Cuestionario cursado (preguntas y respuestas) entre Roger Atwood y Luisfelipe Minhero, para un artículo sobre La Pájara Pinta.

 

Esta especie de entrevista online -que trascribo a continuación- es un ínfima parte -casi molecular diría- que Roger Atwood tuve a bien considerar para su tesis de grado Our Word is Fire: Writers and Revolution at La Pájara Pinta, El Salvador, 1966-1975 cuyo resumen es el artículo La Pájara Pinta, ícono de la radicalización intelectual en El Salvador, publicado en el periódico digital ElFaro.net el 7 de agosto de 2020 y... que bajo el título "La Pájara Pinta, ícono de la radicalización intelectual en El Salvador" fue una revista donde varios Masacuatos Propiamente Dichos, publicamos, reproduje en este “mi”blog el 31 de agosto recién pasado.

Hoy soy yo que tengo a bien darla a conocer, literal e íntegramente. 

 

Cuestionario cursado (preguntas y respuestas) entre Roger Atwood y Luisfelipe Minhero, para un artículo sobre La Pájara Pinta. 

2 de agosto de 2019.

 

 1. Roger Atwood*. ¿Cómo fue tu acercamiento a La Pájara Pinta? O sea, ¿quién te invitó a escribir para la revista y, en breves palabras, cómo fue el proceso de publicación?

Luisfelipe Minhero**. Por mediación de Roberto “Tito” Monterrosa con quien desde cipotes nos hicimos amigos, que fue fundador y principal animador del Círculo Literario Vicentino -antes que surgiera “Brigada la Masacuata”- promovió e impulso el acercamiento de los poetas jóvenes vicentinos con los ya establecidos y reconocidos, que se aglutinaban como “Los Cinco” (José Roberto Cea, Alfonso Quijada Urías, Tirso Canales, Manlio Argueta y Roberto Armijo) muy activos en actividades culturales promovidas por la Universidad de El Salvador (UES), incluida la publicación de la revista “La Pájara Pinta” que la dirigió José Roberto Cea. El acercamiento con “Los Cinco” resultó en que los bisoños y provincianos escritores vicentinos les entregábamos las obritas literarias para someterlas a la consideración de ellos, que en un gesto activo y de concreta y práctica solidaridad “intergeneracional”, seleccionaban -sin previos avisos ni condiciones- algunas para publicarse, de entre las cuales salieron las que aparecieron en “La Pájara Pinta”. Por cierto yo no me acuerdo de lo que publiqué en la mencionada revista y tampoco conservo ningún ejemplar de ella. La amistad con José Roberto Cea la mantenemos vigente hasta el día de hoy, cosa que no ocurre con Quijada Urías, Canales y Argueta.

 

2. R. A. ¿Cuál fue la fama de La Pájara Pinta en esos años entre los poetas progresistas? O sea, ¿fue visto como un espacio donde podrían publicarse poetas de vanguardia?

L. M. Esa forma de destacar la “fama” hasta considerarla como “motor” de nuestros decires y acciones prácticas es muy gringa, o por lo menos bien alejada de mi forma de pensar. En mi caso, la vinculación con “La Pájara pinta”, es una cuestión que fue surgiendo o más bien fluyendo de una forma dialéctica y natural, resultado de las coincidencias respecto a ideas literarias con los poetas que se aglutinaron como “Los Cinco” y para mí, más ávido de conocimientos que de publicar, pues fue todo un suceso tratarlos y contar con su solidaridad de oficio. Aclaro que nunca me he considerado poeta de vanguardia y también que por lo menos un poemito salió en el Diario Latino cuando era propiedad de la Familia Pinto Meardi.

 

3. R. A. Vos publicaste poemas en LPP bajo tu nombre real, Luisfelipe Minhero. ¿No implicó cierto riesgo publicar bajo el nombre real? ¿No sentiste necesidad de tomar un seudónimo para publicar? Y ¿pudiste seguir publicando poesía bajo tu nombre real después de la desaparición de LPP, en 1972?

L. M. Así fue, pero toda la obra literaria que he escrito y lo que de ella he publicado, ha sido siempre con mi nombre real Luisfelipe Minhero, en realidad un seudónimo literario aunque conformado por mis 2 nombres reales unidos y el apellido de mi madre. Yo siempre consideré, que publicar poemitos por muy revoltosos que parecieran no era un acto peligroso, porque la cultura oficial y las incompetentes e ilegítimas autoridades represivas, de entonces, nos consideraban apenas unos muchachos díscolos -hombres y mujeres jóvenes- que pronto entraríamos en la razón del sistema. De todos modos, ya a finales de 1970 había dejado de publicar -excepto panfletos políticos anónimos de propaganda revolucionaria- no por miedo a la brutal represión gubernamental, sino porque ya vivía en los rigores -cada día en aumento- de una clandestinidad -quizás un tanto sui géneris al principio- dada mi novicia práctica política revolucionaria, pues como menciona en un artículo Miguel Huezo Mixco, algunos de los poetas Masacuatos Propiamente Dichos, estábamos ocupados en la incipiente organización de una guerrilla urbana en San Salvador, que la prensa banal y venal nombró como “El Grupo” luego de la 1ª operación militar de gran envergadura, que más allá de lo previsto se hizo escandalosamente pública es decir que desde el comienzo le tocamos los huevos al tigre sin mayor recato y ante todo el mundo. Los poetas “Masacuatos” en los rigores iniciales de una guerrilla en creación, mencionados por Miguel Huezo Mixco somos Alfonso “Chiquitón” Hernández (Comandante Gonzalo), Rigoberto “Rigo” Góngora, Salvador “Chito” Silis (Comandante Santiago Ramírez), Luifelipe Minhero (Comandante Tomás Ramírez Quirós) y Eduardo Sancho (Comandante Fermán Cienfuegos), todos de la Resistencia Nacional-Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (RN-FARN), excepto Rigo. Al principio sin tener consciencia plena de la dimensión del sueño -según todos los teóricos revisionistas imposible en un país(ito) como El Salvador sin montañas y sobrepoblado por decir algo- y sin dimensionar la magnitud de los hechos genesíacos quizás sólo jugábamos a emular al comandante Ernesto “Che” Guevara en terrenos urbanos, sustituyendo -para “ocultarnos”- a las montañas por la población. De los mencionados “Masacuatos” sólo 2 sobrevivimos hasta hoy, los otros 3 murieron heroicamente en combate.

 

4. R. A. Contáme un poco tu formación, digo como poeta y como persona. ¿Cuáles fueron algunas de tus influencias y experiencias más importantes?

L. M. Formación académica literaria no tengo, a no ser mucha lectura quizás un tanto caótica, apropiada forma a mi parecer para aprender a escribir. Si tengo formación universitaria, que ni para escribir ni para guerrear me ha sido más útil que mi formación práctica en ambas lides: la literaria y la política. Por lo tanto mis influencias son muy diversas. Para la política las obras de K. Marx y V. Lenin y en general la de los llamados “clásicos del marxismo” y por supuesto Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara. Para la literatura muchas obras como El Conde de Montecristo de A. Dumas, Rayuela de J. Cortázar, Concierto barroco de A. Carpentier, Presencia de humo de R. Contreras, Ulises de J. Joyce, La tierra baldía de T. S. Eliot, El Buscón de F. Quevedo, El libro del té de O. Kakuzo, Trenes de M. A. Espino, El Cuarteto de Alejandría de L. Durrell, Ficciones de J. L. Borges, Nadja de A. Breton y un extenso etcétera.

Experiencias decisivas: mis 3 matrimonios el 1º apenas entrando a la pubertad, cofundar “Brigada la Masacuata”, participar en la fundación del original Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), pero la más dramática fue estar entre los fundadores de la RN-FARN porque habiendo sido del grupo disidente del original ERP fui condenado a muerte por la camarilla militarista que lo usurpó y sufrí 1 de los 3 atentados fallidos contra los que consideraron los dirigentes e ideólogos de la escisión orgánica que incorporaba militarmente a amplios sectores populares mediante la estrategia de la insurrección popular, cuestión nada espontánea por el contrario precisa de organización sistemática.

 

5. R. A. ¿Qué importancia tuvo el grupo Masacuata para tu formación como escritor?

L. M. Primero, aclarar que la Masacuata, oficialmente llamada Brigada la Masacuata, más que un grupo (literario) fue un movimiento político-cultural, el primero y no estoy seguro si el único, que no surgió en la capital del país(ito) sino en una de sus provincias, exactamente en la ciudad de San Vicente y que se extendió por Usulután, Cabañas, Cuscatlán, La Paz y San Salvador. Participar en la fundación y en su desarrollo de la “Brigada la Masacuata” me permitió vincularme y convivir directamente con los sectores populares principalmente con los obreros urbanos, vivencia que fue definitoria y decisiva para mí formación como hombre, revolucionario y escritor, por lo que me siento y consiento muy agradecido con la Vida. Sólo así se explica que unos “4 gatos” díscolos muchachos -hombres y mujeres- pudimos llegar a constituir una de las 2 estructuras orgánicas iniciales, compartimentadas e independientes que condujeron -no sin varias divergencias, disidencias y por mucho tiempo incomunicadas- por más de 20 años un proceso revolucionario, que ha sido un hito en la historia universal y aunque no culminó en sus objetivos planteados al inicio, ha dejado experiencias imborrables, pendientes de continuar y... a mi parecer en cualquier lugar del tercer mundo. La amplitud geográfica de la “Brigada la Masacuata” se completaba con la amplitud orgánica, interna donde se incluían -además de escritores- actores, pintores, fotógrafos, músicos, activistas culturales, etc.  

*Investigador Académico. Georgetown University.

**Escritor salvadoreño.


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Comentarios

  1. Y este cuestionario me da una referencia histórica, que como Usted siempre dice, tenemos que conocer. Gracias por publicarlo.

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    1. En primer término, gracias por el comentario... y si no te dolió, puede ser el inició de una tradición que fortalezca el debate.

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