ejército que a
consecuencia de los “acuerdos de paz” se distraía del traumático aburrimiento
actuando como fuerza de apoyo en tareas conjuntas con la vieja policía esbirra
y la naciente policía nacional civil, hibridadas en un primer ensayo de
solución orgánica para las partes. Es sabido que todo ejército sin guerrear en
poco tiempo languidece y el hastío lo abate y la continua convivencia del
acuartelamiento lo escarnece... en corto plazo, la desnudez total en que se ven
sus miembros a las horas del baño, lleva a intimar cada vez hasta que aparecen
las prácticas sexuales entre varones, quizás entretenidas pero nada apropiadas
como aprestos a la disposición combativa y que lo van hundiendo en desafueros
que conducen a la necesidad de reprimir cualquier aspiración popular.
Claro que el haber salido ilesos, mi socio y yo, fue además de
casualidad o buena suerte algo también de la pericia y agilidad adquirida
durante la guerra... el hecho por lo pronto podría ser el inicio de un plan de
amedrentamiento... tales fueron las conclusiones a las que para llegar nos
bastó otro par de cervezas bien frías, ya no con bocas de camarones al ajillo
del lago de Coatepeque sino con pastelitos salados... lo providencial del acto
quizás fue que de la balacera nomás algunas balas nos cayeron y sólo en partes
digamos cosméticas del carro ni tan siquiera en el vidrio de un parabrisas...
luego de otro par de cervezas boqueadas con tortilla caliente saliendo del
comal y cuajada fresca, pues continuamos con toda tranquilidad y
despreocupación el regreso al changarro central en la capital.
Me sorprendió y causó grande extrañeza que a pocos días del incidente
que sólo conocimos los involucrados –es decir el socio, yo y los facinerosos-
agentes de civil, de la ya inhabilitada -por el proceso de extinción- Policía
de Hacienda (P.H.), llegaron con raras preguntas al local alquilado donde
teníamos el changarro, en son de investigar si habíamos sido víctimas de una
banda de asaltantes recién capturada que operaba en la zona del Cerro Verde y
Los Naranjos.
Oportuna diligencia fue que inmediatamente llegar a San Salvador,
después del frustrado asalto, llevé el carro al taller de un conocido a fin de
borrar huellas de la circunstancia incluyendo los tres agujeritos de balas y en
cuestión de unas horas quedó como si nada... así las cosas, nos pareció lo más
natural y consistente -al socio y a mí- fingir demencia con los supuestos
agentes, más bien esbirros policiacos y para cerrar el asunto les agradecimos
el interés justiciero de parte de ellos.
¿Cómo la desapareciente “pe ache”
estableció la relación del carro en un frustrado asalto sufrido sin testigos y
el changarro, que seguía casi en la clandestinidad?... es obvio que los
delincuentes no se pondrían el dedo.
En un par de días, la inquietante incursión policíaca hizo que mi socio,
exagerando peligros latentes, se decidiera retirar de la oficina y buscara
reubicarse en otra chamba más serena, con la ayuda de sus ex-correligionarios
democristianos.
Con palabras bien articuladas el incidental asalto-embrollo me
proporcionaba elementos válidos para exponer un gran melodrama con tintes de
represiones políticas evidentes y por completo verosímiles como para justificar
un urgente trámite consular para nórdico reino. ¡Pero no! ¡Me valió chonga la
oportunidad y me quedé liquidando, con todo mobiliario y equipo, el querido
changarro! ¿Habrá sido la gran regada de mi vida y por lo que hoy gozo de
sorpresivas apoplejías de mal humor?
San Salvador, 28 de diciembre de 2007 - 30 de abril de 2009.
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Luisfelipe Minhero.
Autor Independiente Salvadoreño.
Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero
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Video “Libros de grandes
escritores Autopublicados o con Editorial”:
www.youtube.com/watch?v=SAZ5McowGh0
Importante destacar que la presentación fue en la Academia Salvadoreña de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española (RAE), la que pule, fija y da esplendor.✊🏽✌🏽⚒🛠✌🏿✊🏿
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