La propedéutica de la didáctica (novela). Fragmento con la que da inicio.

 

La propedéutica de la didáctica (novela)

Fragmento con la que da inicio

Luisfelipe Minhero

 

El fragmento con el que da inicio mi novela La propedéutica de la didáctica, es un tanto sentencioso y con cierto barroco aire de arrogante tono tropicalizado, propio de la extracción de clase del personaje central y como en todas mis narraciones, no adelanta ideas de como irá… reitero que por dicha la curiosidad sólo mata a los gatos pero… la ignorancia mata democráticamente a hombres y mujeres.

La propedéutica de la didáctica” la escribí entre el 26 de junio de 1996 y el 31 de agosto de 1997, publicada en Amazon KDP el 25 de julio de 2018 y hasta ahora no ha sido presentada -con la formalidad debida- en el país(ito). Pero nuestro insigne Poeta Nacional José Roberto Cea y doctor honoris causa por la Universidad de El Salvador (UES), me honra -desde antes de su publicación, con enjundioso comentario crítico-literario.

Algunas de las ideas expresadas por José Roberto Cea sobre “La propedéutica de la didáctica”:

“Gocé muchas de sus páginas, tiene sentido del humor, planteamientos claros y una narrativa acorde a los momentos actuales en nuestro (¿Nuestro?) país. Me gustó su estructura novelística, esos tres y a veces cuatro planos en los cuales desarrollas tu cantar histórico en relación con la contemporaneidad.

En cuanto a los personajes, el principal, en su contexto histórico del pasado como en el reciente huído, queda bien delineado, por ello sigue en veremos su final conducta, claro, si partimos que estamos en la etapa de la “Enseñanza Preparatoria” de la didáctica.

Una parte mágica es la referida a la hermana mayor del personaje, sin caer mucho en lo manido del Realismo Mágico, esto lo dosificas y son creíbles todas sus circunstancias.

En verdad, para ser tu primera experiencia narrativa que conozco, es muy alentadora su lectura, me la leí en dos jornadas de trabajo de lector que quiere saber como va a seguir y terminar lo que tiene ante sus miopes ojos, pero que todavía saben ver debajo de las piedras.

Agradezco tu confianza y me alegra haber leído tu libro, cuyo título no lo digiero todavía”.

Atentamente,

Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

Acotación del autor: propedéutica I “Enseñanza Preparatoria”.

✊🏽✌🏽🛠⚒✌🏿✊🏿

Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero

Video “Libros de grandes escritores Autopublicados o con Editorial”:

www.youtube.com/watch?v=SAZ5McowGh0

Blog: luisfelipeminhero.blogspot.com

 

José Roberto Cea è Luisfelipe Minhero.

En la entrega título doctor honoris causa a José Roberto.

 

 

Carátula y contracarátula de edición en papel.

 

Facsímil del comentario crítico-literario de José Roberto Cea.

  

De la participación ciudadana.

 

[

Yo, Justo Joseph Domeque Sasso; político de clara alcurnia neo-liberal, internacionalmente reconocido como dilecto sportsman con especial afición a la pesca del marlín negro -el más grande de los miembros de la familia de los istiofóridos, que incluye al pez vela y al pez espada- y de sirenas con algas iridiscentes alrededor del cuello como únicos adornos y con sus hermosas partes pudendas ocultas a las miradas lascivas humanas por obra y gracia de su dialéctica naturaleza y que yo por pura chiripa descubrí.

Soy también católico fervoroso no sólo los domingos y fiestas de guardar como muchos de mis correligionarios acostumbran para librarse de penas y dolores causados por sus mismas desidias. Yo, además soy muy amigo del arzobispo de San Salvador, del Nuncio Apostólico acreditado aquí y del cardenal de Managua. Licenciado a distancia en algo parecido a la filosofía por la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA).

Yo, humildemente, para mayor gloria de dios, digo que en mis años mozos fui vendedor de seguros de vida para asegurarme algo de la buena vida con menos penurias que vendiendo enciclopedias... y ahora soy todo un empresario total de los que en estos finales del siglo XX, somos definidos como paradigmas dignos de imitar, en esos seminarios de marketing que cuestan de us$4,567.89 para arriba, claro incluido materiales, comidas y diploma caligrafiado en pergamino egipcio. Exitoso dueño y señor de supermercados, agencias de viajes, campantes casas de juego registradas como lujosos casinos sin pautas para que putas o putos laboren como ídem, un par de modernos bancos privatizados y otras cositas como 2 yates, 3 quintas playeras en la pacífica costa de mi país(ito) y 4 cabañas rústicas pero con todas las comodidades modernas en las cordilleras cafetaleras y del Bálsamo en el occidente del país(ito).

No obstante las cualidades mencionadas sin vanidad alguna, en los últimos meses y no por gusto ni por generación espontánea, he sido muy aludido con maldad y alevosía en todos los llamados medios de comunicación social -como todos saben venales a más no poder- en los que incluyo muy enfáticamente al chambre -como de chupadero rascuache- entre funcionarios de los 3 poderes gubernamentales, dilapidando tiempo, dinero y esfuerzos útiles para engrandecer el país(ito) tan amado. ¿Pretenderán con ello, a estas alturas de mi vida, destruir mi casi culminante carrera política?

Pero aunque no quiera, debo aceptar que trunco ha quedado mi camino a la reelección como presidente de la república más chiquitina del continente americano. Pero todavía creo no es hora de resignarme a no volver a serlo de este mi terruño bisnero-mercantilista, que en lucha encarnizada, lo libré de la agresión del comunismo internacional, especialmente del soviético y cubano... pero también del comunismo, de los que aquí se alzaron en armas, que es peor. ¡Ideología de mierda por la que tanto sufrió mi pobre mamá, cuando estuvo casada con 1 de los 3 líderes comunistas de la insurrección del ’32! Pero estaba tan ciega de amor, según me contaron, que hasta iba a “comadrearse” con el mero Agustín Farabundo Martí, nomás por ser compinche de su esposo.

Por suerte el General Hernández Martínez, siendo presidente de la republiquita, a tiempo ordenó fusilar por traición a la patria a los 3 terroristas (al tal Farabundo, al esposo de mi mamá y al otro del que ni siquiera recuerdo el nombre, aunque el apellido veces sí y sin quererlo) después de un juicio sumario que la historia oficial ha considerado justo y los desarrapados de entonces y de ahora no, incluso 2 que 3 atrevidos lo consideran crimen de lesa humanidad.

Esa experiencia del ’32 lamentablemente yo no la viví, pues simple y llanamente aún no había nacido, ya que soy el producto del 2º matrimonio de mi mamá, tan santa y tan buena, que se volvió a casar por lo civil y por la iglesia, hasta 10 años después que enviudó y porque mi abuelo casi se lo ordenó.

Exactamente, mi santa madre se casó 118 meses y 23 días después de enviudar del cabecilla comunista del ‘32, eso fue el día de San Valentín de 1942. Deduzco, de lo que cuentan las crónicas y los chambres de esas épocas, que la vida con el risueño señor comunista del ‘32, debió haber sido algo jodido no sólo para mi madrecita, que dios en su gloria la tiene, sino para toda la familia. Bogar en tan agitadas aguas de tan grave conflicto social y con la asechanza política del régimen y la desconfianza social de las amistades, no debió haber sido algo fácil... por muy inocente que se fuera aunque no se pareciera... hay cosas que se te pegan y sin que te lo propongás.

En cambio, mi papá, nacido en la Hispania fecunda, a inicios del siglo XX, tuvo que emigrar por lipidias insoportables y llegó al país(ito) con una mano adelante y otra atrás. A su llegada no tardó en conseguir vivienda y trabajo en un surtido almacén de ultramarinos, propiedad de paisanos que en consideración a eso lo contrataron en calidad de dependiente, empleo en el que se desempeñó con bastante eficiencia y esmero. El sueldo era modesto y por supuesto pasaba inconforme de la situación financiera -pero no resentido y siempre alegre y trabajador- que su empleo le deparaba, no tardó y sin muchos trámites en conseguir otro más lucrativo como agente viajero de la original “Curaçao Trading Company”.

Haciendo pingües negocios para la “Curaçao” se daba a conocer en el medio y pronto le salió un chance parecido con mejor sueldo en “H. de Sola y Cía” -la empresa emblemática, aún hoy, de los negocios salvadoreños- propiedad de la 1ª familia judía en llegar a ser miembro pleno de las 14 familias de la oligarquía criolla agroexportadora-financiera-industrial.

Sin duda por su trabajo, que le consumía tiempo y esfuerzos, no se metía en babosadas de redimir a indios y ladinos chuñas y patudos, aparte que el laburo no le dejaba mucha energía como para derrocharla. Yo le heredé esa inconformidad con las estrecheces económicas personales y de la familia, pero eso es otra historia que algún día contaré.

La cosa es que mi papá, conoció a mi mamá -según él me contó, cuando yo ya tuve uso de razón- en uno de sus viajes comerciales a San Miguel de la Frontera, ciudad donde ella languidecía con su traumática viudez, lejos de los mundanales chambres capitalinos. Fue un mediodía, en el “Salón Lion d’or”; un elegantemente europeo -respetando las proporciones con respecto a las elegancias de la vieja Europa ya en decadencia- restaurante-bar-café recién fundado en abril de 1940 en una de las casas del “Portal Kury” por Don Manuel Aguilar, un separatista vasco qué a saber cómo, pero por la guerra civil española, vino a parar en calidad de obnubilado exiliado político a San Miguel.

En el europeizado y tropicalizado restaurante, mi papá almorzaba casi siempre un arroz a la valenciana -emblemático plato del “Lion d’or” y extravagante novedad en San Miguel- y pollo encebollado precedidos de una ensalada rusa.

Estando mi papá tranquilamente almorzando, de pronto mi mamá entró sudorosa y jadeante, acompañada de su padre -mi abuelo- a tomarse uno de esos deliciosos frescos de ensalada, que según la más rancia tradición fresquera nacional deben elaborarse con trocitos de piña de azucarón, mamey y marañón, lechuga colocha cortada en hilachitas; todos (piña, mamey, marañón y lechuga) bien frescos y que deben ser endulzados con jarabe de azúcar morena y no con azúcar blanca y que se ponen casi a congelar para que parezcan refrescos frapé, minutas les decimos acá, a ser servidos en copas grandes de cristal.

En tales frescos de ensalada, aquí en el país(ito), el mamey utilizado es la fruta casi redonda, de unos 15 centímetros de diámetro, de corteza marrón, correosa y delgada, que se quita con facilidad, pulpa amarilla, aromática, sabrosa y casi siempre con 2 semillas del tamaño y forma de un riñón de carnero; se trata pues del fruto del árbol americano del mismo nombre de la familia de las gutíferas, que crece hasta 15 metros de altura, con tronco recto y copa frondosa, hojas elípticas, persistentes, obtusas, lustrosas y coriáceas, flores blancas, olorosas. Pero en México se conoce como mamey otra especie arbórea que pertenece a la familia de las sapotáceas con flores color rosado y fruto ovoide que recibe el mismo nombre y puede alcanzar los 30 metros de altura y su fruto con pulpa color salmón, muy dulce se usa para elaborar exquisitos dulces y batidos con leche, jamás el fresco de ensalada.

El recurrir a tales refrescos de ensalada es una dulce, sencilla, decente y familiar tradición para calmarse el tremendo calor veraniego como el de ese día de marzo de 1941 -más caliente de lo normal, según la historia familiar- y sosegar los impulsos de la carnalidad inflamable casi flotante.

El abanico japonés -con un paisaje japonés con el japonés monte Fuji Yama al fondo, pintado a mano con acuarelas japonesas- no le bastaba a mi mamá para ahuyentar un tanto el abyecto y despiadado calor y esto que lucía un vestido con tremendo escote que dejaba casi libres las 2 generosas frutas prohibidas que turgentes emergían con fulgor a la admiración de mi papá, mientras sentada esperaba la “ensalada” frapé o sea casi minuta.

En San Miguel de la Frontera esa tarde el cielo reverberaba y el aire, de espeso, parecía un líquido caliente distorsionando la luz como en culebrillas multicolores para que un europeo común enloqueciera y muriera del susto... pero mi papá no era un europeo común... era ya un europeo sobreviviente y aclimatado a un trópico corruptivo y aquí estoy yo para hablar del carácter valiente y probo de él.

Ese primer encuentro de mi papá con mi mamá como que no pasó a más, pero algo quedó como vibrando en diapasones unívocos tocados al unísono. A resultas de tal encuentro, a finales de ese año, mi mamá se vino a vivir a San Salvador. La atracción inevitable, por unos meses, quedó como escondida en las miradas colochas que ambos se dirigieron y desde entonces no se dejaron de dirigir y en las imperceptibles elevaciones del pulso.

En tono de atender una premonición del acontecer irremediable, mi abuelo materno, un mediodía de marzo de 1941, le pidió de favor al que sería mi papá le ayudara a buscar casa en San Salvador. Alegó como pretexto que a mi hermana Blanca Nieves, su primera nieta e hija del mártir del ‘32, el espeso calor migueleño desde el año anterior le caía muy mal, tan mal que sólo con ronchas y otras alergias antiestéticas pasaba.

 

Dando un gran salto histórico en el hilo de esta recordación, si aquí en El Salvador, en enero de 1981 los comunistas con su ofensiva derrotan a nuestro ejército nacional y toman el poder, el muro no hubiese caído y la Unión Soviética no habría desaparecido y en lugar de guerra en los Balcanes tendríamos guerra en los Apalaches y en las Rocallosas. Y adiós Los Ángeles y San Francisco y Santa Bárbara y Saint Catharines y toda la corte celestial presente en sus múltiples advocaciones en gran número de ciudades y pueblos en USA y Canadá, para los “hermanos lejanos”. Y no habría remesas que poner a “trabajar” en mis 2 bancos privatizados.

Pero a tiempo fundamos, el Mayor y yo, la Alianza aunque yo era pescado -es decir era silvestre militante, no de los jerarcas en el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de los Duarte- pero me sentí completamente traicionado y decepcionado por Napoleón y su ideología comunitarista que impuso al partido, algo así como un euro-comunismo venido a menos y decantado como para Alí Baba y los 40 ladrones en que se convirtió con su cuadrilla de ministros y asesores.

Fredo, ni su colección de insulsos tecnócratas ideologizados a puros minimalistas seminarios en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresa (INCAE Business School), estuvieron y muchos menos participaron en el principio, cuando era la anarquía y el caos apoderándose del país(ito) y Fredo militaba en el Partido Acción Democrática (AD). En ese entonces, con el Mayor y otros patriotas, separamos las tinieblas y la luz. Muchos de los susodichos más conocidos llegaron tiempo después a la gran Alianza y ya sólo a estampar las cebolletas en los libros de afiliación.

¡Pero sin la guerra civil no se hubiesen dado tantos pendejos mojados! La gran mayoría puros grenchos, salidos de champeríos peor que medievales del “lejano oriente”. Al lejano oriente que me refiero es al migueleño, morazánico, unionense o de Usulután; lejano oriente que de San Salvador no dista más de 150 kilómetros. Inconmensurable distancia en la chiquitud ancestral del país(ito).

 

Pero yo de ajolotado, durante un ataque de demagogia y de cinismo, los llamé con el eufórico eufemismo de “hermanos lejanos”. No contento con esa paja me disparé pidiendo que el gobierno les hiciera un monumento nacional lo más enorme posible y en un lugar bastante transitado de la capital. En un lugar donde a huevo pasen cuando vienen o van. Exigí que se contratara al mejor escultor nacional, aunque de antemano sabía que aquí, si hay, nadie los conoce, los que se dicen apenas llegan a talladores de santos de palo, soldadores de chatarras ferrosas o hacedores de muñecos de barro o bodoques de cemento.

Pero para evitar malos entendidos respecto a que desprecio las ondas folclóricas de mi país(ito), aclaro y declaro que una de las 2 artesanías auténticas y por lo mismo reconocidas en el concierto de las naciones son las miniaturas de barro de Ilobasco y que no tienen mucho que ver con los bodoques “escultóricos” que afean muchos rumbos de la capital, como esas de la Autopista Sur.

Argumenté que ese monumento sería el reconocimiento oficial a sus aportes ¢ulturale$. Lo mínimo que podía hacer el país(ito) de la sonrisa que fuimos según el Instituto Salvadoreño de Turismo (ISTU) -ente gubernamental expreso encubridor de tristezas hace 20 años y de las incipientes guerrillas urbanas- cuando aquí se realizó el Miss Universo. Aquí mismo, en el país(ito) jamás terminado y mal comenzado. Con el certamen de exquisiteces carnales venidas de todo el mundo, el gobierno de conciliación de entonces se hizo el loco frente al surgimiento público pero comedido y todavía parco de la guerrilla urbana. Se ambicionaba divertir con el Miss Universo realizado acá, a los trabajadores para que no se alebrestaran con demandas salariales y agarraran avión con exigencias mayores. Entonces yo no tenía el pisto que tengo hoy como para sentirme amenazado por la guerrilla, pero ni modo tenía que echar el tercio. Vano esfuerzo fue el de la “Miss Universe Inc.”, con todo y exuberancias carnales de todos los colores dérmicos venidas de los 3 mundos terrenos de entonces -el desarrollado, el emergente y el subdesarrollado- como para conseguir un cambio a la ya cagada imagen del país(ito) y menos para ocultar que la guerrilla urbana había empezado. Y yo, en mi sencillez monetaria de entonces, lo dije.

Tardío me pareció el desfile, en minúsculos bikinis, de las exquisitas féminas participantes, sobre la hostilidad del escenario bayunco, remedando pirámides de un inexistente pasado maya y construido en la intemperie eterna del Gimnasio Nacional, que para la ocasión fue reparado y acondicionado con aire glacial importado. Aunque las élites burrocráticas y empresariales, que pudieron pagar la entrada al show, quedaron babeando con el bello caudal de top culos que vieron entrando y saliendo en oleadas cárnicas cero tushtes, cero celulitis y cero estrías.

De nada sirvió que las docenas de mises se fotografiaran abrazando bichos chorreados traídos del anillo de miseria urbana de la capital. En esos años quizás se explique mi repentino ataque de demagogia de ahora. Pero también porque recién en esos días de 1993, no en el ‘75 que fue el del jubileo mediático de mises internacionales aquí en la mera capital, las remesas de dólares habían aumentado considerablemente. ¡Adorables pendejos los hermanos mojados, dije para mis adentros! Y la onda del monumento la tomó en serio Fredo Cristales B. y le dio carreta al sucesor y hoy me siento responsable del esperpento ¿escultórico? más feyo del mundo. A primera vista y durante los primeros 5 minutos de estupor después de su develación, parecía una puerta hacia ninguna parte o más bien al vacío de los míticos triunfos en el norte. Pero esa impresión como de puerta virtual duró muy poco.

El diseño del esperpento escultórico, enseguida te hacía verlo en su esencia y presencia de gran meadero nacional. Esencia y presencia que el vergo de azulejos que lo adornan lo enfatiza. Y el énfasis se acentuó en cuestión de días cuando los ladrillitos de azulejos adquirieron una pátina de indiscutible meadero nacional. De Gran Meadero Universal, porque eso parece y es, sobre todo cuando la cascadita culera que baña los azulejos no tiene agua y hasta adquiere y difunde un característico acre olor pues lo bolitos de la zona han sabido sacarle algún provecho para satisfacer una necesidad apremiante.

Sin lugar a dudas, aunque sea de casualidad, representa muy bien ese rasgo de la actual salvadoreñidad que no difundimos pero que siempre se nos sale: el amor a la inmundicia. Además es un prototipo en grande, en tamaño monumental digamos, de un meadero cualquiera que fácil se encuentra en los chupaderos, sobretodo bajeros, de todito el país(ito) inmenso en su pobritud; espacios donde hoy se crea y recrea la cultural nacional y vale 1,000 veces verga lo que haga o deje de hacer el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA) y su corte de directoras neuróticamente hormonales y su séquito de bellos afeminados y su tropa de los otros no mencionados pero sobrentendidos.

Sí hay que reconocer que “El Monumento” provoca y excita la arraigada y extendida costumbre nacional de mear en la calle, sin mayores miramientos o pudores. Costumbre peneana y perenne en los meros Centros Históricos, ya no digamos en los suburbios de todas las ciudades, villas, pueblos y caseríos del país(ito) meón. ¡Qué tranquilidad con que muchos se sacan el miembro ante las miradas cómplices o envidiosas de los transeúntes (según salgan al compararse) y las miradas curiosas o atónitas de las mujeres y los homosexuales! Porque hoy sí que hay culeros rolando, sobre todo por la capital.

Yo creo que hay que reconocer que mear en la calle es ancestral y contundente costumbre guanaca que hay que exaltar y no prohibir y peor con ambiguas leyes y ordenanzas que discrecionalmente multarán con una multa de entre ₡200.00 a ₡500.00 (doscientos a quinientos colones) a quien sea sorprendido en flagrancia urinaria. Y para más chingar ese entuerto de legislación además de ambigua es sexista.

Ambigua porque no se sabe si la multa se impondrá por la cantidad de meados expelidos de una vez o por las dimensiones de la pinga del meón. Sexista porque sólo afecta, discriminativamente, al género masculino, como si las mujeres no mearan en las calles. ¡Yo he visto a varias! Un poco más escondiditas, por supuesto debido a las diferencias anatómicas y fisiológicas entre uno y otro sexo, que le agrega dificultades creadas al grato y necesario acto fisiológico de mear.

Sin duda que el peligro comunista fue mucho mayor en el ‘82, que 50 años atrás, así lo siento yo y no por ningunear al general Hernández Martínez. No tengo empacho ni despecho en decirlo. Simplemente me remito a los hechos, tanto a los que viví directamente, como a los que conocí por los sufrimientos de mi mamá. Quién dudará de la altura insuperable en las cotas de la labor del Mayor, más meritoria que la del General Hernández Martínez, por supuesto. 

Me explico: el Mayor detuvo el peligro rojo sin ser presidente de la republiquita, es decir sin tener un mando tan grande. ¡Tanto que soñó con ser presidente y por más que hizo por la patria no pudo! Por ese detallito de no conseguir lo que tanto soñó, su campaña contra la agresión comunista, es más grande. Yo agregaría que llega a híper patriótica, porque también se las vio con los grupos de fachada amparada en la onda de los derechos humanos que lo ponían en mal con algunas gentes importantes del gobierno de Washington. Hasta allí todo 10 para el Mayor.

Pero de repente le agarró como una gran chirria contra el arzobispo. Al extremo que se enllavó y ya no pensaba más que en hacer lo que hizo. ¡Y cuando supo que su hermana menor; por influencias del marido, un ex-seminarista alumno del arzobispo; andaba metida en babosadas de comunistas, fue el acabose! Su pelazón fue completa. Su gente de la Agencia Nacional de Seguridad Salvadoreña (ANSESAL) le averiguó que el “cuñadito” era militante del Frente de Acción Popular Unificada (la FAPU, como él decía) uno de los grupos de fachada de la guerrilla que más mal le caía, la Resistencia Nacional-Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (RN-FARN).

Tal fue el encachimbamiento que no tuvo sosiego, hasta que hizo lo que hizo. Allí la recontracagó. ¡Qué regada la del Mayor! Y para más joder, con todo el dolor del alma, los de la Alianza terminaremos aceptando al arzobispo rojo como mártir y santo universalmente venerado. Y no es por nada pero el Mayor, a diario se pierde en el olvido. Y si no fuera por los pomposos actos, que le hace el grupito de fundamentalistas de la Alianza, en la fecha de su natalicio, ya nadie lo recordaría. Incluso si no le da el cáncer en la lengua, se muere en el más completo olvido. ¡Yuca ese cáncer en la lengua, una gran putada lo del karma, pues con ella mató a tantos y tantos... y así de tranquilo! Desde su ANSESAL sus deseos eran ley y sus palabras, órdenes. Y los esbirros, allí, a su total y completa disposición las 24 horas del día, en automático, directos, con el tiro en recámara, siempre listos. Quien le caía mal no se salvaba ni con la ayuda o intercesión de ninguna de las purísimas.

A veces no sé si fue la vida que le provocó el cáncer o fueron los gringos o de último los mismos comunistas cuando lo hirieron en un intento de secuestro.

A los gringos ya les estorbaba su fundamentalismo anticomunista tan trasnochado. Tan mesiánico que se hizo que hasta con los cheros llegó a caer mal. Y el rollo de “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”, ha terminado en pura charanga, en pura cancioncita con play back de muchedumbre vocinglera y neo nazi.

 

Pero dejando al Mayor en paz, vuelvo a lo mío. Durante los últimos meses, el vilipendio a mi persona ha sido el desayuno que los medios me han proporcionado. En todos los noticieros, radiales y televisivos, soy el personaje de moda, el estrella en los programas de entrevistas, el vedette del espectáculo político que ni en la pudorosamente desacreditada asamblea legislativa conseguiría tanta cámara.

Los llamados “analistas”, muy entusiasmados, dan sus peregrinas versiones de los motivos que me animan en lo que creen es mi voracidad mercantilista por el poder y el dinero... como si los conocieran. A veces ni yo sé lo que anima mis pensamientos, palabras y obras. Aparte de que no hay tal voracidad mercantilista sino una auténtica vocación progresista de hacer negocios y servir al público.

Dicen que boicoteé el Pacto de San Andrés, como si todos no saben que fue un parto helado en medio de unas ruinas diz que mayas de un país(ito) que difícilmente se reconstruirá... para los pobres y los simples. Y como parto helado pasará a la historia nacional. Parto con cesárea, atendido en un quirófano insalubre de ruinas arqueológicas precolombinas y coloniales, de ruinas modernas por la “reforma agraria” incompleta y de ruinas morales post modernas.

De mi empresa de seguridad dicen ruindades como que es pura facha para cubrir la guarida de sicarios que tengo en ostensible vitrina para presionar, al menos sicológicamente, a mis amigos de la competencia y mantenerlos a nivel de “no me hagan clavo pendejos”. También aseguran que envío ilegales a los Estados. Y hay quien afirma que en mis negocios lavo dólares en cantidades que andan por los varios milloncitos semanales. Y todo eso no es nada con el chingo de otras babosadas parecidas que circulan.

Nadie habla de lo que me he vergueado trabajando y que fue la vida, la caprichosa vida, la que convirtió en mercado mi frágil corazón. Y no por eso he guardado mayores rencores, ni renegado de mi fe escatológica. Y a mi hermana, la hija del fusilado consorte de mi mamá, la quiero con todo lo que da mi alma, pues ni lo conoció, y todo el mundo sabe que nació 5 meses después del patriótico fusilamiento. ¡Qué culpa pudo tener la pobre de haber sido engendrada por padre tan revoltoso! Ya no digamos a mi sobrino, el hijo mayor de mi hermana, que lo quiero como a mi propio hijo y si algo me ha dolido es su muerte.

No obstante todo el chambrerío desatado, dudo en recurrir al derecho de respuesta para defenderme de los tan difundidos infundios. No le daré a nadie el gusto de mi disgusto. Aunque se me ha luprido el alma, jamás lo reconoceré, ni siquiera ante mi santa madrecita, que dios en su gloria la tiene.

Incluso no tengo pensado dejar la militancia activa en la Alianza, ni siquiera por un tiempito y jamás de los jamases abandonaré el credo ideológico-político que nuestro líder, el Mayor, nos inculcó a todos los que con él fundamos y constituimos la Alianza. Porque al principio el Mayor sí estaba en la onda. Eso sí renunciaré, por la gloria de mi mare como decía mi pare, discretamente y por un breve lapso, de la Comisión Ejecutiva Nacional, así no comprometo a ninguno de mis cheros que he puesto en ella y puedo seguir teniendo el control. Y es que con la muerte del Mayor casi automáticamente, yo, me convertí en el líder indiscutible y al que se opuso lo amenacé con darle el cortón. Y así, por un tiempo, mi vida transcurrió ascendiendo en la mayor tranquilidad.

Hoy debo reconocer y aceptar, aunque me duela un poco, que sólo fue durante un par de años que tuve esa tranquilidad en reposo o a mi completa disposición. ¡Qué equivocado estaba, en el conocimiento de mis correligionarios! Sin duda, a más de uno no llegué a descifrarle sus interioridades y pudieron envolver sus envidias en el anonimato y a mí me envolvieron con la dulzura de sus adulaciones. Hoy sospecho que por lo menos Mario, René y Fredo se me escaparon. Total que el primer palmado es el difícil, del segundo en adelante es puro dato, o sea simples insumos para cuestiones de estadísticas. Puros números fríos que al corazón no envuelven, dicen...].

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Luisfelipe Minhero.

Autor Independiente Salvadoreño.

Página de Autor Central: amazon.com/author/luisfelipeminhero

Blog: luisfelipeminhero.blogspot.com

Video “Libros de grandes escritores Autopublicados o con Editorial”:

www.youtube.com/watch?v=SAZ5McowGh0

 

 

 





Comentarios

Entradas populares de este blog

El juego de ella y él (micro relato de mi autoría)

Si digo que amé (poema de mi autoría)

¿Por qué la tortuga de mar es candidata a extinguirse? (Novela-collage). Confirmación lanzamiento pBook (pasta dura).